La  proliferación del uso  de la aplicación  WhatsApp  entre  los padres  de una  misma escuela  o entre  los  equipos  de  deportes  parece  ser  un requisito  para la  comunicación. La mayoría  lo  utiliza para  ahorrar tiempo y  mantenerse conectados.  Pero, ¿qué  pasa  cuando  esa  herramienta  se  convierte  en un arma  mortal  para ti  y  tu  familia?.  

Le sucedió a Karla (nombre ficticio para  proteger su identidad), una  joven  madre  que  mantenía  comunicación  con los  padres  del equipo  de voleibol de su hija  para  conocer  los itinerarios  de  los juegos, puntuaciones, canchas a visitar  y cualquier  otra requisito.  Como   de  costumbre,  al finalizar  uno  de  los juegos,   los padres compartieron  fotos  de los niñas en uno de los torneos. 

Karla envió  por error  su  foto  desnuda   al chat   de padres  del equipo de  voleibol. Según ella, la  foto  iba  dirigida a su  esposo que  se  encontraba  en México. Ese día, según precisa, su mundo se derrumbó ante semejante bochorno público. 

Trató de remediar la situación a través de   una disculpa y dio  su  versión  de los hechos. Algunos padres  la  disculparon, otros no  dijeron nada.  No  obstante,  la vergüenza la atormentaba todos los  días. Decidió no volver a las juegos de voleibol y  enviaba  a su  niña  con  una  amiga.  Hasta que   un  día  terminó sacando a la niña del equipo. 

Algo  similar  le  sucedió a Lilliam  (nombre ficticio)    que  envió  una   foto  de ella en ropa interior al chat del equipo  de padres  de  la  escuela  de su hijo  de segundo  grado. En el caso  de Lilliam, la  imagen no era tan explícita como la de Karla. La foto era   para  su  pareja, porque  ella  suele  practicar   el sexting.  Ambas  mujeres  se   disculparon, pero el  sentimiento  de culpabilidad,  sumado al  deseo de no volver a  compartir  con los  padres,    es lo que  experimentan  quienes  viven  semejante  equivocación.

Para  algunas  de  las  que  meten la pata  por  WhatsApp,  una  disculpa  es suficiente para   pasar   la  página. No obstante,  hay  otras personas  que  la humillación pública por  la modalidad de  sexting  es  tan grande que  esto  le ocasiona ansiedad, pérdida de  autoestima, trauma,  aislamiento  social y  depresión, entre  otras  cosas, según detalla el  psicólogo  Jesús   Berríos Ortiz.

Esto  provoca, a su  vez,  que  los    padres  tomen,  incluso,  acciones radicales para    no  tener   que volver a   ver las  partes involucradas. Simplemente no  pueden con la humillación  pública. 

“El  sexting   es  una  modalidad   mundial. Prácticamente     hay  millones  de  mensajes  diarios   de índole sexual   que las  personas  envían a través  de  sus  celulares.  Esto  se  complica cuando  ese  mensaje llega   equivocadamente a   otro  destinatario donde   la persona  no  puede  tener    un control  ni el   dominio  de  esa  imagen o del mensaje. Para  la  persona  involucrada, dependiendo de  sus  valores  y  sentimientos  de  culpa, será  la  acción  que    tome.   Si se trata  de una  mamá ejemplar. Y esto se agrava   más  aún  cuando  en el 2016  en Puerto Rico el  sexo  sigue  siendo un tabú y  hasta  lo demonizamos. Le ponemos  un sello  a  esa persona  que  se equivocó”, explica  Berríos  Ortíz   quien, de paso,  reconoce que el  sexting  no  es   una  modalidad  solo entre  los  jóvenes  y   que  presenta algunos  peligros   “hasta  convertirse  en un problema global”.    

 “Todos, de alguna  manera,   hemos  visto alguna   imagen  o  contenido  de   índole sexual en el  celular, y  esto es  un muy  difícil de  detener, porque  el alcance  de  un mensaje  o  de   una  foto  de contenido  sexual es  incalculable. Lo  mismo pides  que borren la  foto  y  no  pasa  nada   o  esa  imagen entra  a las  diferentes páginas de  pornografía  que  existen ”,  añade el  psicólogo.

Ahora  bien,  si  has  experimentado alguna  situación  similar,    el profesional  de la  salud  sugiere que  enfrentes  el  hecho  de  una manera sosegada y con la  verdad.

Lo  primero que  el  psicólogo recomienda es  que  se  explique  el error  a  los  involucrados. La  persona  afectada lo  puede  hacer de manera individual  o  colectivamente, expresando  a   su  vez  que  la  imagen  o  el contenido de  índole  sexual  era  para  otro  persona. Que se trata de  algo  íntimo y  entre  parejas. Hay que tomar   en  consideración  que  la  explicación que  da la  persona  va  a depender, además,   del  contexto  de  la   misma   foto  y  de los  valores. 

“En estas  situaciones  lo mejor  es   dar cara. Aceptar  la  culpa  y  trabajar  con el  bochorno  y los  sentimientos. Disculparse   y  explicar lo  sucedido  ayuda  a  la persona a  aminorar  la  carga  emocional. Igual ayuda  a que   las  personas que están  en el  grupo  y que  de alguna  manera  se  ofendieron se sienta  cómodas. Igual  puedes  pedir  que  se  borre  la foto,  pero no  puedes  tener la certeza  de que  eso  va a ocurrir   y  máximo  cuando la  distribución  en  las  redes sociales es  ilimitado. Foto que entra a  Internet  es  de dominio público y  eso  las personas  lo  deben  entender”,  sostiene  Berríos  Ortíz,  que siempre recomienda   que  si  la  persona  involucrada no  puede  enfrentar  las  emociones y  esto    limita  sus  funciones  diarias, recurra a consejería psicológica.

“La  vida  sigue y  tampoco  es  quedarnos   detenidos  en ese suceso. Tenemos  que  aceptarnos   y continuar”, aclara.  

Cuando  perjudica a los  menores  

El  psicólogo advierte  que  cuando la  accesibildad  de   esa imagen de índole  sexual   llega  a un menor,  hay que  tomar  otras  acciones, para  evitar  consecuencias mayores.

 Como   ejemplo  detalla si  el menor que  es  hijo  de  la  persona  involucrada  comienza   hacer  víctima  de  bullying de parte  de  sus amigos que vieron la foto. 

“Si  habían menores  en WhatsApp  el hecho  es  más  vergonzoso. El   niño  no  va a  tener  ningún tipo  de  pudor  de  decirle  al  hijo o  hija  de  la  persona  afectada  sobre  la imagen.  Entonces  lo recomendable  es sacar  al niño  de  ese  entorno en la medida que  se  pueda  para  evitar un posible  bullying. Nosotros los adultos podemos lidiar, pero el niño no. Hay que  ser  cauteloso y  evitarlo.  Si  eso  sucede  tenemos que  trabajar  con  ese bullying   y  sus  consecuencias  en el  menor. Igual hay que  evaluar qué  otros miembros de  la  familia se han afectado”. concluye.

Si te pasa...

El psicólogo Jesús Berríos  Ortíz  da  algunas  recomendaciones  para  enfrentar la  situación.

Reconoce  de  inmediato  el error  y  pide   disculpas por  haber  enviado   el  contenido  sexual al  chat  equivocado. Hacerlo  te ayuda a   minorar  la carga emocional.

Puedes enviar   un  mensaje colectivo   o    de manera  individual a  cada  persona  del grupo.

Conoce   las  repercusiones del error.

Ten presente  que  fotos  que  envíes a través  de las  redes sociales se  convierten  en  dominio  público en Internet.

Acepta  que  no puedes  controlar las leyes  de  confidencialidad de  Internet, por lo  que no  puedes saber a  dónde llega  esa imagen. No  te  atormentes  pensando  en  el futuro.

Si  el sentimiento  de  culpa  no  te  deja en paz, visita a    un  profesional  de la salud  para  que  te  ayude  a  manejarlo.

Si hay  menores  en el chat  debes  tomar  acción  y  explicarles  de acuerdo a  la   edad de  éstos.

Recuerda  que  todos   cometemos  errores  y  la  vida sigue.  Un error  no  determina   quién eres  como  persona.