Educar es una vocación y transformar vidas  a través de la enseñanza es un compromiso que  no todos lo  hacen  suyos.  Ambas acciones rigen la  vida  de Edna  Martínez, maestra  de física de la escuela Vocacional Bernardito Cordero en Ponce. 

Hace un  año  y  medio   la  profesora  con  12  años  en el magisterio  se  dio a la  tarea de  crear  un  proyecto  fuera  del  aula  escolar  que  le permitiera a los  estudiantes  crear  responsabilidad  con el ambiente  y  los  seres  vivos,   mediante  la  construcción  de  un  mariposario   y  el desarrollo   de  un huerto escolar.

La profesora  junto con  12  estudiantes le  dieron  vida   al  Mariposario   Tineri,  un   proyecto educativo  que  ha  podido  inculcar  en los   jóvenes el  respeto hacia todo ser vivo, el entendimiento sobre los fenómenos naturales y el sentido de responsabilidad hacia  un proyecto,   según   detalla     la  maestra   que    emplea   su  tiempo   en  la  crianza  de  mariposas   y    el  desarrollo  del huerto.

El mariposario  y  el huerto escolar están  ubicados  en el  segundo  piso de  la  escuela,  o  sea  en los  techos  de los  salones  del primer  nivel. Nadie  imaginaría que  en esa  área  se  ubica     el proyecto  que  han realizado a   través  de   donativos  privados y  la recaudación  de fondos  de   parte  de los  estudiantes.   

Gracias  al  esfuerzo de la   maestra,  se  pudo   construir  el    mariposario    y  el vivero de   10 pies de ancho  por  20 de largo.

En la actualidad,  trabajan  44  estudiantes de  manera  voluntaria  y  bajo  la   dirección de Martínez, que   también es  repostera y  realiza dulces  manjares   para la recaudación de  fondos.

“Este  proyecto   educativo  busca  poder  orientar tanto  a  la  comunidad  escolar  como a  la  exterior sobre     la  importancia    de  las   mariposas y  el  cultivo  y  la siembra  de los  alimentos. Pero más  allá   de  eso,  he  sido  testigo  del sentido de  pertenencia  de los  estudiantes   para  el   proyecto. Ellos  se  sienten útiles y  trabajadores   y  han  creado  un  nivel  de responsabilidad inmenso. Un estudiante  responsable  es  un mejor  ciudadano”, sostiene  la  profesora,  que anhela que  otras     instituciones  educativas emulen  la  iniciativa  que  se puede  desarrollar desde  el  nivel primario.

“Quisiera que  otras escuelas  pudieran  desarrollar  un  proyecto  similar como  un  mariposario  abierto  o  al  exterior y puedan  continuar y  traer  mariposas  al  ambiente.  Igual  el  huerto. La   maravilla es que  los estudiantes  se   involucren”, añade  la  maestra  ponceña. 

Cabe  destacar  que   fueron los   estudiantes  del proyecto  educativo  los  que consideran que  la  maestra ponceña  es  una  mujer  maravilla  por  todas  las  iniciativas  que emplea  a  diario  en beneficio  del los  jóvenes.

Los  estudiantes  son los  que  trabajan  directamente con las  mariposas  desde la formación de  orugas hasta  la  verificación  de las   plantas. Este  trabajo  se realiza  durante  y  fuera  del horario  escolar, incluso los  fines  de semana cuando  la   maestra  acude  con su  familia  a  la  escuela. 

“Venimos  en  verano.  Esto no  es  un  trabajo  de  8:00  a.m. a 3:00 p.m..  Me siento  bien  emocionada   cada  vez  que  viene  un grupo  y  los   estudiantes los  orientan. Es  una  satisfacción  bien    grande ver  que  el granito  de arena  que   uno ha puesto  en sus   vidas, ellos lo  han  tomado    y  lo  han  cultivado.  Es un  orgullo bien  grande cada  vez  que  los veo porque   el proyecto  funciona  por ellos”, revela  con  entusiasmo la  maestra,   que  ha  impartido  las  materias  de física,  salud  y  biología.

Sobre  el   huerto   escolar,  la  maestra explicó que el  grupo  de  estudiantes  está  encargado del  cultivo de alimentos y especias utilizadas para cocinar en el comedor de la escuela. Entre las cosechas se encuentran las calabazas, papayas, tomates, piñas,  espinacas, orégano, orégano brujo,  recao, cilantrillo y  albaca morada.