PEÑUELAS. Ya se acercan los meses de mayor calor en la Isla y muchos optan por irse a la playa, pero hay un lugar secreto donde sopla la brisa fresca frente a una imponente cascada, mientras disfruta en familia de una belleza casi inexplorada.

Se trata de los charcos de Peñuelas, una maravilla natural al alcance de cualquier presupuesto y están tan cerca que no resistirá darse un buen chapuzón.

Además, hay cabida para hacer senderismo, montañismo, ‘rappelling’, nadar o simplemente sentarse en una piedra a contemplar las maravillas que ofrecen estas joyas peñolanas, siempre listas para la aventura.

De acuerdo con José Manuel Velázquez Santiago, guía turístico de la Casa de la Historia Ramón Rivera Bonyé, el área más conocida es La Soplaera.

“La Soplaera es un paraíso y es conocido a nivel mundial. He encontrado gente de Brasil, Canadá, Europa y es bien interesante porque ellos buscan y preguntan el porqué del nombre, y si el nacimiento del río queda cerca. Vienen con ganas de subir para ver de dónde sale tanta agua y lo fría que es”, relató.

¿Por qué se llama La Soplaera?

“Hay varios cuentos. Según entiendo que cae más con el nombre es que, al pararte frente a ella, no sé si es que con la presión del agua viene viento también, sientes que la cascada te sopla. Si estás en una piedra frente a la cascada, al caer el agua sientes el viento que da de frente y es raro porque está entre montañas… tantos árboles y uno sentir como que sopla el agua, ese fresquito, ese frío”, insistió.

Velázquez Santiago, quien también alimenta la página Adrenalina PR en Facebook, explicó que esta charca es propia para nadar.

“Hay gente que se tira desde la piedra, la charca es bastante profunda, todo aquel que sepa nadar se tira. Hay gente que lo utiliza para meditar. Simplemente es ir y compartir con amistades, es renovador estar allí”, acotó al mencionar que la ruta para llegar a La Soplaera es por la carretera PR-386.

“Como tal, aquellos que no pueden cruzar el área de las piedras y llegar al charco, antes hay varias charquitas y entonces, allí van muchas familias, cocinan en fogón, hacen barbacoa. Hay gente que ha ido a acampar en el área del llano, otros se sientan en el área del puente a coger fresco. El mero hecho de uno estar allí sentado, rodeado de la naturaleza, sientes paz y la tranquilidad”, destacó.

Seguridad al disfrutar

Uno de los aspectos más relevantes al visitar cualquier río o charco es estar atentos a las condiciones atmosféricas y al comportamiento del cuerpo de agua.

“Puede hacer un sol acá y uno piensa que se puede tirar, sepa que, si ha llovido mucho en el centro de la Isla y en esos lugares en días anteriores, puede bajar el cantazo del río y no darnos cuenta. Hay que estar pendiente al nivel del agua de la charca, si está bajando espuma u hojas secas, eso es indicativo de que hay agua que está bajando de algún extremo del monte y toda la suciedad que hay en la orilla está cayendo en el agua”, advirtió.

“Además de chequear cómo están las condiciones del tiempo, si no ha llovido en dos o tres días, uno puede estar seguro de que la tierra no está saturada de agua y que, si llueve para el monte, te va a dar tiempo de poder salir del área de peligro”, añadió.

Finalmente, resaltó que “a veces, no vemos el potencial que tiene el pueblo con sus recursos naturales, somos ricos en eso”.

“Muchas veces, el turismo se concentra en el área metropolitana con edificios de la época española, pero cuando se tiran para esta área, de verdad que muchísima gente queda enamorada y dice que Peñuelas tiene algo mágico que ofrecer. Es como un balance”, puntualizó.