Los retos de guiar a los hijos en las clases virtuales desde casa
Lograr que el estudiante se mantenga atento, así como los desafíos de la tecnología, son algunas de las frustraciones expresadas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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“El mayor reto como mamá en esta nueva modalidad de las clases virtuales ha sido que mi hijo se mantenga atento, y no se deje distraer por cualquier cosa”.
La experiencia le ha enseñado a Ester que guiar a los hijos en la educación bajo circunstancias normales es una de las tareas de mayor compromiso y dedicación. Ahora con los ajustes de educar desde casa como consecuencia de la pandemia por el COVID-19, la madre de dos varones de 11 y 13 años siente que ese deber se ha tornado mucho más demandante y agotador, en especial cuando se añade la realidad de trabajar remoto en su labor como publicista mientras separa momentos para supervisar la enseñanza.
El desafío mayor lo ha experimentado con el menor. “Su habitación, que es donde tiene el espacio para esto, no era su ambiente natural para estudio, y además de tener que modificar todo y crear un área de estudio apropiada, ha sido un logro que entienda que su habitación ahora es su espacio escolar”, dijo. “Además, técnicamente hablando, él no es el más diestro y mamá tiene que estar revisando la conexión de la clase, enviando asignaciones porque hay que hacer la tarea en la libreta o el libro, retratarla y enviarla al maestro, cosa que es trabajo de los padres”, expresó con cierta frustración sobre el rol de la tecnología en este proceso. “En fin, es bien difícil que los niños aprendan y se eduquen con este método porque ellos a veces no están escuchando cuando la maestra habla, y si se perdió algo en su explicación, no hay vuelta atrás. Creo que este método es para niños más grandes, pero en escuela elemental es bien difícil lograr el aprovechamiento correcto”.
Frustración e incertidumbre
La sicóloga licenciada Noemí Bernier Domínguez establece que son varias la emociones que asoman para las madres que atraviesan por esta realidad.
“Es un proceso que puede llegar a ser fuerte emocionalmente y llegar a niveles de frustración”, manifestó. “La pandemia ha obligado a padres e hijos a coincidir en un mismo lugar para trabajar y estudiar al mismo tiempo. El estudio virtual era algo que quizás no muchos consideraban como alternativa para sus hijos. Han pasado más de cinco meses de no poder relacionarse tanto en el ambiente laboral como en el sistema educativo, limitando volver a la vida normal”, recordó. “Esta situación ha generado muchas emociones que resaltan un ambiente de incertidumbre, inseguridad, miedos e inestabilidad”.
La doctora observa otras reacciones para quienes atraviesan esta dinámica. “Lograr mantener un nivel de motivación alto en estas circunstancias, puede llegar a cansar y caer en desgano”, afirmó, y apuntó a que “si el factor económico se interpone en el poder tener las clases online, crea un camino más complicado de aprendizaje”.
Dentro de la decepción, la doctora invita a centrarse en las oportunidades que surgen de esta adaptación.
“Es importante no perder la esperanza ya que pasará, y lograremos superar con resiliencia, mayor madurez y mejor visión de las oportunidades de crecimiento que el reto nos trajo. Esto va a permitir un mejor dominio de las frustraciones”.
“Nos sentimos a menudo abrumados”
Para Gloribell, desde que comenzaron las recomendaciones de aislamiento social por la pandemia, ha sido retante dividir su tiempo entre su trabajo a tiempo completo como diseñadora de interiores, y mantenerse atenta al aprovechamiento académico de sus hijas de 15, 9 y 7 años, quienes en la actualidad cursan grado 11, cuarto y segundo grado, respectivamente.
“A pesar de que vemos el esfuerzo de todas las partes, maestros, estudiantes y grupos de padres en WhatsApp, nos sentimos a menudo abrumados por varias razones”, confesó la profesional, quien cuenta con el apoyo de su esposo como parte de la responsabilidad. “La sobrecarga de la plataforma hacía imposible que los estudiantes se conectaran a tiempo y hasta perdían ciertas clases. No teníamos claro los itinerarios de algunas clases, por lo cual dependíamos de otros padres para que nos redirigieran, y a veces ni ellos sabían”, manifestó.
“A pesar de todo esto, ya comenzó a correr mejor el ritmo, pero el hecho de que las niñas están en la casa les da una falsa libertad de que pueden pararse o hacer lo que quieran. Para padres que trabajamos desde el hogar, esto representa una constante interrupción para que vuelvan a sentarse y retomen la línea de la clase”, lamentó. “Otra gran dificultad ha sido el internet en el hogar. Somos cinco, y esto hace que el internet a veces se sobrecargue y deje de funcionar, por lo que nuevamente nos atrasa a todos, a los niños que están tratando de prestar atención a la maestra, y a nosotros los padres que tenemos que dejar lo que estamos haciendo por ‘veinteava’ vez para ver cómo podemos resolver”.
Difícil, pero trae su aprendizaje
Precisamente, el manejo del tiempo entre las responsabilidades laborales, el hogar y apoyo educativo son varios de los aspectos de dificultad que la sicóloga señala dentro del manejo de la educación desde casa. Sin embargo, dentro del agobio, invita a analizar lo positivo que podemos derivar de la experiencia.
“El tener que estar en distanciamiento, estudiando y trabajando desde el hogar nos lleva a reflexionar en lo importante en la vida y que debemos aprender a esperar y realizar solo aquellas actividades fuera que sean de extrema urgencia”, expuso.
Además, resaltó que esta dinámica académica permite a los padres una mejor supervisión identificando las áreas de destrezas académicas en las que sus hijos necesitan refuerzo o seguimiento. También, un aumento en la disciplina y competitividad personal para desempeñar con un mejor enfoque.
“Por último, unas de las destrezas que mejor se pueden desarrollar son la paciencia y tolerancia”, afirmó. “Seamos pacientes y enfoquemos nuestros esfuerzos en motivarnos en seguir adelante con perseverancia, sobrepasando los obstáculos día a día, y aprovechamos para cambiar aquello que me limita a ser diferente”.
Retos más comunes
La sicóloga Noemí Bernier Domínguez enumera algunos de los retos más comunes:
- Falta de recursos económicos para obtener los materiales y equipos tecnológicos necesarios.
- Ruptura abrupta de la rutina, tecnología que quizás no estaban tan familiarizados con ellas y han tenido que aprender con extrema rapidez.
- Barreras de idioma y dominio de materiales académicos.
- Si los espacios de la casa son limitados, ahora son compartidos.
- Diferencia en el proceso de disciplina entre el hogar y el salón de clase.
- Supervisión limitada o no tener con quien dejarlos si deben regresar al lugar de trabajo y los menores quedarse estudiando en el hogar.
- Poco o ningún conocimiento del uso de equipos electrónicos.
- Uno de los mayores retos es desarrollar destrezas emocionales, tales como la paciencia para poder manejar todo a la vez, más el proceso de adaptación y enseñanza con los hijos.
Para sobrevivir en el intento
La sicóloga mencionr varias sugerencias para ayudar a sobrellevar la educación virtual en casa:
- Busca fomentar un ambiente agradable en el hogar, e implementa normas de convivencia.
- Establece una rutina, flexible pero consistente. “Esto brinda seguridad y estabilidad a todos”, dijo.
- Bríndales asistencia en las tareas académicas, pero a la misma vez motívalos a trabajar de forma independiente.
- Fomenta el diálogo para que puedan expresar sus sentimientos. Buscar resolver los conflictos mediante la comunicación, y de manera armoniosa.
- Dividirse las tareas en el hogar. Son un equipo y si todos colaboran, saldrán adelante.
- Realizar actividades físicas juntos para distraerse y mantener la mente activa. Buscar oportunidades de fomentar las actividades innovadoras para compartir y divertirse en familia.
- Alimentarse saludablemente.