Mirador a una belleza única e impresionante
Desde Suñé, en el barrio Honduras, se pueden apreciar espectaculares vistas del Cañón San Cristóbal.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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BARRANQUITAS. La vista del Cañón San Cristóbal desde el mirador Suñé es impresionante. Localizado en el Vivero de Barranquitas de Para La Naturaleza, desde este espacio protegido por el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico se aprecia el intenso verdor de las montañas de la Cordillera Central que en contraste con el azul del cielo crean una imagen única.
Mientras admiran el paisaje, la fría brisa barranquiteña abraza a los visitantes, casi en trance ante tanta belleza, a la que se suman los sonidos del cantar de las aves y el agua del río cayendo. Frente al mirador se aprecia el límite entre el municipio de Aibonito y Barranquitas. A la derecha, se observa el lado del cañón perteneciente a la Cuna de Próceres, y a la izquierda, el de la Ciudad de las Flores. Ambas colinas son atravesadas por dos diferentes grietas que desembocan y se convierten en el Río La Plata. Por estas fisuras atraviesa el Río Barranquitas, Río Usabón y Jatibonico.
“El cañón sería todo esto, la grieta como tal. Antes, la gente veía como la forma de una cara, una persona de perfil, mirándolo. Y le decían a esa pared ‘las tres caras’”, contó Samuel Oliveras, guía turístico y director de Go Hiking PR, compañía de excursiones turísticas, sobre las montañas que ya han perdido la forma peculiar que recuerdan quienes se criaron en esta zona.
“La gente veía siempre de lejitos ese risco, con misterio. El término original era salto San Cristóbal. La palabra cañón ya se usó después de que los científicos vinieron, estudiaron y lo certificaron. Pero la gente del barrio le decía salto San Cristóbal. San Cristóbal porque es el que ayuda a la gente a cruzar los ríos crecidos”, explicó el también maestro de Historia acerca de la percepción antigua del lugar.
Guías certificados como Samuel, quien cuenta con 32 años de experiencia, y su equipo de Go Hiking PR, poseen el equipo necesario para lanzarse a la aventura extrema en el cañón con paredes de 600 a 800 pies de alto.
“La experiencia que se siente al llegar al Cañón de San Cristóbal es única, diferente… Intimida, es algo intimidante. Tú te sientes como que ‘yo soy esta cosita aquí, en ese mundo allá (refiriéndose al cañón)”, describió el hombre que ha bajado un sinnúmero de ocasiones y siempre se sorprende ante semejante monumento natural, también conocido como “el Yosemite del Caribe”.
Esta empresa de turismo barranquiteña ofrece dos tipos de excursiones que reta el lado extremo de los boricuas y extranjeros. La ruta mediana, recomendada para familias, es un recorrido físicamente complicado que consiste en visitar la charca, escalar y hasta deslizarse por el suelo. A la ruta extrema, para los más atrevidos, se le suma la experiencia de hacer rappelling.
Además del grupo de expertos de Samuel Oliveras -que consigues llamando al 787-647-3402 o a través de sus redes sociales-, existen diferentes grupos certificados que cuentan con el equipo y la educación requerida para esta aventura. Por ejemplo, la organización Para La Naturaleza ofrece varias opciones de recorridos guiados, para los que hay que hacer reservación llamando al 787-722-5882.
Pero, si lo que quieres es simplemente disfrutar de la vista, puedes llegar hasta el mirador Suñé, en el barrio Honduras, sector El Portón. La entrada es gratis.