“Nada personal” es el título de su álbum. También, su lema para caminar por un rumbo donde apostar a la autenticidad propia tiene mayor peso que la opinión de quienes puedan criticar su manera de ser o su desempeño.

Fuera de la confrontación, con su reflexión, el intérprete urbano Joyce Santana abraza el interés de ser empático. Prefiere evolucionar más que batallar por convencer, juzgar o siempre tener la razón.

“Para mí es por el aprendizaje, la madurez que tengo ahora en esta etapa, el haber aprendido que las cosas realmente no son personales. Al final, solo somos gente que estamos bregando con nuestros propios traumas”, expuso pensativo a Primera Hora.

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“Es como un código para saber que no debo cogerme las cosas tan a pecho como quizás lo hacía antes, y eso podía influir en la mentalidad que tenía”, prosiguió en el encuentro con este diario, en el que reflejó su fascinación por profundizar sobre todo tema que considera de relevancia, fuera de responder en automático o con respuestas acostumbradas.

“Haber descubierto eso para mí fue bien clave”, sostuvo, y agregó que el título también obedece al dicho con el que conocen a un amigo suyo. “Es de las personas que ha estado conmigo desde que empezó todo. Yo simplemente quería cantar, y él me ponía a cantarle a cualquiera que se nos parara al lado solamente para que viera que era bueno, que había algo”, dijo sobre la complicidad que atesora.

Mucha de la narrativa en “Nada personal” lleva parte de sus vivencias, incluyendo el orgullo de su crianza en Carolina. En otros de los 17 temas que componen su primer álbum de estudio relata historias como observador. Yandel, Feid, Alvarito Díaz, Brray y De La Rose son colaboradores en el proyecto que contó con Tainy como productor musical.

“Tiene mucha dualidad porque, aunque hay muchos pedazos de mí en el álbum, hay muchas cosas que vienen no porque lo viví, sino porque lo pude ver o estar presente. Coexistimos y somos testigos de todo lo que le pasa al del lado”.

Al proseguir sobre el título de la producción discográfica, Joyce Fransue Santana Febres repasó cómo los momentos de dificultad lo llevaron a la conclusión de no tomar las cosas de modo personal.

“Tiene que ver con que en una etapa de mi vida yo siento que toqué fondo, en cuestión de tristeza, depresión, como que no tenía la mentalidad más positiva del mundo”, confesó. “Alguien bien especial para mí me dijo ‘Joyce, tienes mentalidad de pobre’. Cuando me dijo eso me chocó mucho, pero entendí que cuando te hablan de mentalidad de pobre no te hablan de nada que tenga que ver con lo económico. Se trata de cómo nos victimizamos a veces y cómo pensamos que todo lo malo nos pasa a nosotros, como ese boquete. Caer en cuenta de eso fue como que ‘yo no quiero ser así, yo tengo más para dar, esto no soy yo’, y eso influyó mucho en poder llegar a esta mentalidad que tengo ahora, gracias a Dios”.

Esta reflexión lo ha llevado a concluir la ganancia que deriva de su aprendizaje.

“Ha sido favorable en el aspecto de que siento que cargo con mucho menos”, dijo. “Pero también es como que un precio que uno paga, porque eso también te quita mucha gente de alrededor que ‘maybe’ (quizás) no es la gente correcta para ti. Uno tiene amor y respeto por las personas, pero yo entiendo también que todo lo que pasa es porque tiene que pasar”.

El álbum incluye los temas “Malos hábitos” y “Ferxxoko”, que estrenó en octubre del 2024 como anticipo. También, los que lanzó este año previo al álbum, como “No se ve el corazón”, “Tu ciudvd”, “Rehab” y “Superman”, entre otros. El género urbano es principalmente con el que se ha dado a conocer, pero las fusiones de la producción discográfica reflejan que su amor por la música no se limita al reguetón, el trap y el rap. “Hay una variación bien grande de todo”, afirmó. “Soy bien fanático de todo tipo de música. Soy bien fanático del contraste, más que nada, eso es algo que me gusta mucho”.

El álbum concluye con el tema que le da título al álbum, un relato de sus esfuerzos y su determinación. “Es la única canción donde no estoy contando una historia. No es un ‘storytelling’, sino que estoy diciendo las cosas que estoy pensando o por las que estoy pasando o pasaba al momento”, expuso. “Es una canción bien especial para mí”.

Orgulloso de Carolina

El amor por las letras lo atrapó desde la niñez. El proceso de narrar historias le fascina. “Yo tuve una etapa en la que solamente quería escribir poesía, y realmente ni siquiera sabía si lo que estaba escribiendo era poesía porque no conocía sus reglas, pero sí tenía la intención”.

En la adolescencia comenzó a descubrir su interés en la música. “Como a los 12, 13 años, me escucho por primera en un micrófono, y eso me enamoró de grabar. Era un estudio. Éramos todos niños”, recordó con nostalgia, y presumió con orgullo la tendencia que hace años se da natural en su pueblo. “Era como que el ‘hobby’. Es que en Carolina, en los barrios, eso es algo que es como deporte. Por eso sale tanto artista, en todos los barrios siempre hay esa cultura de música”.

Pero la idea de dedicarse de lleno a este interés demoró unos años. Cuando ingresó a la universidad, su anhelo era estudiar sicología.

“No daba el promedio. Tuve que entrar por justicia criminal, y era bueno en las clases. Aprendía mucho. Aprendía sobre las leyes y cómo defenderme, del poder judicial de este país, la cantidad de palabras y de conceptos que tienen. Eso me apasionó mucho”.

Un suceso relevante y la sugerencia de una profesora promoverían dar un giro en sus planes profesionales. “Iba para la universidad por la mañana, y cruzando la calle, me atropellaron. Di vueltas. Caí en el suelo. No me pasó nada. Yo caí sentado y no tenía absolutamente nada. La gente se bajaba de los carros y me decía ‘no te muevas, no te pares, te acaban de atropellar’, pero yo me sentía bien, no sentía nada, y yo siento que eso fue un milagro. Eso me puso mucho en perspectiva qué yo quiero hacer con mi vida”, narró en detalle. “Ahí fue que decidí ‘yo quiero, yo no me puedo morir sin hacer lo que realmente quiero hacer, que es música’”.

A su vez, una profesora le sugirió creer en su talento y dedicarse al campo artístico.

“Un día justo antes de empezar el semestre de la práctica, me reúne, me saca aparte y me dice ‘Joyce, esto no es lo que tú quieres, tú realmente lo que quieres es hacer música, no dejes que tus sueños se duerman’. Y esa oración siempre la llevo conmigo, no dejes que tus sueños se duerman. Justo al otro día dejé la universidad y empecé esto. Y creo que es una decisión de la que nunca más arrepentiría. Me ha traído mucha felicidad”.

Comenzó a darse a conocer en la plataforma digital “SoundCloud”, alrededor del 2014 o 2015. El tema “3:00 AM” resonó en muchos oyentes.

“Hoy en día es una saga de canciones que hago que son atacando temas como la depresión, las crisis existenciales”, sostuvo dentro de su intención de hacer música para dejar huella. “Ahí es que empiezas a ver que ya el público está teniendo una aceptación con lo que tú estás compartiendo, y se volvió una responsabilidad seguir haciendo ese tipo de canciones, con mis fanáticos y conmigo mismo, seguir haciendo canciones donde yo pueda ser lo más vulnerable posible”.

Esa transparencia la abraza como un aspecto constructivo.

“Estamos en un mundo que nos enseña, por lo menos al hombre, que no se debe ser vulnerable y eso es uno de los más grandes errores. Eso es lo que hace que los hombres no lleguen a viejos”, analizó pensativo. “Yo he podido aprender que mi vulnerabilidad es lo que más fortaleza me da como hombre y es lo que más fortaleza le da a mi relación. Más que de música y de creación, ha sido un camino, de aprendizaje. Y estoy bien, bien feliz de poder darme cuenta de eso”.

El orgullo de su crianza también toma peso en sus composiciones. “Toda la vida he sido de Carolina. Siempre vivía en residenciales. Mi primer entorno fue el barrio San Ciprián. Ya no es un barrio. Ahora es un complejo. Luego de eso viví en el residencial Santa Catalina. Luego viví en el residencial Felipe Sánchez Osorio”, detalló el artista, quien siempre estudió en escuelas públicas. “Eso me ha podido poner en perspectiva muchas cosas. Me ha podido enseñar cómo realmente el ser humano sí puede aprender por cabeza ajena”, expuso enfático, y relató los retos a los que se expuso.

“Yo siempre he vivido en caserío y yo nunca he tenido absolutamente nada que ver con, nada que tenga que ver con las cosas que se implican, con vender drogas o cosas así. Nunca he tenido absolutamente nada en mi récord. Nunca me han arrestado por nada. Nunca ni siquiera he tenido el interés de eso, porque me acuerdo como en el séptimo (grado) éramos un montón de estudiantes, y ya en noveno quedábamos bien pocos porque se habían matado entre ellos mismos. Yo he tenido todas las razones para no querer ni tan siquiera mirar para allá en cuestión de querer hacerlo. Pero yo nunca me hago de la vista larga de ‘esto es lo que está pasando, esta es la realidad del lugar de donde vengo’”.

En su propósito de dedicarse a la música, existe la intención de mostrar diversas salidas. “Es algo también que me funciona para poner esa semilla de ‘mira, venimos de aquí, pero igual podemos hacer más’”.

Atesora a su familia

El apoyo de los suyos en el amor por la cultura es otro aspecto que abraza con orgullo. “Vengo de una familia artística, de bajos recursos”, sostuvo Joyce, quien reveló ser pariente de la reconocida escritora Mayra Santos-Febres. “Siempre ha sido alguien a quien he estado viendo de lejos y admirando lo que hace”, dijo. “Le tengo mucho respeto, pero no he tenido una conversación con ella en persona. Quisiera tenerla algún día”.

Su madre ha sido uno de los motores para poner en marcha su vocación artística. “De las primeras personas que escucharon o que leyeron las cosas que yo escribía, era mi familia. Fueron los primeros en decirme, ‘sigue, qué bien’”, relató quien es hijo único. “Yo me voy a acordar siempre de la cara que puso mi mamá cuando yo le dije que dejé la universidad. Aun así, con la cara que ella puso, de que se le rompió el corazón a mi mamá, lo que me dijo fue ‘si eso es lo que quieres hacer, hazlo, tú puedes hacerlo eso’. Para mí es bien especial”.

En cerca de una década de trayectoria, Joyce Santa ha concluido que la evolución profesional tiene que ir de la mano de la personal. “Mi crecimiento artístico se debe a mi crecimiento como ser humano. Mientras mejor soy como persona, mejor soy como artista. Si ahora puedo reconocer mi valor como artista, como liricista, como rapero, eso también viene de que ahora puedo reconocer mi valor como ser humano y eso también me hace querer ser mejor persona”.