El término embarazo de alto riesgo se emplea cuando existe una situación que incrementa el riesgo para la vida o la salud de la madre o del feto.

Según datos otorgados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) durante el 2020 en México, del total de nacimientos registrados (1,912,178), el 8.93% que equivale a 170,810 nacimientos fueron de madres cuyas edades oscilan entre los 35 y 39 años de edad.

El factor más universal: la edad

El doctor Miguel Chaya Hajj, ginecólogo obstetra del Centro Médico ABC, señaló que la edad puede ser un factor de riesgo muy común, ya que, en las mujeres adolescentes o en las mujeres mayores a los 35 años, los embarazos pueden presentar mayor riesgo de una complicación.

Para los embarazos de mujeres mayores a los 40 años, se aumenta el riesgo de preeclampsia y diabetes gestacional para la madre, mientras que para el bebé pueden presentarse alteraciones cromosómicas como el síndrome de Down, generar un nacimiento prematuro o requerir una cesárea.

Otros factores de riesgo

Cuando una mujer inicia su embarazo o se acerca a su ginecólogo o ginecóloga porque quiere ser madre, el especialista podrá identificar, mediante la historia clínica, algunos otros factores de riesgo, que podrían ameritar medidas preventivas.

Embarazo múltiple: los riesgos son mayores para las mujeres que están embarazadas de dos o más bebés.

Afecciones de salud preexistentes: como presión arterial elevada, diabetes, problemas cardiovasculares, enfermedades renales, obesidad, infecciones y consumo de drogas o alcohol pueden aumentar los riesgos.

Antecedentes en embarazos previos complicados: partos prematuros, peso menor a 2,500g o mayor a 4,500g del bebé, abortos espontáneos, muertes fetales o neonatales y preeclampsia pueden aumentar el riesgo.

Es importante mencionar que la presencia de estos factores no significa que en tu embarazo necesariamente habrá complicaciones, sin embargo, tener en cuenta estos factores ayudará a que se esté preparado para cada situación.

Además de estos factores generales, hay señales de alerta que debes conocer, como el hecho de que en el primer trimestre del embarazo es en donde más frecuentemente aparecen las amenazas de aborto y que las mujeres identifican por presentar pequeños sangrados. Además, cualquier infección en vías urinarias, vaginales o de cualquier tipo, podría poner en riesgo el embarazo, incluso, condiciones como embarazos fuera del útero.

Sin importar el periodo del embarazo en el que te encuentres, es importante que conozcas algunas señales de alerta que se pueden presentar y que indican que algo podría no estar bien, por lo que deberás acudir a una revisión médica lo antes posible:

¿Qué seguimiento se da en caso de un embarazo de alto riesgo?

El Dr. Chaya, señaló que muchos riesgos se pueden prevenir con un seguimiento adecuado. ¿En qué consiste este seguimiento? En cualquier embarazo, son de gran importancia las revisiones regulares desde el momento en el que se conoce el embarazo, aún sin que haya factores de riesgo.

En ocasiones es posible llevar un embarazo aparentemente normal y ante una situación inesperada, como un accidente o cambio en los niveles de presión arterial o glucosa, este se llegue a convertir en un embarazo de alto riesgo. Por otra parte, también existe la posibilidad de que un embarazo de alto riesgo por una condición de la madre, al tenerla bien controlada no genere riesgos mayores ni a ella, ni al bebé.

Por ello, es importante que sepas que la cantidad o frecuencia de revisiones dependerá de cada caso y será tu médico tratante el que lo determine y platique contigo.

A la hora de buscar un hospital para tener a tu bebé, ¿en qué te debes fijar?

Considera que la atención prenatal temprana y el diagnóstico oportuno pueden prevenir complicaciones y controlar los principales factores de riesgo. Sin embargo, las complicaciones pueden ocurrir y, si esto pasa, es importante que el hospital que elijas para el nacimiento de tu bebé cuente con el equipo médico y de enfermería especializados en la atención del recién nacido las 24 horas los siete días a la semana y una amplia experiencia en atención prenatal y en solución de problemas.

Además de esto, es importante que cuente con equipamiento como incubadoras, cunas de calor radiante, ventiladores convencionales y de alta frecuencia, equipos que permiten dar atención mínimamente invasiva para atender cualquier eventualidad.