LOÍZA. El acoso callejero llevó a un grupo de jóvenes loiceñas a desarrollar iniciativas para crear conciencia sobre esta muestra de la violencia de género, que en el caso de la mujer negra, se manifiesta con acciones y comentarios hipersexualizados.

En agosto pasado, el grupo Afrocaribeñas, de la organización feminista, Taller Salud, lanzó la campaña transmediática Tumba El Acoso y se sumó al esfuerzo de los senadores, Ana Irma Rivera Lassén y Rafael Bernabe Riefkhol, por lograr la aprobación del Proyecto del Senado 326. La medida, aprobada la semana pasada en el Senado y ahora, pendiente en la Cámara, clasifica el acoso callejero como una modalidad del acoso sexual y lo tipifica como un delito menos grave, castigado no con pena de cárcel, sino con una multa de entre $150 a $350 o 12 a 16 horas de talleres sobre la violencia de género.

“El tema del acoso siempre ha sido un tema bien presente en nuestras sesiones de trabajo del proyecto Afrocaribeñas. Desde el día uno, nuestras compañeras, siempre trajeron la preocupación del acoso”, dijo Karla Michelle Sáez Pizarro, una de las portavoces del proyecto que lucha contra el racismo, creado en mayo del 2019. Afrocaribeñas está dirigido a jóvenes de entre 13 a 21 años que se identifiquen como negras o afrodescendientes.

“La campaña Tumba El Acoso surgió como una necesidad de que ellas tuviesen un espacio y una forma de denunciar esa violencia, porque el acoso callejero es una violencia, y ellas, no tenían esa oportunidad de hacerlo. En Puerto Rico, no hay estadísticas, ni campañas que hablen del acoso como una violencia. Mucha gente no reconoce el acoso como una violencia, así que nosotras nos enteramos también del P. S. 326, aunque desde antes, estábamos viendo cómo desarrollábamos una campaña, cómo hacemos que la gente pueda educarse y saber que existe el acoso callejero”, detalló en entrevista con Primera Hora, la organizadora comunitaria de 28 años de edad y estudiante de ciencias biomédicas de la Universidad Interamericana.

Relató que, en agosto pasado junto con las analistas de política pública de Taller Salud, desarrollaron un memorial explicativo sobre el proyecto de ley y se insertaron en la discusión de la medida legislativa.

“Hicimos sugerencias al proyecto de cosas que podían considerar porque nosotras somos mujeres negras, afrodescendientes o que se consideran afrodescendientes y entendemos que el acoso callejero no se ve de la misma manera en los cuerpos de mujeres negras”, expresó.

-¿Cómo percibe el acoso una mujer negra?

Dentro de las narrativas que nosotros contamos, el acoso callejero se percibe en los cuerpos negros de una forma más sexualizada. A las mujeres negras nos hipersexualizan, los piropos a las mujeres negras no son iguales al que le dicen a una mujer blanca. Desde las experiencias de las Afrocaribeñas, nos traen por ejemplo, que cuando se suben a una guagua de la AMA, le dicen: ‘tanta curva’ o comentarios de que las mujeres negras son más fogosas, que son más calientes, que tienen más senos, más glúteos. Se nos hipersexualiza”, puntualizó Sáez Pizarro.

Contó que una vez se enteraron del proyecto 326 visitaron a los senadores Rivera Lassén y Bernabe Riefkhol. “Queríamos reunirnos con ellos para que además del memorial, vieran nuestra campaña y supieran que nosotras estábamos pidiendo endosos a favor de ese proyecto. Les presentamos la campaña y ellos, vinieron hasta acá (Loíza) al lanzamiento. Días después, nosotros visitamos puerta a puerta a todos los senadores en el Capitolio y les llevamos información de nuestra campaña”, indicó la líder comunitaria. Recordó que la medida se incluyó primero en calendario a finales de la pasada sesión ordinaria, pero se dejó en asuntos pendiente para hacerle enmiendas y el miércoles 19 de enero, se llevó a votación. La pieza legislativa se aprobó con el voto en contra, de la senadora Joanne Rodríguez Veve, del Proyecto Dignidad. Se abstuvo la novoprogresista Nidza Morán.

Sáez Pizarro sostuvo que el acoso callejero es una forma de violencia, aunque algunas personas ‘tratan de minimizarlo’ como si se tratara solamente de un piropo. Dijo que es una manifestación de la violencia sexual cuando se dan comportamientos que ponen en riesgo la seguridad de las mujeres y de las personas feminizadas en el uso del espacio público. Indicó además, que puede implicar daños o sufrimientos, amenazas, coacción o privación arbitraria de la libertad.

Consignó que prácticas comunes del acoso callejero son: miradas lascivas o invasivas, gestos obscenos, comentarios ofensivos y/o indeseados, pitos, jadeos y otros ruidos de connotación sexual, comentarios sexualizados, directos y/o indirectos, fotografías y grabaciones del cuerpo no consentidas y con connotación sexual, tocar, agarrar y/o manosear el cuerpo de una persona sin su consentimiento, interrumpir el paso, perseguir y/o arrinconar, masturbación pública y acercamientos intimidantes que hacen sentir a la persona en riesgo de otros tipos de agresiones.

“Trayendo experiencias de nuestras jóvenes, por ejemplo, también hay acoso callejero cuando una joven va caminando de la escuela y esta persona para en un vehículo a pedirle una dirección, ella, amablemente procede y la persona se está masturbando mientras la llama y cuando esta persona persigue a una joven, en la escuela, en la universidad, preguntándole si quiere pon, diciéndole si quiere que la lleve a la casa, la joven le dice que no y la persona continúa con el mismo acto”, mencionó la portavoz de Afrocaribeñas.

También dijo que se da este tipo de violencia de género “cuando te montas en el transporte colectivo y esta persona que no te conoce te agarra un glúteo”. Subrayó que el acoso callejero parte de expresiones que van ligadas a la violencia sexual, no es consentido y se invade el espacio público y la privacidad.

“Muchas personas han pensado que es un simple piropo, pero el acoso callejero es esa invasión del espacio público, es parte de la violencia sexual y la violencia sexual, es violencia de género. Es importante que todas las personas reconozcan que el acoso callejero es una forma de violencia”, agregó.

Sostuvo que desde Taller Salud, las Afrocaribeñas continuarán con la campaña Tumba El Acoso y con el recogido de endosos a favor del P.S 326. “Seguimos exhortando a las personas que apoyen la campaña, que firmen los endosos. Tenemos alrededor de ochocientos endosos y unas 20 organizaciones aliadas a esta campaña”, detalló Sáez Pizarro.

Dijo que igual que tocaron las puertas de los senadores, ahora lo harán en la Cámara de Represenantes y que también acudirán hasta el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia.

“Ahora nos toca llegar a la Cámara. Vamos a seguir nuestra lucha para que se apruebe en ambos cámaras el P.S. 326 para que finalmente podamos erradicar y tumbar el acoso”, afirmó Sáez Pizarro.

“El acoso callejero no es una changuería, no es algo bobo o algo que queremos hacer para perjudicar a los hombres, el acoso callejero es una violencia que no solamente pasa en el momento en que uno la recibe, sino que marca las vidas, marca los cuerpos de las mujeres por años. Tenemos compañeras y mujeres que han compartido experiencias de acoso que las han traumado tanto que no han vuelto a ese lugar o no hacen esa rutina que tomaban antes. El acoso callejero no es algo que debe pasar desapercibido, no es una simpleza ni es cualquier cosa. Todas la mujeres y cuerpos feminizados debemos sentirnos seguras en las calles, pues las calles deben ser para todas las personas”, acentuó.

“No tenemos por qué limitarnos a salir en lugares específicos, en horarios específicos por miedo a ser acosadas, tenemos el derecho de caminar, de salir de correr bicicleta, de pasear el perro y de hacer todas las actividades cotidianas, incluso, las niñas salir de sus escuelas y caminar tranquilas sin que ninguna persona se pare para ser acosadas”, dijo.

Dirigiéndose a los hombres inquirió: “Pregúntenles a las mujeres, a sus hijas, esposas si han tomado alguna medida de protección cuando salen de sus casas. Muchas de nosotras andamos con las llaves entre los dedos o con un kit de seguridad, que tiene alarma, pepper spray o nos pasamos enviándoles la ubicación a alguien cercano para que sepan dónde estamos. Estamos en constante alerta y no es justo que nosotras las mujeres tengamos que vivir de esa manera para disfrutar de la cotidianidad y de hacer cosas normales como hacen todas las personas. A los que dicen y piensan que el acoso callejero es algo bobo, que es una changuería, que hagan esta comparación: si su hija se atrevería a caminar sola a la 1:00 de la mañana por una calle del Viejo San Juan o si fuera su hijo varón, el que se atrevería a andar solo. Las contestaciones apuesto a que van a ser bien diferentes”, sostuvo la portavoz de Afrocaribeñas.

La directora de Comunicaciones de Taller Salud, Yamilín Rivera Santiago dijo por su parte, que desde la primera reunión del grupo de jóvenes encontraron que había “un lamentable y traumático” hilo conector entre ellas y el acoso callejero. “El racismo y la hipersexualización de los cuerpos negros internalizada en nuestra sociedad hace que las jóvenes visiblemente negras sean las más afectadas por esa violación a su seguridad”, indicó Rivera Santiago.

Annelly Hernández Santos, también de Taller Salud, puntualizó que el P.S. 326 está enfocado en la justicia restaurativa y que los acosadores que sean denunciados no irán a la cárcel. “Queríamos que se visibilizara desde el Estado que el acoso callejero existe, pero que las penas fueran efectivas”, dijo Hernández Santos.

“Empezamos de lo más básico hasta definir el acoso callejero, cómo y por qué es una violencia sexual, por qué es parte de la violencia de género, que estamos en un estado de emergencia y por qué el Estado es el responsable de promover que todo el mundo esté seguro en los espacios públicos”, sostuvo para agregar que en Puerto Rico no hay estadísticas sobre el acoso callejero, pero en otros países, sí los hay.

Las líderes de Taller Salud exhortaron a las mujeres y jóvenes que han sido víctimas de acoso callejero a contar sus experiencias en tallersalud.com/tumbaelacoso o en las redes sociales de la organización, Instagram y Facebook.