Mérida Ithier: “En casa siempre hemos sido y somos personas comunes y corrientes”
Hija de Rafael Ithier habla sobre el orgullo que representa el legado de su padre.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La humildad y un trato familiar para quienes incluso no están ligados de sangre fueron enseñanzas constantes como parte de la crianza de don Rafael Ithier a su hija Mérida. El orgullo por un legado musical que trasciende fronteras como director de El Gran Combo de Puerto Rico también resalta en sus emociones.
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“En casa siempre hemos sido y somos personas comunes y corrientes”, destacó la pianista y educadora, quien junto con sus hermanas Ivonne y Maritza, es producto de la relación del artista con su esposa, Carmen “Carmín” Soto. El músico también es padre de Pedro, Thelma y Carlos.
“No andábamos con la pancarta de que ‘soy la hija de Rafael Ithier’”, añadió. “En nuestra niñez, a nivel de compañeros de estudios, vecinos, en casa siempre se nos inculcó… no de una manera de sentarnos y decirnos…, pero de la manera en que nosotros fuimos criados, (ser su hija) era algo natural”, sostuvo, y mencionó que “sí había personas que se acercaban a nosotros y nos preguntaban, pero nosotros no nos sentimos nada diferentes ni súperespeciales”.
Más allá del éxito internacional, la fama y del legado de la agrupación, que este mes cumple su 60 aniversario, se les instruyó ver con naturalidad su labor. Incluso, compartió que agasajar a los invitados para que se sintieran en familia, era la norma para don Rafa en el hogar.
“Siempre se nos enseñó en casa el hecho de que mi padre lo que hacía era trabajar. Nosotros sabemos que es un artista porque cultiva el arte en la música, pero para nosotros es nuestro padre, y mi mamá tuvo que ver mucho con eso”, resaltó sobre la crianza de doña Carmín. “Él no lo ve como una plataforma para ser famoso o tomar ventaja y sacar beneficios”.
Entre las anécdotas, rememora cuando la agrupación se presentó en su senior prom. “Tuve la dicha de ser presidenta de todas mis clases graduadas”, compartió. “Fui presidenta en el segundo semestre (de escuela superior) y hubo una situación. Ahí mi padre me ayudó. Pudimos recaudar el dinero que necesitábamos. Él obviamente no nos cobró”, dijo, y aclaró que la iniciativa fue avalada por los miembros de la llamada “Universidad de la Salsa”.
“Toda decisión de esta índole y cualquiera otra, mi padre siempre iba al grupo. No era como que ‘es mi hija y hay que hacer esto’. Es algo bien serio. Esto no es como que me tomé ventaja porque es mi papá' o somos las hijas”, enfatizó.
La ausencia física por una agenda de trabajo comprometida, no restó a mantenerla unida al líder de los “Mulatos del Sabor”.
“La gente decía ‘papi es casi un pajarito’, porque toda la vida viajó muchísimo”, rememoró pensativa. “Recuerdo que, para mi cumpleaños, que es en febrero, recuerdo que mi padre siempre estaba en Panamá, pero en casa no había este feeling de ‘papi no está, de que ‘mira, el cumpleaños’, porque mami siempre hacía provisión, pero mi padre tenía una costumbre de llamar. Él podría estar en Hong Kong, en Australia, México, Rusia… él llamaba todos los días y llamaba dos y tres veces. El hecho de que estaba físicamente ausente no es sinónimo de que estaba ausente, porque él se hacía presente’'.
Dentro de su rol protector, Mérida revela que era cauteloso hacia dónde les permitía salir a bailar, aunque se tratara de eventos que el grupo amenizara. “En un momento dado me llegué a quedar vestida y alborotada porque él decía ‘no, para ese (show) tú no vas’, porque a veces entendía que ‘el sitio donde voy a tocar hoy no es el mejor ambiente, pero nosotros estamos de trabajo’”.
Los elogios abundan al repasar la aportación artística del también abuelo de cuatro nietos. “Es un orgullo grandísimo que no solamente a nivel musical haya podido lograr cosas maravillosas, porque prácticamente lo conocen en el mundo entero, pero a mí me emociona muchísimo cuando compartimos en algunas actividades con ellos y la gente le dice, ‘bendiciones’, ‘Dios le bendiga, ‘Dios le dé vida’, ‘gracias’, y él nunca dice que no a una foto. Él es loco con su gente ya sea de aquí o de afuera, y ese es mi padre”.
La disciplina que por décadas ha mostrado hacia su profesión es uno de los aspectos que admira en don Rafael. “Él ha sabido ser un ser humano muy comprometido, muy consciente de lo que le ha tocado vivir dentro de su profesión. Siempre se lo ha tomado muy en serio. (…) Le ha dado un lugar de seriedad a este género. Él siempre dice que el trabajo que ellos hacen es el sustento de 13 familias”, dijo. “Me emociona mucho saber que ha puesto un granito de arena en la gesta cultural de nuestra isla”, afirmó sobre quien dijo que “ha sido el mejor padre para nosotras y para nosotros”, y valoró el legado de la agrupación.
“Es encomiable el trabajo que han hecho desde el inicio y creo que han logrado el objetivo de llevar la música alrededor del mundo y dar a conocer a esta isla pequeña, pero grande de corazón y talento, alrededor del mundo”.