La china dulce procede de las regiones surorientales de Asia, en concreto de la zona sureste de China y el archipiélago malayo. Su cultivo se realiza en el sur de China desde hace miles de años, desde donde se extendió por todo el sudeste asiático. Posteriormente, se expandió tanto la dulce como la amarga por todo Oriente. Las dulces fueron muy apreciadas por su sabor y por sus propiedades curativas. El cultivo de los cítricos se extendió desde Europa a Estados Unidos, donde hay áreas de cultivo florecientes en Florida y California; a Sudamérica, donde Brasil disfruta de la cuota más alta en el mercado mundial de chinas; a Sudáfrica y a ciertas partes de Australia.

Hay varias historias de porqué los boricuas le llamamos chinas a las naranjas, una de ellas cuenta que tanto España como Estados Unidos importaban naranjas de las Filipinas y empresas españolas y americanas compraban cajas de madera a China para el transporte de las naranjas y de ahí el distintivo. La segunda teoría es que cuando Puerto Rico se convirtió en territorio de los Estados Unidos, un grupo de comerciantes, especialmente judíos, establecieron granjas de naranjas, las cuales eran trabajadas especialmente por ciudadanos chinos. En adición, una de las empresas de naranja en la Isla se llamaba China Co. y todas sus bolsas tenía ese nombre impreso.

Se comercializan maduras, ya que son frutas no climatéricas y a diferencia de otras, no maduran una vez recolectadas. Los cítricos si son jugosos deben ser pesados, por lo que las chinas que están en su mejor momento de sazón resultan pesadas respecto a su tamaño. Se han de desechar las que suenen huecas al golpearlas, presenten golpes o magulladuras o tengan olor a rancio. Si se van a consumir en poco tiempo, se pueden dejar en una canasta a temperatura ambiente. Sin embargo, para conservarlas durante semanas conviene mantenerlas en la nevera.

Son altas en vitaminas C (mucha), A, B1, B2, B3 y B6; y minerales como potasio, calcio, magnesio y fósforo. Además, es buena como diurético, para quemar grasas, contra la hipertensión, el estrés, colesterol, gota, artritis y para reforzar el sistema inmunológico. Al igual que otros frutos anaranjados, las chinas contienen nutrientes que reducen la degeneración macular, el riesgo de cáncer de la próstata y la presión arterial. Igualmente, promueven la formación del colágeno, las articulaciones saludables, la salud de los huesos y combaten los radicales libres.

Pero si beneficioso resulta para muchos lo que se encuentra dentro de la china, igual ocurre con la cáscara.

¡Disfrútatela!

No botes la cáscara. En un estudio realizado por investigadores del Servicio Agrícola de Estados Unidos se encontró que las cáscaras de las chinas tienen muchas propiedades beneficiosas para la salud, gracias a su alto contenido de carbohidratos. 

Comida

Dale un sabor distinto a la comida añadiendo ralladura de cáscara, excluyendo  la parte blanca de la fruta. También puedes preparar jalea poniendo a hervir la cáscara, con agua y azúcar, y esperar hasta que espese.

Repelente

¿Los mosquitos están haciendo estragos en tu casa? Puedes usar como repelente el aceitito que bota la cáscara. Solo frótalo en los brazos y las piernas, durante las noches, pues si lo haces de día se te puede manchar la piel.

Dar olor

Llegas de la calle y lo primero que te da al abrir la puerta de la casa es un tremendo  mal olor. Para eliminar la peste, coge la cáscara de la china y ponla frente a un abanico. También puedes colocarla en un platito.

Plantas

Si frotas el aceite de naranja en las hojas de tus plantas ornamentales, los perros y gatos no querrán comérselas. Solo tienes que frotar las hojas con la cáscara una vez al mes. Esto no hará daño ni a las plantas ni a los animales.

Prender el BBQ

¿Tienes un BBQ y quieres darles un sabor y olor distinto a las carnes? Pues échale algunos cantitos de cáscara al carbón. Además de lo anterior, ayudará a que prenda más rápido.