Listo Roy Brown para volver al lugar que lo vio “nacer”
El cantautor celebrará sus 80 años de edad con un espectáculo conmemorativo en el Teatro de la Universidad de Puerto Rico.

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“Aquí fue dónde soñé llegar, más o menos, a donde he llegado hoy”.
Así se expresó Roy Brown, quien está listo para pisar una vez más el Teatro de la Universidad de Puerto Rico para recordar sus primeros pasos en la música con su concierto “A los 80, yo protesto” el próximo 30 de mayo.
El cantautor habló con Primera Hora desde el espacio en el que se dio a conocer hace más de cinco décadas, cuando sirvió como “relleno” para un festival musical en el que se presentaron los salseros Willie Colón y Héctor Lavoe, y donde llegó a interpretar algunos de sus temas más emblemáticos de su álbum debut con su entonces vecino, Silverio Pérez, ayudándolo a derribar fronteras con su canción de protesta.
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“Esta presentación me dio la oportunidad de cantar más de dos temas, como ‘Dime niña’, ‘El joven del caserío’, ‘Señor inversionista’, ‘Mr. con macana’, algo así. Aquí yo estaba empezando”, expresó sobre el recinto riopedrense de la UPR, que le sirvió como refugio para establecerse como uno de los mayores exponentes de la nueva trova aun cuando en 1976 tuvo que emigrar a los Estados Unidos por no conseguir empleo en la Isla por sus posturas políticas y sociales.
Dicho teatro fue punto de encuentro para presentaciones como “Distancias en vivo”, un homenaje a la poesía de Juan Antonio Corretjer, y su visita junto a los miembros de Aires Bucaneros en la década de los 80, hasta finalmente abrirse espacio hacia el Centro de Bellas Artes de Santurce, arena que se convirtió en su nuevo hogar para espectáculos especiales.
Pero el intérprete de “Boricua en la luna” asegura que el Teatro de la UPR fue significativo no solo en su transformación como artista, sino también para darle forma a su identidad individual y su visión de mundo.
“Aquí fue donde yo hice un cambio de persona, donde me convertí en el Roy Brown que conocen hoy día. Yo era otra persona y aquí aprendí mucho, mi curiosidad tuvo rienda suelta; conocí personas que son muy amigos míos hasta el día de hoy”, expresó Brown, al recordar que en el Teatro tuvo su introducción a la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, donde se conectó por primera vez con Daniel Santos, una de las voces más enigmáticas de la música popular latinoamericana, así como su contacto con las artes escénicas, desde la ópera hasta la danza clásica.
“Este encuentro tiene un propósito, porque a punto de cumplir los 80 años regreso a donde nací, por decirlo así”, puntualizó.
Brown también destacó que revisitar su primera producción puede representar una multiplicidad de experiencias, desde sentir un desaire por la falta de progreso social, reconectar con un fragmento de la historia puertorriqueña, hasta quizás ver cómo se lidió con los desafíos del diario vivir de una época particular.
“’ Yo Protesto’ no es nada objetivo, es subjetivo, es sobre un personaje, que soy yo, que es un estudiante que comía una vez al día, lo único que comía era huevos fritos, papas fritas y jugo de china, a veces dormía en un lugar, a veces en otro. Fue una época difícil y no me acuerdo bien, porque fueron muchas cosas las que me sucedieron. Yo digo que estoy vivo de milagro”, compartió, asegurando que con más de 200 canciones editadas se siente afortunado de compartir su faena a meses de llegar al octavo piso de la vida y seguirlo haciendo libremente.
“Yo soy dueño de todos mis trabajos. Mis trabajos los produje yo y soy dueño de los ‘másteres’, desde el 1970 hasta el 2025”, afirmó, al tiempo que exhortó a las instituciones de poder a considerar el potencial de las artes escénicas no solo para el desarrollo cultural, sino para el desarrollo económico.
“El gobierno debería auspiciar nuestra cultura, porque eso va a producir riqueza para nuestro país, y no solo riqueza de que viva esto, y me tiro un ‘jurujuru’, sino producir dinero, porque nuestros artistas viajan y tienes a una juventud que, en vez de mirar al techo están llegando al Conservatorio de Música, adquiriendo una profesión que parece casi como ser un doctor, porque un músico hecho y derecho que toque en alguna sinfónica tiene que estudiar un montón de años, siete u ocho, y después tiene que seguir estudiando. Y el doctor produce dinero y atiende pacientes, y el músico produce mucho dinero, y atiende a mucha gente que crecen al escuchar la música”, resaltó.