Lo que debes saber para no ser la madrastra malvada
Uno de los mayores retos para una madrastra o un padrastro –y para los propios padres biológicos de los menores-, es ganar la aceptación del menor.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Rehacer la vida de pareja luego de una separación, no es asunto sencillo. Y si a esto añadimos la dinámica de que los hijos se acostumbren a la nueva pareja de papá -o mamá-, menos.
Uno de los mayores retos para una madrastra o un padrastro –y para los propios padres biológicos de los menores-, es ganar la aceptación del menor. En el proceso, por más cordialidad que se pretenda, y por más ideales que sean los niños, tarde o temprano surgirán situaciones que demanden actos disciplinarios. Ante esta dinámica, es común la interrogante de si esa nueva pareja en la vida de los padres, puede regañar al menor.
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¿La respuesta? “Sí”, responde el doctor Enrique Gelpí Merheb, psicólogo clínico especializado en niños y adolescentes. Pero claro, siempre dentro de los parámetros del respeto y del rechazo al maltrato.
A continuación, el doctor menciona varios consejos para manejar esta nueva etapa:
Hay que hablarlo primero, antes de que se conozcan. El padre o la madre debe dialogar con la nueva pareja “antes de ese primer encuentro con los niños”, enfatiza el doctor, quien también ofrece talleres sobre manejo de disciplina en menores. Esa persona debe saber datos relevantes como las circunstancias de la separación, si existe alguna animosidad con la antigua pareja, el temperamento de los menores, etc. Es importante adelantarse a los posibles conflictos que puedan surgir. Tener una idea realista de lo que pueda suceder, y cómo manejarlo.
Ganar confianza. Lo ideal es que todos se lleven bien, pero no fuerces la dinámica de la relación. Hay respetar un proceso de adaptación, tanto para los adultos involucrados como para los menores.
Al principio, la interacción con la futura madrastra o el futuro padrastro se debe dar fuera de la casa del papá o la mamá del menor, (un parque, un cine, etc.). “No debes ir a buscar a tus hijos con tu nueva pareja”, especifica Gelpí Merheb.
Jamás se debe tolerar una falta de respeto. Si la nueva pareja se encuentra ante una situación de este tipo, el adulto puede decirle al menor, por ejemplo, ‘me siento mal por lo que me dijiste’, o ‘me faltaste al respeto, pero eso lo hablaré con tu papá’. A su vez, debe comunicar la situación a su pareja (papá o mamá del menor). “Será con el tiempo que entrarás en una iniciativa de disciplina”, aclara el psicólogo.
No “comprar” el amor o el cariño del menor, ni a través de regalos materiales, ni buscando ser el mejor amigo. Esto complicará la dinámica de disciplinar más adelante, y ser visto con autoridad.
Tener paciencia. El proceso se tiene que dar gradual, y comprender la velocidad de adaptación de los menores.
No tomar nada personal. Muchas veces la actitud de los menores no tiene que ver directamente con esa nueva pareja, sino con su proceso de aceptar. “Pueden sentir ira y frustración, y eso lo puede descargar en la persona nueva”, dice el psicólogo.
La nueva pareja debe tener claro que los hijos de esa otra persona, son su prioridad. Jamás debe pretender que el padre o la madre ignore sus deberes de crianza y de relacionarse con los menores.
Lo ideal es que haya buena comunicación entre todos. Un aspecto a conversar son las reglas de disciplina. Por ejemplo, quizás el padre biológico tolera que su hijo vea la televisión hasta la medianoche, mientras la madrastra le exige que vaya a dormir a las 8:00 de la noche. Es importante discutir estos acuerdos con anticipación.
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