Los productos para la menstruación parecen no ser una necesidad básica, pero lo son. Durante toda su vida, estos productos sanitarios pueden costarle a una mujer casi 7 mil dólares. Los altos precios hace que las personas que no puedan costear los productos usen métodos poco adecuados o incluso falten a la escuela. 

En una medida histórica, Escocia se convirtió en uno de los primeros países en ayudar a las mujeres de bajos recursos a acceder a los materiales para sobrellevar su período de una manera saludable.

La problemática es tan importante en Escocia, a tal punto que un referente de una organización anti-pobreza contó en la radio de la BBC escocesa que algunas mujeres usan medias, papel higiénico e incluso diarios cuando sus ciclos menstruales empiezan. "Las escuelas y universidades pueden dar preservativos para algo que vos podés elegir no hacer, pero no podés elegir la menstruación", dijo Ewan Gunn de la organización Trussell Trust.

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En un comunicado oficial, un referente del gobierno dijo que el piloto va a ayudar al estado escocés entender los alcances de la problemática y así mejorar la política pública. Es que los problemas económicos que conlleva la menstruaciones están invisibilizados, principalmente porque los gobiernos no las toman en cuenta a la hora de definir sus políticas para la salud de la mujer.

Según Jennifer Weiss-Wolf, autora de un libro que habla sobre la "equidad menstrual", dice que este tema no se discute por sexismo y estigma. "El acceso a los productos sanitarios no es sólo una cuestión de dignidad humana, también significa que las mujeres y niñas puedan participar de la sociedad", contó a Broadly. En Kenia, por ejemplo, la menstruación es la causa principal de por qué las chicas faltan a la escuela, sobre todo, porque no pueden comprar estos productos.