Junte metalero en el Coliseo de Puerto Rico
Los fanáticos puertorriqueños del glam metal ochentoso disfrutaron de un gran bufé metalero

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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Los fanáticos puertorriqueños del glam metal ochentoso disfrutaron de un gran bufé metalero compuesto de cuatro platos. Como parte de la primera edición del Rock’in Arena Fest, el sábado se presentaron en el Coliseo de Puerto Rico las bandas Cinderella, Firehouse, Steelheart y Warrant.
Steelheart
Exactamente a las 8:00 de la noche y con grandes porciones del Choliseo aún vacías, Steelheart comenzó su breve participación de poco menos de 40 minutos. En la misma, su primera en Puerto Rico, la banda interpretó un cover del clásico de Led Zeppelin, Black Dog y cinco canciones propias. Entre éstas estuvieron We All Die Young, tema de la película Rock Star, y la balada Angel Eyes, con la que cerró su set.
La falta de una audiencia numerosa no intimidó al fundador y vocalista principal, Miljenko Matijevic, quien a lo largo (o corto) de su presentación, mantuvo el interés y el ánimo de los pocos que sí estaban.
Warrant
Para cuando la segunda banda, Warrant, comenzó su intervención, ya había considerablemente más personas en el Choliseo.
“Es nuestro honor y privilegio estar aquí esta noche”, dijo el vocalista principal, Robert Mason, luego de la segunda canción, el éxito de 1989, Down Boys.
Durante los próximos 45 minutos, en los que nunca se hizo mención del reciente fallecimiento del vocalista original, Jani Lane, Warrant se concentró en sus primeros dos discos: Dirty Rotten Filthy Stinking Rich, de 1989 y Cherry Pie, de 1990. De éstos tocó Sure Feels Good, Sometimes She Cries, Heaven, I Saw Red, D.R.F.S.R., Uncle Tom’s Cabin y el máximo éxito en toda la historia de la banda, Cherry Pie. Fue precisamente con éste que se despidieron de su fanaticada boricua.
Sex Ain’t Love y Life’s a Song fueron las únicas dos composiciones que Warrant ofreció de la producción que lanzó este mismo año y que tituló Rockaholic.
Firehouse
La banda que mayor interacción tuvo con el público, fue la tercera de la noche, Firehouse. Su vocalista principal, C.J. Snare, constantemente animó a la audiencia haciendo uso de un español que aunque rudimentario, era perfectamente entendible. “¡Hola, Puerto Rico! ¿Qué pasando, Puerto Rico?”, exclamó durante su saludo.
El cuarteto, formado en Carolina del Norte y ganador del premio a la mejor nueva banda de hard rock o metal en los American Music Awards de 1992 (uno de los otros nominados era Nirvana) tuvo una presentación breve y bien directa. Sólo tocó éxitos. Abrió con Overnight Sensation, All She Wrote y Ought to Be a Law, para luego continuar con versiones acortadas de las baladas When I Look Into Your Eyes y I Live My Life For You.
Firehouse, que aún mantiene a tres de sus integrantes originales, culminó su presentación con Shake and Tumble, Love of a Lifetime (otra balada melosa), Reach for the Sky y Don’t Treat Me Bad.
Cinderella
Finalmente, a las once de la noche y ante una multitud de metalheads que aún querían seguir rockeando, Cinderella subió al escenario. La banda, oriunda de la ciudad de Filadelfia, es una de esas raras agrupaciones de cualquier género de rock que aún mantiene a todos sus integrantes originales. Con Tom Keifer como vocalista principal, Jeff LaBar en la guitarra, Eric Brittingham en el bajo y Fred Coury en la batería, la banda es exactamente la misma que saltó a la fama en 1986 con su primer álbum Night Songs. De este disco interpretaron Once Around the Ride, Somebody Save Me, Night Songs, Nobody’s Fool y el primer éxito de toda su carrera, Shake Me.
El showman del grupo definitivamente lo es Keifer, quien además de cantar, mostró su dominio escénico tocando varios instrumentos como guitarra eléctrica (tanto rítmica como principal), guitarra acústica, saxofón y un instrumento de cuerdas conocido como lap guitar). Muy desafortunadamente, de lo que no tuvo control fue de su propia voz. Sus más de 25 años de trayectoria ya han causado efectos en sus cuerdas vocales y Keifer sencillamente ya no suena igual y lo que es peor, sonó muy mal.
Cinderella, que no lanza un disco con material nuevo desde 1994, centró el resto de su participación en su segunda producción, el exitoso Long Cold Winter de 1988.