Manatí. Con su peculiar apariencia de una media luna y sus aguas cristalinas, la playa Mar Chiquita es una de la más hermosas de la Isla y está entre las favoritas de los puertorriqueños en la zona norte. Sin embargo, pocos conocen los secretos que esconde.

Y es que, además de servir de musa para poetas y compositores, esta porción del océano resguardada por rocas eolianitas -dunas o montañas de arena, que dado el impacto ambiental y proceso geológico se convirtieron en piedras- guarda una interesante leyenda que explica su origen.

Según el cuento pueblerino, hace muchos años una experta nadadora manatieña, llamada Fini Ana, paseaba por la costa como todos los días, dispuesta a zambullirse. Pero antes de llegar al punto indicado, tropezó y cayó en la zona más honda de la poza. Luego de pedir ayuda a la madre naturaleza, la mujer sintió un fuerte sismo que provocó que la piedra con la que chocaba partiera en dos y una ola la llevara a la orilla, creando la particular forma de la playa.

Lamentablemente, la verdadera historia de Mar Chiquita no es tan idílica, de acuerdo al arqueólogo manatieño Carlos Ayes Suárez, quien la define como una una playa seminatural, ya que para la década de 1950 un comerciante del área dinamitó la roca eolianita con el fin de agrandar la poza.

“Es seminatural porque, obviamente, la roca es natural, la arena es natural, pero la geomorfología de la playa fue alterada”, confirmó por su parte el geólogo Luis Espada Rivera, quien se ha dedicado a estudiar la arena de las playas de la isla.

Dado el valor ecológico de Mar Chiquita, el municipio de Manatí está enfocado, no solo en el mantenimiento del área, sino en promover el trabajo de investigadores para que ayuden en la educación y conservación de la playa.

“Hemos logrado enlazar grupos de profesionales, entre ellos está el arqueólogo, un geólogo y un biólogo para que la experiencia de los visitantes vaya más allá de disfrutar del área, sino que también se puedan educar sobre el por qué y el cómo puede aportar a cuidar este recurso natural”, abundó Marilyn Córdova Rosario, coordinadora de turismo de la Oficina de Asuntos Culturales y Turismo de Manatí.

Aunque uno de los atractivos de Mar Chiquita es su oleaje suave, gracias a su rompeolas natural, esto a veces resulta peligroso porque da una falsa impresión de seguridad. Se recomienda a los bañistas tener mucho cuidado con las fuertes corrientes y a no nadar cerca de las rocas.

No obstante, el balneario ofrece un ambiente ideal para un pasadía familiar, con áreas recreativas para practicar el volibol, área de baños portátiles, depósitos para basura y estacionamiento. La entrada es libre de costo.

Como dato curioso, en la zona se pueden observar las ruinas de lo que fue un centro de actividades que hoy sirve de canvas para grafiteros y muralistas como es el caso de la monoestrellada del proyecto “78 municipios, una bandera”, del artista Héctor Collazo.

Otras playas en Manatí

  • Playa Poza de las Mujeres – Forma parte de las 2,286 cuerdas de la Hacienda La Esperanza. Para llegar hasta ella debes bajar por unas rocas eolianitas.
  • Playa La Esperanza – Frecuentada por familias locales, es perfecta para quienes buscan un lugar tranquilo para conectar con la naturaleza.
  • Playa Los Tubos - Cuenta con una orilla extensa, ideal para tomar el sol. Además, debido a su alto oleaje, es una de las favoritas para practicar el “surfing”.