Una fruta exótica que se da en terreno aguadeño
La finca Pitahayas Seguí, en el barrio Cerro Gordo, se suma a la modalidad de experiencias agroturísticas que se ofrecen en la zona oeste del País.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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AGUADA. Fue un simple acto de curiosidad lo que llevó a Ismael Seguí Román a adentrarse en el mundo de las pitahayas. Su primera siembra, de la variedad cebra, la hizo en el patio de su hogar, a finales de 2019.
Pero el encierro por la llegada de la pandemia del COVID-19 lo llevó, junto a su esposa Luz Ramírez, a seguir educándose y sembrando otras variedades de pitahayas. Y en pocos meses, lo que comenzó como un pasatiempo, se transformó en el proyecto agroturístico Pitahayas Seguí.
“Me metí en Internet a buscar mucha información de ellas, las variedades que existían, a contactarme con gente que las vendía y pegué a comprar las más raras”, detalló Ismael, quien junto a Luz tomó talleres virtuales impartidos por expertos de Latinoamérica.
La pitahaya es una fruta exótica, de sabor dulce, que al abrirse tiene una gran cantidad de semillas negras que hacen contraste con las diversas tonalidades de rosa o blanco de su exterior, dependiendo de sus más de 170 variedades. Actualmente, en Pitahayas Seguí se cosechan 80 tipos de la también conocida como “dragon fruit”.
El matrimonio abre su finca, ubicada en el barrio Cerro Gordo, para recibir a visitantes los sábados y domingos, y compartir sus conocimientos sobre el cultivo de la pitahaya. Como parte del recorrido, explican la historia de la finca, las propiedades de la fruta y sus beneficios para la salud.
Según contaron, el consumo de pitahaya ayuda a subir las plaquetas y a mejorar la digestión, por lo que reciben visitas frecuentes de pacientes de diálisis, que padecen de anemia, tienen problemas de digestión o dificultades con el colesterol, que van en busca de los beneficios que provee el “dragon fruit”. Esto se debe a que es rica en antioxidantes, vitamina C, betacarotenos, carotenoides y, además, tiene una gran cantidad de fibra.
Con la pitahaya, que se da muy bien en climas tropicales, se puede confeccionar múltiples productos como yogur, mermelada, sangría y, por supuesto, los deliciosos helados que prepara Luz. También hay quienes la usan en recetas de pan, bizcocho, galletas y hasta hacen té con su cáscara. “Es una fruta que se puede comer dos veces: el fruto y la cáscara”, destaca Luz. Por su parte, Ismael, quien se certificó como bartender, ha puesto a prueba su cosecha en la elaboración de una variedad de tragos y ya varios hoteles de la zona le compran para la preparación de sus bebidas.
El propósito del proyecto, recalca la pareja, es educar a más personas para que aprendan a cultivar pitahayas, por lo que también venden las plantas y enseñan a los visitantes a sembrarlas en un ambiente controlado.
“Nosotros damos al público la opción de que la pueden sembrar dentro de un tiesto, si no tienen mucho patio, y le enseñamos la manera de sembrar, el tubo que puede usar, un tubo PVC. Yo le vendo plantas a la gente y me envían fotos. Les pregunto: ‘¿Cómo va el proceso?’ Y me llaman: ‘Mira, la planta va así’, ‘Me echó una fruta’. Consultan conmigo y como siempre les cojo el teléfono, pues eso es lo que les gusta a ellos”, afirmó Ismael.
Los recorridos en Pitahaya Seguí son libres de costo, pero hay que hacer cita, llamando al 787-431-1764. También puede obtener más información a través de sus páginas de Instagram y Facebook.