Cada canción en el repertorio de Yolandita Monge es una historia distinta en la vida de quienes la siguen desde que, siendo una niña, irrumpió en la radio a través del programa “Tribuna del arte”. Luego hizo lo propio en la televisión en “Luis Vigoreaux Presenta”.

“Cuando termina un amor”, “Débil”, “La distancia”, “Te veo pasar”, “A pesar del tiempo”, “El amor” y “Quítame ese hombre del corazón”, son clásicos de la música romántica latina y cada una trae consigo vivencias de amor y desamor que perduran en la memoria musical de cada persona que las conoce.

Para ella no hay una canción en particular que la hará eterna, sino todas, pero algo más grande que una composición quedará cuando se despida de este plano y sea “Eternamente Yolandita”, como sugiere el título del concierto que la regresará a la Sala de Festivales del Centro de Bellas Artes en Santurce el sábado, 15 de junio, en una doble celebración: la función 69 que presenta desde ese escenario y los 69 años que cumplirá el próximo 16 de septiembre.

“Voy a mencionar lo que va a quedar realmente eterno y me emociono, ¡Es la voz! La voz, que es lo que nos hace comunicarnos con los demás, y me emociono porque es un regalo que me dio Dios”, expresó con las lágrimas humedeciéndole las mejillas. “A veces estoy en un supermercado y pregunto por algo, o en donde esté, y hablo y la gente vira, porque me reconocen por la voz y eso me emociona, porque recuerdo cuando papá se dio cuenta que realmente tenía una cantante, yo era muy chiquita”.

No importa qué canción cantar, siempre es la voz, que es lo que tenemos los seres humanos para comunicarnos”

-Yolandita Monge, cantante

La artista -que aspira a vivir 125 años- volvió a pisar el escenario de la Sala de Festivales después de tomarse un descanso de 10 días para internalizar las emociones que recogió durante las tres noches de mayo cuando presentó el mismo concierto. Llegó al medio del escenario, esta vez con las butacas vacías de fondo y abrió los brazos como queriendo atrapar lo que representa esa sala en un abrazo. Estar allí, dijo, es “todo”.

“Es tanta esa energía del público que se queda y eso viene directamente del corazón. Eso viene como un alimento, como cuando te dan todo de momento, entonces tienes que esperar que esa adrenalina vaya bajando y baje ese pulso del corazón que va a galope, de agradecimiento, de que todavía a mis 69 pueda seguir sintiendo esto que es como si te enchufaran directo al corazón todo el amor de la gente que me viene a ver”.

¿Ha cambiado para usted el significado de cantar?

Todo, porque antes, por ejemplo, si tenía un agravio, me doblaba la rodilla. No es que no lo sienta ahora, pero ahora en vez de doblar las rodillas me siento quizás en posición de loto y agradezco eso que está llegando que quizás no es tan feliz, porque ahí es donde están las lecciones más grandes.

Es usted muy espiritual...

“Todos lo somos, lo que pasa es que lo vivo en el 24/7. Es lo que me ha ayudado a pasar estos 10 años sin quien me acompañó casi 30 años (Topy Mamery 1960-2014). Es lo que me ha ayudado, sin pastillas, a capela, como digo yo, con el amor poniéndolo en el lugar que va, meditando mucho.”

La repentina muerte de Mamery la llevó a verse perdida por un tiempo, hasta que entendió que le correspondía a ella misma construir un nuevo camino.

“No me daba cuenta tampoco que tenía una tristeza profunda. Sí tenía miedo de llorar, porque era tanto lo que quería llorar y como estaba sola... Le hablaba al perro y no me contestaba, me contestaba a su forma, poniéndose donde se ponen ellos encima de uno, y fui acompañándome en esa soledad que no estaba sola, porque había mucho conmigo, pero no lo veía”, compartió.

¿Sintió en ese proceso que tocó fondo?

Claro que sí, y tuve que ir a médicos, tuve que ir a psiquiatras, me mandaron medicamentos, pero ninguno funcionó y ahí comprendí que la vida te va mandando por otro camino, y esto sí y esto no. Cuando te desconectas de la fuente, de Dios, o como lo quieras llamar, ahí es donde te llaman, ‘tiene una depresión’, porque estás desconectado contigo mismo. Pero la vida es perfecta si sabes escuchar y sentir y ahí es que viene la conexión.

La cantante Yolandita Monge aún maneja la tristeza que le dejó la pérdida de quien fue su esposo, el fenecido empresario artístico Topy Mamery.
La cantante Yolandita Monge aún maneja la tristeza que le dejó la pérdida de quien fue su esposo, el fenecido empresario artístico Topy Mamery. (Carlos Giusti/Staff)

¿Qué la hace feliz ahora?

El camino que estoy creando para mí, que vengo creando desde que él se fue, y este despertar tan grande a este camino. Tengo mi vida llena con mis nietos (2). Me voy a Miami y me cuesta regresarme, porque es que los niños me han llenado de una forma que no me imaginaba. Ser abuela es una de las cosas más grandes y más hermosas que me ha pasado, y mis amigos.

¿Cómo se lleva con la edad y la vejez?

La edad es un número y la vejez es una enfermedad si tú la permites, porque la alegría está aquí (se toca el corazón). Mi abuela tenía casi 100 años cuando se fue y tocaba el acordeón y mamá también. Vengo de una familia musical.

¿Se perderá la música romántica que hace ante las tendencias actuales?

Esa música como la otra durará el tiempo que tenga que durar, porque eso también tiene un motivo. Entonces, los que se quedan en esa música, quizás pierden ésta y a lo mejor ellos están allá y esta no les gusta. Hay música para todos los gustos. Quizás los que están en otro tipo de cosas el romance no lo conocen, pero a lo mejor el romances les va a llegar en algún momento, porque tienen un corazón. Hay mucha gente que no lo conocen nunca.

¿Cómo siente a Puerto Rico?

Como está el mundo entero, acomodándose, dejando que las cosas que ya no funcionan, ellas mismas vayan saliendo y que entren cosas nuevas. ¿Qué va a pasar ahora en este año que es de tomar determinaciones? Los corazones de la gente se moverán, porque la gente está despertando y entonces soy de las que pienso que para que algo nuevo llegue a tu vida, tienes que dejar que salga lo que ya no te sirve.

Cuando se mira en el espejo, ¿qué ve?

Veo a una persona que quiere todos los días que se levanta ser mejor persona. Dejando el espacio para que lo nuevo llegue, caminando más rápido y a la misma vez lento, con pasos decididos a lo que voy a hacer. Cuando venía hoy, no sé lo que me ibas a preguntar, pero como piso fuerte, o me siento fuerte, y me siento en paz, contesto mi verdad. Siempre mi verdad.

El amor de pareja, ¿concluyó para usted?

Eso no lo sé, porque nada busco, estoy abierta como un abanico a recibir lo que llegue para mí. Si algo llega, uno lo sabe, porque uno lo siente, y de momento empiezan esas mariposas, como llegan también esas mariposas cada vez que vengo a enamorarme con el público que me viene a ver, y esas cosas me emocionan, porque es tanto lo que doy. Lo que yo hago es también un enamoramiento, yo los enamoro y ellos me enamoran.

La intérprete dice sentirse plena. También agradecida del privilegio de continuar cantando, ahora quizás con una mayor profundidad, esa que se gana con la madurez.

“Eternamente Yolandita” terminará el ciclo en la Sala de Festivales para moverse a otros escenarios en la República Dominicana y en la zona este de Estados Unidos. Boletos en TicketCenter y la boletería del CBA.