La experiencia de lograr colaboraciones con figuras de renombre internacional como Daddy Yankee, Yandel y Nicky Jam las logró temprano en su desempeño en la música. Vivir la ilusión de la fama se perfilaba como una posibilidad con puertas abiertas. Sin embargo, mientras se adentraba en la dinámica de la industria, se percataba de que, más allá de lo que lograra, la felicidad no estaba completa.

La pasión por cantar creció con el intérprete Onell Díaz mientras se criaba en Carolina, Puerto Rico. Hijo del reconocido productor de música urbana, DJ Nelson, su interés no fue una sorpresa. En su adolescencia, ya comenzaba a demostrar su talento para componer e impartirle su toque a sus creaciones.

“Nadie puede negar que tener un padre como quien dice, ícono de la música, no te va a abrir puertas, no lo puedo negar. Pero obviamente, llegó un momento dado en que mi talento estaba hablando, porque yo puedo ser el hijo del presidente, y aun así, si el talento no está, no está”, estableció Díaz, intérprete de música sacra, en entrevista telefónica desde Florida, donde reside. “Las puertas a mí se me abrieron, obviamente, porque tenía, gracias a Dios, las conexiones, pero ya yo empecé a desarrollar también mi talento, incluso como productor, y ahí es que empiezan (famosos) a trabajar conmigo, porque no fue de la noche a la mañana. Muchos de ellos me decían que no al principio. Pero después fui desarrollándome hasta que lo logré”, prosiguió el cantautor, quien promueve el sencillo Pase lo que pase, de su álbum Lleno 2.

“Trabajé con un montón de gente conocida, Yankee, Zion, Yandel, el mismo Farruko (antes de su conversión), con un montón de cantantes”, recordó sobre sus inicios. “Le agradezco a Dios porque eso me hizo crecer mucho. Tuve mucha experiencia y hoy por hoy, tengo una puerta abierta siempre para hablarles a ellos del Señor”, dijo, y enfatizó estar claro de lo que abandonaba.

“Cuando hago el paso, la transición, yo sabía lo que estaba dejando. Yo sabía lo que iba a dejar atrás, pero como siempre digo, cuando uno se acerca a Dios, tus sueños se hacen pequeños, lo que tú anhelas, se hace pequeñito por la presencia de Dios, y eso cambió mi vida, y llevo 8 años sirviendo al Señor, y no quiero virar”, sostuvo, y resaltó que “desde chamaquito yo puedo decirte que creía en Dios y traté de buscarlo”, pero fue con el paso de los años que “sentí el llamado de Dios a mi vida, y no me pude resistir”.

¿Qué ocurrió que te llevó a tomar la decisión de dedicarte a la música sacra?

“Básicamente, la droga está bien cerca, todo, muchas cosas que son malas, que no nos hacen bien”, confesó sobre conductas de excesos en el ambiente del entretenimiento relacionadas con el sexo y el consumo de alcohol, entre otras. “Tuve que ver muchas cosas desde muy joven que no tenía que ver, y me comencé a convertir en eso mismo. No puedo negarlo. Comencé a caer en lo mismo, y como todo joven, a querer experimentar esas cosas. Literalmente, yo me sentía como que ‘¿esto es en serio, esta es la vida, esto es lo que es mi propósito?, ¿para qué yo estoy aquí?’. Me comencé a hacer la pregunta, ‘¿por qué estoy logrando tantas cosas, pero aun así siento que me falta algo?’”.

El artista compartió que durante el proceso comenzó a recibir “señales” para abrazar la ruta espiritual que profesa hoy día, entre ellas, “las oraciones de mi hermana (Yellinel)” y la conversión al cristianismo de un primo con el que trabajaba en la música. “Hoy por hoy estoy viviendo el llamado de Dios en mi vida. Dios me dijo que lo que yo utilizaba para destruir, ahora lo voy a utilizar para bendecir, que es la música”. La decisión la tomó entre sus 19 y 20 años, cuando todavía residía con DJ Nelson.

El productor musical DJ Nelson
El productor musical DJ Nelson (Stephanie Rojas)

¿Cómo reaccionó tu padre cuando le dijiste tu decisión?

“Mal, al principio. Era un hijo que estaba dejando su trono, diciéndole ‘ya no quiero esto’, y como mi papá no era cristiano, no entendía muchas cosas. No me juzgó, no me críticó, pero nos dimos espacio, nos dejamos de hablar por un tiempo hasta que, obviamente, Dios mismo le hace entender que Él me había llamado con un propósito, hasta que entendió. Pero al principio fue bien difícil”.

¿Te afectó mucho su distanciamiento?

“Fue durísimo. Yo lloraba y decía ‘Dios mío, hazle entender’. Recuerda que cuando yo me convertí, que dejé todo lo de la música, yo me quedé pelao porque yo hacía dinero con la música. Cuando acepto al Señor, que yo abandono todo, no tengo un ingreso. Lo más que me avergonzaba era que él me viera sin dinero”, recordó. “‘No tengo dinero ahora, ¿cómo me va a ver mi pai?’. Esa vergüenza. Pero insistí, no me quité. Seguí teniendo fe en lo que Dios había prometido, hasta que la música cristiana me ha dado para vivir y de esto vivo y viviré”.

¿Cuándo se rompe esa distancia?

“Llegó un día que mi papá decidió desahogarse. Me dijo ‘creo en ti, en el llamado que Dios tiene para tu vida. Dale pa’lante, no te quites. Si te caes, Dios te va a levantar’. Fue como que, ‘dale, hijo mío’. Mi papá es el financiero de mis videos, de un montón de cosas. Me ha dicho ‘creo en ti’”.

Para quien desea seguir en el ambiente de la música secular, y mantener una vida recta en cuanto a valores se refiere, ¿es fácil? ¿Es complicado?

“Mantenerse recto y puro en ese ambiente es algo que es bien difícil, pero no es imposible. Tampoco es que no lo puedes hacer. Creo que uno debe estar bien fortalecido. Por lo menos en mi pensar, en mi opinión, sin Dios es imposible. Yo he visto muchas personas buenas que empezaron bien, y de momento, se dañaron. Pero de igual manera he visto gente de familia, gente que va a trabajar, hace su trabajo y regresa a su casa con su familia y sus hijos, su esposa. Pero es un ambiente que está un poquito más expuesto a lo que son las tentaciones. Es un poquito complicado, pero se puede”.

¿Cuán pleno te sientes con tu decisión?

“Me alegro de dejar atrás una vida desorden. Hoy por hoy disfruto de una familia. Tengo a mi esposa. Tengo a mi hijo (Dylan, de 2 años) y estoy esperando otro hijo. Yo sé que, a lo mejor en ese desorden que yo iba caminando, porque iba caminando en un desorden, no estuviera disfrutando de una familia”.

Feliz de cantar alabanzas

Tras su transformación, grabó la producción discográfica Lleno (2019), que presenta su nombre al revés. También, Emociones (2021) y Lleno 2, que lanzó este año y que incluye el éxito Misericordia, que canta junto a Farruko, y Abrázame. A estos álbumes se suma Más cerca (2022), en el que trabajó como productor y compositor de temas que interpretaron artistas invitados.

Pase lo que pase, que cuenta con las colaboraciones de Gocho y Christian Ponce, es el corte promocional actual. “Habla de confiar en Dios, no importa las situaciones que puedan venir a nuestras vidas. Es una canción de fe y de esperanza”, explicó Onell, quien vislumbra presentarse en concierto en Puerto Rico el año próximo. El video musical presenta a dos jóvenes en un hospital mientras atraviesan por una enfermedad.

Lleno 2 incluye colaboraciones con Dalex, Álex Zurdo y Emanuel Lara, entre otros. Dentro de las corrientes musicales que interpreta incluye los ritmos urbanos. “Hacemos de todo. La música urbana siempre la uso como un vehículo para llevar un mensaje para llegarle a los jóvenes, específicamente, que es mi target, y no te van a escuchar una balada”, expresó, y destacó uno de sus propósitos principales en la música.

“Quiero llevar el mensaje de que ser joven no es una limitación para servirle a Dios con pasión, esa es la huella que quiero dejar, que nosotros le podemos entregar nuestra juventud a Dios, no importando las ofertas que nos haga el mundo, que tengamos para abandonar a Dios o darle la espalda, no hay excusa. Nosotros como jóvenes podemos servirle”.