Ojo con tus mascotas que por ahí viene el calor
Conocer la fisionomía de tus animales y sus mecanismos de defensa te ayudará a proveerle un entorno más adecuado.

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El cambio climático afecta a las mascotas. El calor extremo y otros fenómenos meteorológicos provocan que gatos, perros, conejos y otros animales experimenten signos de insolación de formas distintas a las que se presentan en humanos.
Los dueños de animales domésticos “a veces juzgan la temperatura por cómo ellos mismos la sienten, y eso es lo que no tenemos que hacer”, explicó Barbara Hodges, veterinaria y directora de defensa y divulgación de la Humane Society Veterinary Medicine Association.
“La gente siempre olvida lo caliente que está el asfalto”, porque nunca tiene que tocarlo. “Vas en auto a algún sitio (con tu perro) y piensas: cruzaré corriendo el estacionamiento hasta la clínica, sin darte cuenta de que te dolería mucho si no llevaras zapatos”, agrega.
Los humanos y los animales reaccionan a las altas temperaturas de formas muy distintas. Las personas suelen sudar por la piel para enfriar un poco el cuerpo; mientras que gatos y perros transpiran por las patas y la nariz.
En el caso específico de los canes, ellos utilizan el jadeo como principal forma de refrescarse, ya que les permite que el agua se evapore a través de los pulmones, la lengua y las superficies húmedas de la boca.
Los gatos, por su parte, suelen acicalarse el pelo para mantenerse frescos, ya que la saliva se evapora de su pelaje.
En ese sentido, y aunque puede resultar tentador recortar a su mascota en verano para ayudarla a mantenerse fresca, no lo haga, advierte José Arce, veterinario y presidente de la Asociación Médica Veterinaria Americana. El pelo actúa como aislante; ayuda a mantener a los animales calientes en invierno y frescos en verano, “como los tejados de las casas con capas de aislante”, ejemplifica Arce. Además, los protege de las quemaduras solares, a las que son tan vulnerables como los humanos.
Aunque las mascotas tienen adaptaciones para afrontar veranos normales, “no hacen frente a las temperaturas extremas”, advierte Hodges. El calor extremo “puede desbordar la termorregulación de un animal, impidiéndole deshacerse del exceso de alta temperatura y provocándole finalmente un golpe de calor que puede ser mortal”, sostiene Arce. Y agrega que si bien todos los animales de compañía son susceptibles de sufrir una insolación, algunos corren un riesgo mayor.
En efecto, los braquicéfalos (perros como los pug, bulldogs, bulldogs franceses y Boston terriers) tienen tráqueas estrechas y pueden tener problemas para exhalar el aire, lo que significa que pueden tener problemas para mantenerse frescos.
En tanto, las mascotas con problemas cardíacos y las que tienen sobrepeso, tanto como las que son muy jóvenes o muy viejas, pueden ser igualmente vulnerables al calor extremo, agrega el especialista.
El clima al que están acostumbrados también importa, dice Hodges. “Un perro que ha crecido en Phoenix (Estados Unidos) estará mucho más habituado al clima cálido que uno que visita Phoenix de vacaciones”, explica. “He vivido en Luisiana, Massachusetts y Puerto Rico, y he visto casos en los tres lugares”, relata Arce.
“Nunca dejes a tu mascota en un auto cerrado sin vigilancia bajo ninguna circunstancia”, advierte Arce. Si el aire exterior está a 80°F, la temperatura en un vehículo cerrado alcanzará los 100°F en unos 10 minutos.