Ha triunfado varias veces como reina de belleza en Puerto Rico. Se ha desempeñado con éxito en el campo de la estética y la iridología. Además, disfruta a plenitud la faceta de ser madre. Pudiera parecer que la vida de Jennifer Colón Alvarado, Miss Universe Puerto Rico 2024, tiene los elementos para describirla como maravillosa. Sin embargo, los momentos difíciles también han tocado a su puerta. Fuera de restarle motivación, los ha tomado para fortalecerse.

Más allá de sus atributos físicos y su excelente proyección, en esta preparación para traer la sexta corona en el certamen internacional el próximo 16 de noviembre en México, a la reina de belleza la moldea otra característica: la resiliencia.

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“Cada persona carga con una mochila llena de situaciones. Unas son gratas, otras no son tan gratas”, reflexionó quien además de atravesar un divorcio y los retos usuales de una madre soltera, aprendió de niña a tomar con naturalidad los procesos de la vida. El fallecimiento de su hermano, quien padecía el trastorno metabólico hiperglicinemia no cetósica, contribuyó a esta visión. “Pero está en nosotros que esa mochila que tenemos no la pasemos a futuras generaciones, y que lo bueno sí lo pasemos a nuestros hijos como un legado, y lo negativo lo transformemos”, prosiguió con su típica serenidad la soberana de 36 años, antes de entrar en detalles sobre memorias de su crianza como muestra del valor de adoptar la determinación en los retos que se encuentre en el camino.

Jennifer Colón Alvarado está en la etapa final de su preparación para representarnos en México el 19 de noviembre en Miss Universe.
Jennifer Colón Alvarado está en la etapa final de su preparación para representarnos en México el 19 de noviembre en Miss Universe. (Carlos Rivera Giusti)

“Pasé por muchas situaciones. Vi también a mis papás madurar. Crecí con un hermano que estaba encamado, que no podía hacer absolutamente nada y duró 19 años”, prosiguió tras reflexionar que nadie debe dejarse amilanar por el desgano o la falta de confianza. “Él tenía una condición genética que se llama hiperglicinemia no cetósica. Es una condición que, mis padres comparten un gen, y de cada cinco hijos, cuatro van a salir con esa condición”, explicó, y compartió más detalles sobre sus orígenes.

“Yo nací en Hartford, Connecticut porque mi papá estaba en el Army (fuerzas armadas), y a los 9 meses de edad me traen para Puerto Rico, a Orocovis”, dijo sobre el pueblo del que sus padres son oriundos, y donde residió hasta los 4 años, cuando nació su hermano, José. Su diagnóstico requirió recibir atenciones médicas especializadas en el área metropolitana, lo que trajo una toma de decisiones de gran relevancia.

“Mi hermano nació con necesidades especiales. Nos mudamos de Orocovis porque en ese entonces no estaba construido el expreso. El viaje era como de dos horas y media, por las curvas. Hay un expreso en Morovis, pero no existía entonces. Se les hacía bien difícil llegar allá. Nos mudamos a Puerto Nuevo”. Si bien esto contribuyó al propósito del tratamiento, eventualmente tuvieron que regresar. “Mis papás perdieron todo en esa casa porque hubo unas inundaciones bien grandes. Tuvimos que regresar a Orocovis, quedarme en la casa de mis abuelos, y ya cuando fui para primer grado, me mudan nuevamente para Levittown, que eso es Toa Baja, y de ahí me mudan para Bayamón. En la semana estudiaba (allá) y todos los fines de semana iba a Orocovis”, expuso sobre lo que se convirtió en una rutina, y lo que reforzó sus lazos con el montañoso pueblo.

“Mi hermano pasó toda una vida encamado, y ha sido toda una vida de servicio también. Desde pequeña, tuve que aprender a dar terapia respiratoria, aprendí CPR. Le daba mucho paro respiratorio. Pasaba un año entero en el hospital con mi mamá. Yo salía de la escuela, e iba para allá. Fue bien sacrificado para mi mamá. Ella estudió enfermería por mi hermano”, expuso con admiración por el esmero en las atenciones a José. De hecho, durante su reinado como Miss Mundo de Puerto Rico 2009, como parte del lema “Belleza con propósito”, trabajó el proyecto “Tocando vidas”, inspirado en él, años antes de su partida.

“Yo tenía 23 años cuando falleció. Eso te pone a pensar en muchas cosas. En ver la vida desde una perspectiva diferente”, reveló pensativa al repasar las vivencias sobre uno de los seres que generó mayor aprendizaje en su desarrollo. “Creo que todos los seres humanos pasamos por situaciones. La mía, particular, fue esa, pero yo lo veo como una experiencia de vida bonita. Me enseñó mucho”, sostuvo en su interés de llevar una visión optimista, en vez de refugiarse en la tristeza.

“Tanto los hijos, como mi hermano, como la gente que nos rodea, son maestros de vida y hay que aprender de todo. Siento que todo mi proceso evolutivo ha sido muy bonito, y lo que me falta por aprender. Algo que me llevo de mis papás es que nunca tuvieron un no para mí”, recordó la reina de belleza, quien compitió en Miss Teen Puerto Rico 2006, y resultó primera finalista en Miss Puerto Rico Universe 2009. “Me llevaban a mis clases de modelaje y mi hermano esperaba en la guagua con sus tanques de oxígeno. Viajaron cuando competí en Miss Mundo de Puerto Rico, a Sudáfrica, y mi hermano tuvo su enfermera y lo dejaron cuidando acá”, compartió dentro de los recuerdos que le han servido de aprendizaje.

“Me enseñaron que, aunque tú tengas situaciones que parezcan que son retantes, todo está en la mente, y si tú tienes la limitación física, cuando tú tienes una voluntad indomable, tú puedes lograr lo que tú quieras. Por eso, cuando me vi como madre soltera con tres hijos, porque yo pasé por un divorcio, yo no me senté a llorar, a caer en una depresión”, precisó la madre de María Valentina y de Fernando José, productos de su pasada relación con Elán Allende, y de Cataleya, de la expareja Jairo Calero. Sus hijos tienen 13, 12 y 2 años, respectivamente.

“Yo reconstruí mi autoestima y dije ‘yo voy a competir, y si mi hija (María Valentina) quiere, vamos, que yo le voy a dar ese ejemplo’, y lo hice”. Con su decisión, hizo historia cuando el 27 de junio se convirtió en la primera madre, divorciada, en lograr el cetro de Miss Universe Puerto Rico.

“No me esperaba ganar. No sentía que era la próxima Miss Universe Puerto Rico, aunque mucha gente veía en mí ‘tú puedes ganar’, pero yo no lo veía porque yo veía a otras niñas tan preparadas también, y tan hermosas, tan espectaculares”, manifestó con cierto asombro. “Tuve tres hijos y con todo y eso entran muchas inseguridades, pero ella veía algo en mí que (yo) no estaba viendo y dije ‘lo voy a hacer, voy a atreverme’. Con eso, yo dije ‘¿sabes qué?, independientemente del resultado, ya yo gané”, manifestó complacida. “Creo que eso es el mayor legado que yo también quiero dejar como Miss Universe Puerto Rico, nunca abandonar un sueño”.

Sobre la hiperglicinemia no cetósica

Conocida también como encefalopatía por glicina, es una enfermedad hereditaria que se caracteriza por niveles muy altos de un aminoácido llamado glicina. La glicina actúa como un mensajero químico que transmite señales en el cerebro. De estos pacientes, más o menos el 85% tienen una forma severa, y el 15% tienen una forma leve neonatal.

La mayoría de los pacientes comienzan a tener señales y síntomas en las primeras horas o los primeros días de vida (el período neonatal). Las señales y síntomas son variados, y pudieran incluir: falta de energía, problemas de alimentación, falta de tonicidad muscular (hipotonía), movimientos anormales espasmódicos y problemas para respirar que pueden ser muy graves, entre otros. Los bebés que sobreviven este período tienen discapacidad intelectual grave y convulsiones que son difíciles de tratar.

No existe un tratamiento que cure la encefalopatía por glicina. Sin embargo, los estudios muestran que los pacientes que tienen mutaciones en que hay todavía alguna actividad enzimática (síntomas leves o moderados) y que tienen un tratamiento temprano y bien hecho tienen una mejora en el desarrollo neurológico, menos convulsiones, son más alertas y, los pacientes que tienen síntomas más leves, mejoran la conducta. En pacientes con síntomas graves, no hay mejora.

Fuente: National Center for Advancing Translational Sciences