Comprometida con la niñez Aira Morales Cuascut
Para Aira todo niño tiene derecho a recibir la educación aun cuando la enfermedad lo confina a un cuarto de hospital.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
PUBLICIDAD
Aira Morales Cuascut, directora y presidenta de la Fundación Hechos de Amor, creció viendo a sus padres realizando servicio comunitario. Es por eso que para ella ayudar a otros es parte integral de la vida.
En 1994, Morales Cuascut encontró el camino que seguiría para ayudar a los más necesitados y creó la Fundación Hechos de Amor, que se dedica a proveerle apoyo académico y emocional a estudiantes pacientes hospitalizados por largos periodos.
Todo comenzó cuando comenzó a estudiar una maestría en orientación y consejería, y se planteó la posibilidad de que su tesis fuera acerca de la función del psicólogo en el escenario hospitalario.
“Un domingo en la iglesia le pedía a Dios que me abriera una puerta en un hospital. El miércoles siguiente me llamó la mamá de un primo mío (Jason Ramos) de Ponce para decirme que él estaba en el Hospital San Jorge, que era muy serio, y que se creía que era cáncer”, recuerda.
Llegó al hospital en calidad de familiar y tuvo la oportunidad de vivir todas las experiencias: desde no saber el diagnóstico, hasta conocerlo y luego el tratamiento.
Junto con su familia creó un pequeño grupo para, además de visitar a Jason, pasar por los cuartos de otros niños hospitalizados llevándole un poco de compañía. Esa experiencia la llevó a darse cuenta de la necesidad de que esos niños se mantuvieran al día en sus respectivas escuelas, pues algunos hasta perdían el año escolar mientras recibían tratamientos.
“Empezamos a diseñar un programa académico, que pudiera satisfacer las necesidades escolares de estos niños en el periodo en que estaban recibiendo tratamiento”, señala.
En el 2007, cuando el programa ya estaba establecido en el Hospital San Jorge, decidió llevar el servicio a la unidad de oncología del hospital Hima San Pablo de Caguas. El espíritu guerrero de Morales Cuascut ya es conocido en los pasillos del hospital cagüeño. Son muchas las historias las que protagoniza, pero una muy recordada ocurrió hace unos años cuando una joven paciente, que deseaba estudiar artes culinarias, estaba imposibilitada de hacer su examen final en el que debía confeccionar un postre. Su mal estado de salud no le permitía salir del hospital y estaba muy triste porque reprobaría.
Morales Cuascut pidió permiso para crear una cocina en la habitación del hospital, pero por razones de seguridad le fue negado.
“Se me ocurrió ir donde el chef Daniel Base, que tiene su restaurante en el primer piso del hospital. Le pedí que permitiera que ella hiciera su trabajo final en su cocina y él accedió. La cubrimos bien, bajamos y ella pudo hacer el postre. La nena sacó A en la clase, pasó de grado, se graduó, ya está en la universidad y está sana”, recuerda con orgullo.
Como ella, Morales Cuascut tiene decenas de historias. Entre sus mayores logros menciona que el 100% de los más de 5,000 estudiantes a los que la Fundación ha brindado servicios, ha pasado de grado.
“Unos se han graduado, otros han ido a la universidad. Estamos bien orgullosos porque hemos podido ayudar a jóvenes que están en etapa universitaria que también han pasado de grado. Nuestro proyecto futuro es llevar los servicios de escuela en el hospital a República Dominicana”, asegura.
Porque cree fielmente a la importancia de llevar la educación escolar a los pacientes pediátricos,
Morales Cuascut se ha dado a la tarea de organizar el primer congreso de escuela en el hospital, que se llevará a cabo el próximo 17 de agosto, en la Facultad de derecho de la Universidad Interamericana de Puerto Rico.