La fibromialgia la ayudó a revitalizar el amor propio
La motivadora Moraima Oyola tuvo que aplicar lo que constantemente promueve en sus conferencias para estabilizar su salud física y emocional.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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No es lo mismo hablar desde el conocimiento que se adquiere de los libros, que hablar desde una vivencia propia. Le pasó a la motivadora a nivel empresarial Moraima Oyola, quien por 15 años ayuda a las personas a enfrentar los distintos desafíos que plantea la vida, en lo personal y profesional.
Fue así hasta hace siete años, cuando unos dolores “extraños” comenzaron a atacar sus coyunturas, desde los hombros hasta las rodillas, y observó cómo perdía el cabello sin explicación. No tuvo un diagnóstico definido de forma inmediata, lo que entonces provocó que una inestabilidad emocionalmente.
“Llegué a un nivel donde mis hijos no me podían abrazar; una situación donde mi familia se tuvo que reunir, porque comencé en una tristeza tan grande, que pensé que era una situación emocional, y si no tienes el apoyo de la gente que te rodea, lo van a ver como emocional porque el diagnóstico no aparece”, recordó.
Una reumatóloga le puso nombre a los dolores que le habían cambiado la vida: fibromialgia o afección crónica que causa dolor en todo el cuerpo, fatiga y otros síntomas, según descrita en el portal Medline Plus.
El ejercicio ha sido determinante tanto para la parte física como para la emocional porque la fibromialgia ataca mucho las emociones; lloras por todo y lloras por nada, no sabes por qué estás llorando”
-Moraima Oyola, motivadora
“Si no te rodeas de gente empática, de gente que se oriente de la condición, pasas como una persona que tiene problemas emocionales, que te estás inventando ese dolor, y no es así, y poco a poco, los brazos se me fueron paralizando, casi no podía caminar, caí en una cama; la espalda no la soportaba y me pasaba acostada, y eso provocó mucho llanto, la incertidumbre de qué pueda tener, hasta que finalmente un día la motivadora comenzó a aplicarse lo que ella le habla a las empresas, lo que ella le habla a la gente”, compartió del momento en que, además del tratamiento médico, decidió dar un paso por su sanación personal.
En la condición en que se encontraba, el ejercicio estaba contraindicado, sin embargo, ella optó por comenzar a mover su cuerpo. “Hice todo lo contrario”, dijo. “Dije, en lugar de quedarte llorando, -y llorar no es malo, malo es quedarte llorando toda la vida-, voy buscar una alternativa, y comencé a caminar poco a poco. Hoy día levanto pesas, corro y la fibromialgia salió de mi cuerpo. Claro, hay días en que el dolor toca mi puerta”, relató la colaboradora del programa “Viva la tarde”, de Wapa, y de la emisora cristiana Nueva Vida.
La mayor lección de este proceso, reconoció, fue reafirmar el amor propio. “En tantas conversaciones o charlas empáticas uno le dice a la gente sobre el amor al prójimo, el amor a tus compañeros de trabajo, pero muchos veces dedicamos tanto tiempo a los demás, que no tenemos tiempo para nosotros, y es ahí donde me topo con una realidad, y comencé a decir, Ámate, valórate, respétate, porque contigo vas a vivir toda la vida”.
La también gestora de la Fundación Forjando Un Nuevo Comienzo, igualmente, abrazó el ejercicio como parte de su estilo de vida, pues la condición, además del dolor físico afecta las emociones, provocando llantos, a veces, inexplicables. De esa manera, ha logrado un balance.
“Hay momentos de ser ovejas, pero hay momentos de ser leones. Yo necesitaba sacar la leona que hay dentro de mí, por mí, por los que me rodean, por Puerto Rico, porque lo que hago cada dia, lo hago por contribuir a que el País se levante”, puntualizó.