La chica que cambia el Mundo
A los 16 años, Greta Thunberg confronta a los líderes políticos por su inacción ante el cambio climático
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
PUBLICIDAD
Con solo 16 años, Greta Thunberg es referente mundial de la lucha contra el cambio climático. Ha creado el movimiento activista “Fridays for Future” para motivar a los jóvenes a generar acción frente a la crisis medioambiental. Como si fuera poco está nominada al Nobel de la Paz.
La adolescente sueca ha irrumpido en la escena internacional para avergonzar a una élite política mundial que no actúa contra el cambio climático.
“Ustedes les están robando el futuro a sus hijos”, les dijo a los líderes de 200 países en la cumbre del clima de Naciones Unidas, celebrada en diciembre en Polonia, reseñó un perfil de ella publicado en el diario colombiano El Tiempo. Luego, con la serenidad que la caracteriza, los llamó “inmaduros”.
Fue la consolidación de una nueva estrella del activismo ecologista mundial que se ha convertido en un símbolo del poder que descansa en las nuevas generaciones para cambiar las reglas del juego en un sistema de vida que está matando el planeta.
“La figura de Greta es lo más importante que le ha pasado a la causa ambiental en los últimos años, puede ser la persona que dé línea al movimiento contra el cambio climático en los próximos años”, dijo a El Tiempo, César Rodríguez, abogado experto en medioambiente, para quien el éxito de la niña descansa en la honestidad de su mensaje. “Pone sobre la mesa de forma elocuente, honesta y directa la gravedad de la situación”. Y también, agrega, hay “un asunto de legitimidad”, pues a “los jóvenes que representa son a quienes tocará lidiar con lo peor del cambio climático”.
A principios de este año fue invitada al Foro de Davos, en Suiza, la gran cita mundial donde los poderes políticos y económicos abordan temas claves de la agenda internacional. “Los adultos dicen que hay que dar esperanza a los jóvenes. No quiero su esperanza, quiero que entren en pánico”, advirtió allí en un discurso repleto de reproches ante la falta de acciones concretas para proteger el planeta.
Greta Thunberg fue diagnosticada con síndrome de Asperger hace cuatro años. Hace un par de semanas, detalla una nota de El Comercio de Perú, lo reveló en sus redes sociales. En su mensaje, hizo hincapié en que algunas personas aún ven el síndrome (del espectro autista) como algo “malo y negativo”, en referencia a unas declaraciones del columnista australiano Andrew Bolt, que calificó su labor como “profundamente pertubadora y trastornada”.
Thunberg expresó que en lo personal, el Asperger se ha convertido en un don para su lucha y le ha permitido hacer viral el hashtag #aspiepower, invitando a más personas con Asperger en el mundo a descubrir su talento y perseguir sus convicciones, indicando que ser “diferentes” por su condición los hace más especiales.
La historia pública de Greta Thunberg empezó el 20 de agosto de 2018, en la plaza Mynttoget, en el centro de Estocolmo, capital de Suecia, donde se levanta el imponente Parlamento. Allí acudió con una pancarta que decía en sueco: “Huelga escolar por el clima”. Era su forma de exigir al Gobierno que cumpliera con lo pactado en el Acuerdo de París, documento clave para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global. Ese día faltó a sus clases, un compromiso que ha mantenido desde entonces: primero cada día durante tres semanas consecutivas y, luego, los viernes.
Su padre ha contado a varios medios que la preocupación de su hija a este respecto comenzó a los ocho años, después de ver en la escuela unos vídeos sobre el asunto. Fue un auténtico golpe para la niña, que en los meses consecutivos desarrolló una fuerte depresión que la llevó a perder 20 libras.
La noticia de su pequeño acto de desobediencia civil frente al Parlamento sueco se regó como pólvora y ya no acude ni un solo viernes sola a la plaza Mynttoget. Los “Viernes por el futuro”, movilizan cada semana a escolares de más de 270 ciudades del mundo que por un día se ausentan de clases por un bien superior.
Los han llamado holgazanes, perezosos, vagos… La ex primera ministra británica, Theresa May, calificó las protestas en Reino Unido de “desperdicio de tiempo que podría ser destinado al estudio”. Greta, siempre contestataria, no tardó en responderle: “Puede que sea cierto. Pero, de nuevo: los líderes políticos han desperdiciado 30 años con su inacción. Y eso es mucho peor”.
Este verano, Greta se lanzó en una travesía que la llevó a cruzar el océano Atlántico en un viaje de dos semanas abordo de un velero ecológico carente de toda comodicad. Su intención era seguir llamado la atención al asunto del clima y encabezar una marcha de protesta frente a las Naciones Unidas a su llegada a Nueva York el 30 de agosto. Cientos de activistas, muchos adolescentes, se reunieron ese día alrededor de ella coreando lemas como: “¡Los mares están creciendo, también nosotros!”. Una acción que no se detendrá hasta la semana que viene, cuando líderes mundiales se reúnan en la cumbre climática de las Naciones Unidas en Nueva York, lo que promete manifestaciones allí y alrededor del mundo.
Greta fue ayer al Congreso junto a un grupo líderes indígenas para exigir acciones concretas para frenar el cambio climático en todo el mundo. “EE.UU. es la nación más rica del planeta. También es el mayor emisor de gases que alimentan el cambio climático y ha amasado una fortuna como ninguno otro”, afirmaron en la carta que entregaron a los congresistas. “Como consecuencia, tiene el poder de guiar al mundo lejos de una senda que promete la destrucción de nuestro hogar común”.
Sí, el planeta necesita ahora más que nunca a millones de Gretas.