Natalia Latorre triunfa en mayúsculas -VÍDEO
La nueva Miss Teen World Puerto Rico superó la tartamudez a pesar de las burlas y subestimaciones.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Hay reinas de belleza a quienes se les hace bien fácil soltar la lengua, pero dicen una de disparates que Natalia Latorre Santana jamás enunciaría. Con tan solo 15 años, la nueva Miss Teen World Puerto Rico expresa con claridad sus emociones, ideas y ocurrencias cuando conversa sobre el reto de representar a su país en Panamá el próximo 24 de julio.
Aunque escasamente se le nota, la modelo cayeyana padece de disfemia o tartamudez. Esta condición implica que, aun estando sus pensamientos organizados, se esfuerza un poquito más que cualquier otra chica de su edad para exteriorizarlos.
Con todo lo que tiene que hablar una miss, se podría pensar que una adolescente con este padecimiento jamás obtendría una corona. Para Natalia nunca significó un impedimento, sino todo lo contrario: un aliciente.
“Todo el miedo que llegué a sentir lo he convertido en un logro. Llegué a pensar que no tendría los recursos emocionales para participar en Miss Teen World y, si gané el concurso, fue por las enseñanzas de mis padres, que estuvieron ahí para decirme que no me rindiera”, expresa refiriéndose a Luis Fernando Latorre y Vanessa Santana.
Ese apoyo paternal se afianzó en los momentos en que otras personas le cuestionaron sus aspiraciones, indica su madre.
“Cuando estaba en la escuela intermedia, una vez un niño se le acercó y le dijo: ‘Tú ni siquiera puedes hablar’, y yo tomé acción para que se interviniera con el niño y se le educara porque nadie se puede burlar de una situación así”, relata Vanessa Santana en el Recinto de Cayey de la Universidad de Puerto Rico, donde trabaja.
Sin querer señalar a quienes fueron sus compañeros, Natalia enfrentaba esos comentarios desde la perspectiva del amor. Fueron cinco años de terapias intensivas durante las que necesitó concentración y disciplina, acota. ¿Para qué malgastar energías?
“Se burlaban sin saber el daño que podían causar, el peso de sus palabras, pero yo no podía dejarme vencer por comentarios que, en su inocencia, me hacían otros niños. No podía tomar una mala actitud”, explica la estudiante de décimo grado del Colegio La Merced, en Cayey.
Su madre, en tanto, piensa que los obstáculos solo existen en la mente, así que ella y su esposo evitaron catalogar a Natalia como una niña “especial”.
“Nunca le dimos importancia, simplemente se trabajó”, asegura Vanessa Santana.
Su hija sostiene que el rechazo hacia ella es inexistente en el ámbito local de la belleza y la moda. “Nunca me he sentido señalada”, insiste la futura psicóloga, según sus planes.
“¡No voy a ser modelo hasta que tenga 100 años!”, dice en broma al pronosticar que en un futuro podría usar la casa que se ganó en el certamen para aislarse a estudiar.