La fortuna artística que aportó Myrta Silva (1927-1987) a la cultura popular se amasó mientras esta cantante, compositora y productora televisiva se debatía entre dos mundos en varios sentidos.

La llamada “Gordita de Oro” se consagró como una de las compositoras de bolero más importantes de las décadas de los 30 y 40, pero ella casi nunca cantaba los temas que escribía. Y aunque se le denominó la “Reina de las Guarachas” por la cantidad de ejemplares de este género que interpretó, no compuso una guaracha que haya perdurado, según resumen los historiadores Vanessa Knights y Cristóbal Díaz Ayala en distintos números de la revista La canción popular.

“Probablemente, Myrta hubiera preferido que su voz fuera capaz de proyectar lo que su alma sentía”, afirma Díaz Ayala.

Y lo que su alma sentía era un dolor acumulado en una infancia marcada por la pobreza y el ajetreo de los cabarets, la escuela idónea para alimentar la sensualidad que impartió al interpretar guarachas.

El resultado de este cruce entre creación y ejecución fue la contribución de estilos innovadores en ambos géneros.

Como letrista, Silva fue pionera en popularizar el bolero lírico, caracterizado por estribillos “desgarradores, cercanos al melodrama de las telenovelas o las películas románticas”, se resume en la edición de Años Dorados del Suplemento Historia de la Salsa de Primera Hora.

Se trata de líricas inmortalizadas en otras voces, entre estas la de Ruth Fernández, responsable de la trascendencia de la canción Cuando vuelvas.

Lo que sí se le dio a Silva en la tarima y en el estudio de grabación fueron las guarachas, especialmente mientras perteneció en los años 40 al Cuarteto Victoria de Rafael Hernández Marín, y luego a la Sonora Matancera. Estos grupos quedaron marcados por la picardía de la artista, quien además fue la primera mujer inscrita como timbalera en la Federación de Músicos local.

“Su norte siempre fue divertir, convertir el escenario en un lugar divertido”, añade Knights.

“Madame Chencha, la Gambá”

Pero música no es lo único entretenido que hacen los músicos, y Myrta Silva lo sabía. Detrás del personaje “Madame Chencha, la Gambá”, produjo y condujo el primer programa de variedades en el que se incluyó un formato fijo de chismes en la televisión puertorriqueña.

Titulado Una hora contigo, el espacio se transmitió en el canal 47 de Nueva York y en WAPA TV, en Puerto Rico. Myrta Silva ofreció una propuesta similar en Radio Mirror TV, transmitido en la década de los 60 en Nueva York.

Con un tono humorístico, “Chencha” se convirtió en el terror de los artistas. Y es que la “Madame” no tenía contemplaciones al informar acerca de matrimonios secretos, rupturas, infidelidades y conflictos con las disqueras.

Según Díaz Ayala, este ha sido un molde imitado por chismólogos boricuas de televisión en las décadas de los 80 y 90.

El brillo artístico de Myrta Silva, nacida en Arecibo, se apagó en 1987, cuando se quemó con agua caliente mientras se duchaba. Sus “kilates”, en cambio, siguen intactos en el pentagrama boricua y en la historia de la música popular.