El pianista argentino Raúl Di Blasio integró a su agenda unas charlas motivacionales como parte de su aportación social para dejarles un mejor lugar a sus dos hijos.

El artista confesó que lo que inició como una visita a un grupo de universitarios se convirtió en una necesidad. Desde hace seis años, el compositor tiene intercambios con jóvenes, a quienes les cuenta cómo derribó algunas barreras de su camino hasta alcanzar su sueño artístico.

“Tengo dos hijos uno de 21 años (Stéfano)  y otro de 8 años (Alessandro). En un concierto en México, un señor del Ministro de Educación escuchó mi historia de venir de un pequeño pueblo del sur de Argentina y me invitó a que llevara una charla a los alumnos de una universidad. Esta presentación dio paso a un programa exitoso. Se hizo un plan y, si mi agenda lo permite, hago cerca de 60 o 80 visitas en México y Centroamérica”, explicó el arreglista, quien el mes próximo llevará a cabo alrededor de 20 conferencias en el estado de Nuevo León, México.

Señaló que su hijo menor nació en México, donde se “están pasando circunstancias difíciles” y, por tanto, se siente con el compromiso de contribuir al rescate del país. “México es un país adorable, pero está pasando por circunstancias difíciles, como la inseguridad. La educación y la cultura son fundamentales. Esto se ha convertido en una necesidad. Tengo un hijo en desarrollo en esta sociedad. Al menos desde el piano y con mis comentarios, puedo hacer una contribución que no me cuesta nada”, añadió en entrevista telefónica desde El Paso, Texas, donde presentaría anoche su concierto.

Otro encuentro que tiene entusiasmado al músico es el que tendrá con el público puertorriqueño el 22 de febrero, a las 8:30 de la noche, en el Centro de Bellas Artes de Caguas como parte del décimo aniversario de esta sala. En su espectáculo estará acompañado de su hijo Stéfano, quien interpretará la guitarra.

El “Piano de América” no pisaba suelo boricua desde hace ocho años, por lo que comparó esta visita con la de un reencuentro de amigos que hace tiempo no se ven. “Puerto Rico es la cocina de la música. Cuando desperté en la música, la isla fue esencial. Quiero mucho a ese pueblo porque desde allí me lanzaron al mundo”, comentó.

Anticipó que, por tal razón, el espectáculo tendrá un tono nostálgico al repasar las interpretaciones con las que se dio a conocer en este país. “Las canciones son como el perfume que te gustaba a los 15 años, que ya no te lo pones tanto, pero te sigue gustando su olor. Mi estilo y manera de tocar es el mimo, pero mi expresión se ha modificado porque con el paso de los años uno se sigue sintiendo de otra manera”, expresó quien desde hace 22 años estableció una conexión con los boricuas.