Mujeres unidas... a veces
Cuando no se trata de amigas, nos cuesta trabajo desarrollar solidaridad entre nosotras.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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¿Las mujeres entre sí somos, o no somos solidarias?
Esa fue la interrogante que le hicimos a una muestra de féminas al azar y la mayoría respondió que, a excepción de amigas y familia, pocas veces solemos ser empáticas con otra mujer.
Nos cuesta trabajo halagar a otra fémina ya sea por su ejecutoria laboral, por ser emprendedora o hasta por lo más trivial, lucir un vestido lindo.
Somos las primeras en criticarnos, coinciden muchas de las mujeres entrevistadas por Miércoles de Mujer. Eso sí, todas hicieron hincapié en que si se trata de amigas, compañeras de trabajo y parientes con las que se ha establecido un vínculo afectivo, “somos las más solidarias y desprendidas”.
Algunas fueron más severas al revelar “nosotras las mujeres somos las primeras en meterle la pierna a la otra para que se caiga cuando echan para adelante y somos las primeras en juzgarnos”, revela Tere Pérez.
“Nos cantamos que somos las más solidarias con amigas y a la hora de la verdad nos acribillamos. Nos falta mucho por cambiar”, indica Shari Rodríguez.
“No podemos ver a otra mujer más linda cuando ya pasamos juicio sobre el porqué es así. Que si se operó... que si es que se come el gimnasio y no hace más nada. Pero si se trata de una amiga la cosa cambia, para las amigas siempre estamos”, menciona Didi Colón.
Para la actriz y coach ejecutiva Sara Pastor estas respuestas no sorprenden ya que recogen el sentir de lo que experimentan muchas mujeres. No obstante, la generalización no es permitida, ya que aclara que son muchas las féminas que procuraran ayudar de manera desprendida.
“Hay muchas que se ponen los zapatos de otras y eso es bueno”, aclara la artista que lleva desde el 2008 impartiendo coaching a empresas y clientes individuales, en su mayoría mujeres. Pastor establece varias teorías del por qué las féminas solemos ser tan severas ente nosotras.
“Todavía estamos caminando a caballo en el sentido de nuestras creencias, que vienen de nuestros padres, abuelas que eran esa ama de casa que se dedicaba únicamente a la familia. Entonces las que ya no seguimos ese estilo, muchas veces nos ponemos piedritas en el camino. Es decir nos fustigamos las unas a las otras. Medimos el éxito copiando al hombre o poniéndolo al primero. No deber ser así. Cuando tenemos una mujer exitosa rápido corremos y la etiquetamos. Está ahí porque no tiene hijos y no atiende la familia. Los modelos de éxito que nos fijamos son hombres. Y es ahí cuando nos criticamos. Debemos identificar modelos de éxitos femeninos que no necesariamente tenemos que tener el mismo rol , camino o ejecutoria que un hombre”, señala la actriz, que enfatiza que toda mujer debe definir que es el éxito sin compararse con nadie.
Precisamente, es en esas comparaciones que las mujeres pecan con la autocrítica o criticar a otra, detalla la actriz, que a través de su experiencia de coach ha conocido decenas de mujeres emprendedoras desde diferentes roles en la sociedad que para progresar han celebrado el éxito de otras.
“Cuando insisto en que nos falta mucho camino por recorrer, es que basta con fijarnos en que la renumeración económica en muchos países es inferior a si eres mujer versus un hombre. Todavía tenemos que demostrar diez veces más para que nos tomen en consideración. Todavía existe esa creencia de que una mujer en un puesto laboral es un peligro porque tiene que atender los hijos. Ni que ella fuera la única responsable de criar y estas creencias no solo están el colectivo masculino, hay mujeres que piensan así”, precisa la actriz.
Pastor añade que pasa lo mismo con la mujer que decide poner una pausa a su faceta laboral para dedicarse a su familia, se señala como que no pudo con la carga y se le juzga.
En cuanto a las relaciones afectivas entre mujeres que son amigas, todas las entrevistadas, y la actriz, coincidieron en que se ayudan y comparten las mismas emociones a la hora de enfrentar situaciones juntas. La solidaridad es parte de esa amistad.
“Creo que la solidaridad que tengamos entre nosotras depende de la relación que tengamos unas con otras o por experiencias previas con esa mujer. Más sin embargo, si necesitamos ser solidarias con alguna mujer que no conozcamos, sí solemos ser solidarias creo que por naturaleza humana”, indica Maribel López.
Competencia instintiva
La profesional del arte escénico añade que en cuestiones de estética y establecer relaciones sentimentales hay una cierta competencia instintiva entre las mujeres a diferencia de los hombres.
“Nosotras tenemos algo que es instintivo y es esa competencia de las féminas por el varón. Automáticamente, nos medimos entre nosotras. Eso los hombres no lo tienen. Ellos no tienen esa sensación de medirnos constantemente y competir. Y culturalmente tampoco hemos desarrollado eso de halagar a otra mujer porque se ve bien y no necesariamente implicar nada. Si te queda bien algo qué mejor que decirlo de la manera correcta sin ninguna implicación”, sostiene la actriz que reconoce que en ese aprendizaje nos falta camino por recorrer, pero “hemos ganado mucho terreno”.
Así que ponte en los zapatos de otra mujer y sé solidaria.