Si algo distingue a Joyce Giraud desde que despuntó en las pasarelas locales, y más adelante en los certámenes de belleza, es su larga melena negra, que ella bien sabe llevar lacia como ondulada.

Además de la personalidad coqueta, el pelo es parte de su identidad, y el tratamiento que usa para mantenerlo fue, hasta hace poco, uno de sus secretos de belleza. Ella les llama mejunjes a las mezclas que le hacía una de sus abuelas para que las untara en el cabello mientras crecía entre el verdor montañoso de Aguas Buenas.

“Cuando estaba soltera, mis amigas venían a mi apartamento a hacer mis mejunjes, mis pociones, como yo digo, y los poníamos en el pilón, y en la cara y en el pelo, y nos dábamos estos tratamientos porque, obviamente, en el campo cuando crecí no teníamos dinero, no teníamos recursos, y mi abuela me enseñaba todo lo de la naturaleza”, recordó. “Todo es inspirado en Puerto Rico y en la montaña de Aguas Buenas, donde me crié. Todo es basado en mi historia”, agregó la Miss Puerto Rico 1998.

Esos menjunjes son la base de una línea de productos de belleza con su nombre, que incluyen aceites orgánicos para el rostro, suplementos para el crecimiento del cabello, shampoos, acondicionadores, sistemas para reducir la caída del cabello, y lápices labiales, entre otros productos que vende en su portal: joycegiraud.com, y a través de la cadena de ventas por televisión QVC. Los ingredientes combinan argan, parcha y moringa, entre otros frutos y plantas naturales, detalló.

Mi esposo dice que soy la mejor empresaria que ha conocido en su vida, pero él es mi esposo. A mí me encanta y me fascina trabajar. No soy de estar miqueando, como decimos en Puerto Rico”

-Joyce Giraud, actriz y empresaria

Este movimiento empresarial hacia el mercado de la belleza lo formalizó tras ganar un premio en Estados Unidos al Mejor Cabello de la Televisión.

“Cuando me dieron ese premio en el 2018, todo el mundo empezó a preguntarme qué usas, y yo les dije, ‘Pues, bueno, yo hago este mejunje, que me enseñó mi abuela, en el campo, en el monte, y es todo de cosas naturales y aceititos, y yo misma lo hago en el pilón', que es la realidad”, contó del origen de su marca.

“Así fue que empezó esta jornada hace casi tres años, y gracias a Dios se convirtió en la número uno”, afirmó la madre de dos niños, Valentino y Leonardo.

Esta etapa empresarial, sin descartar otros proyectos de televisión y cine, son la prioridad de Joyce, pues la lleva de la mano con su labor filantrópica a favor de la educación de un grupo de niños y niñas en Senegal, África, que asisten a una escuela que ella ayuda económicamente, junto con su esposo, el productor alemán Michael Ohoven.

Una parte de las ganancias de sus productos los dona a la escuela que adoptó junto con su esposo, el productor alemán Michael Ohoven, en África.
Una parte de las ganancias de sus productos los dona a la escuela que adoptó junto con su esposo, el productor alemán Michael Ohoven, en África. (Suministrada)

“Siempre damos el por ciento a nuestras obras benéficas de educación -que en Puerto Rico, después de María arreglamos cuatro escuelitas-, pero tengo mi escuela en África, así que el por ciento lo damos a los niños de la escuelita, para poder continuar la misión de educarlos y que los padres puedan trabajar”, dijo vía telefónica desde Los Ángeles, California, donde vive. “Vamos a abrirles un laboratorio en Senegal para que ellos mismos puedan tener sus propios negocios y las mamás puedan ser emprendedoras y puedan mantener la familia, y es 100% para ellos. Nosotros lo vamos a hacer, lo vamos a abrir y le vamos a dar los recursos para que ellos sigan haciendo”, abundó de los proyectos humanitarios que promueve en el continente africano.