Influencer es el término que menos utiliza para identificar su ocupación. “Me da vergüencita”, confesó. Chente Ydrach se siente cómodo definiéndose como comunicador. También es un contador de los cuentos que le hace otro. Cada vez que un invitado le dice, ‘Te voy a contar un cuento’, a él le brota la curiosidad por los ojos.

Su canal en YouTube sumaba hasta ayer 696 mil suscriptores, pero todavía recuerda cuando se sentó a jugar con la computadora en la casa de su mamá, después de perder un trabajo, y aprendió a montar su vlog. Conseguía alrededor de 700 vistas al día y decía, “Anda pa’l sirete, somos famosos”. Desde ese momento tuvo la idea de que era posible ganar dinero de los contenidos “porquerías” que entonces subía a la web.

Relacionadas

No se equivocó. Doce años después afirma que vive de la monetización de sus vídeos. “Vivo de esto y no tengo queja”, dijo desde el estudio A de Gallimbo Studios, la empresa de la que es socio con su manejador Idel Armando Vázquez Villafañe.

Pero Chente no se vive la película por completo. Es tan realista como pesimista.

Su realismo estriba en la conciencia que tiene sobre el terreno movedizo en el que se destaca, donde a diario tiene que salir a mantener y buscar audiencias sin perder la fascinación que tiene por su trabajo. Confiesa que nada lo pone tan nervioso como encontrarse frente a figuras que eran los favoritos de su mamá y que él creció viéndolos o escuchándolos, como Chayanne, Wilkins, Ricky Martin, Raymond Arrieta, Glenn Monroig y Sunshine Logroño.

“Me gusta mucho lo que hago y no me veo no haciéndolo, pero la realidad del caso es que uno tiene que prepararse para cuando no estés pega’o. Me siento bien charro diciendo eso, pero es la verdad”, afirmó.

La competencia también arrecia y él no se quiere quedar atrás. Reconoce que el surgimiento del canal Molusco TV, que conduce y produce Jorge Pabón “El Molusco”, lo ha obligado a generar más contenido.

“Ahora mismo mi competencia número uno es Molu”, admitió. “Es una rivalidad superamistosa. Nosotros hablamos, nos llevamos bien. En contra del conocimiento público y del deseo de vernos arrancándonos las cabezas, somos panas, y creo que hace un trabajo maravilloso. Me gustaría pensar que si le haces la pregunta a él, también diría que hago un trabajo maravilloso, y creo también que su existencia hace que uno quiera trabajar y hacer más cosas brutales y encontrar nuevas audiencias y hacer crecerlas”.

Asegura que vive sin quejarse de la monetización que generan sus vídeos.
Asegura que vive sin quejarse de la monetización que generan sus vídeos. (Ramón "Tonito" Zayas)

Agranda Gallimbo Studios

En el afán por seguir creciendo -y monetizando-, Chente y su socio ampliaron el espacio de Gallimbo Studios, en Hato Rey, para crear más contenido donde él no sea la figura principal, y así atraer a un público que no lo sigue.

“En ninguno doy el caretazo, inclusive, meto muy poco la cuchara en términos creativos”.

Actualmente producen desde allí “La gallera”, en el que se comentan aspectos de la cultura popular, el reguetón y el jangueo; “Mi primera vez”, dedicado a temas de mujeres; “Catando chino”, en el que se hacen críticas de restaurantes chinos y “Hablando sin saber” sobre “teorías de conspiración”.

Gallimbo Studios tiene además una división de ventas de camisetas y próximamente lanzarán una cerveza y productos derivados del cannabis, anticipó Vázquez Villafañe, quien es el presidente de la empresa.

“Lo que queremos es maximizar este espacio. En realidad lo complicado es desarrollar audiencias. Que haya un buen corillo que diga, todos los martes me voy a sentar a ver este programa. Creo que eso es un gran reto. No tengo ahora mismo planes de ampliar más ni de hacer otros programas, esto es lo que hay ahora mismo”.