Gisselle la montó bien duro en el Coca Cola Music Hall
Un enérgico recorrido y el apoyo de un grupo selecto de invitados la ayudaron a mantener al público cantando y bailando la noche del sábado.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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“Entre tacas y canciones”, el concierto de la merenguera puertorriqueña Gisselle Ortiz, se comenzó a planificar desde mucho antes de la llegada de la mortífera pandemia del COVID-19. La noche del sábado, sin embargo, la artista de 54 años comprendió que la fecha indicada no era antes ni después.
Durante la esperada velada musical, el Coca-Cola Music Hall se llenó de los fieles fanáticos de la también actriz, quienes la han acompañado en sus 30 años de trayectoria. Hombres y mujeres de todas las edades llegaron “amola’os” para honrar a su ídolo.
Amigos de la exponente, como el periodista de NotiCentro, de Wapa Televisión, Normando Valentín, y la relacionista profesional Uka Green, de igual manera, cumplieron su promesa de estar junto a la nacida en Nueva York de padres boricuas. A las 9:00 p.m. el ambiente se supo listo para que comenzara el espectáculo.
“Somos fuerza, somos pasión, somos energía”, se leyó en la pantalla digital principal del escenario. El mensaje era evidente. Sería una noche para enaltecer y celebrar a la mujer.
Luego de eso, apareció Ortiz vestida de color plateado con una pieza -tipo capa- blanca. Para hacerle honor al nombre del concierto, la cantante, quien mostró interés en las artes desde temprana edad, se decantó por unas botas altas también en tono metálico.
Al ritmo de “Lo mío es mío”, la bailarina descendió por unas escaleras que adornaban la tarima con naturalidad y soltura. Sin duda, Gisselle se “jayaba”, como bien diría su amiga y comadre Angelique Burgos “Burbu”.
Para esta ocasión, la merenguera quiso “tirar la casa por la ventana”. Por ello, no se mostró sola ni un solo instante. En los más de 20 temas que interpretó a lo largo del “show”, bailó junto a ocho bailarinas, capitaneadas por el reconocido coreógrafo puertorriqueño Danny Lugo.
“Fuego en la cintura” fue el segundo número de la noche, una en la que el público permaneció de pie en las casi dos horas de duración. Baile por aquí y baile por allá.
Asimismo, “Esa no es mejor que yo”, sirvió para que la producción luciera la espectacular iluminación. Acto seguido, llegó el momento de Gisselle saludar a la audiencia muy a su estilo.
“Buenas noches, buenas noches. Dios mío, se me dio, coño. Estoy tan feliz esta noche. Ustedes no saben la alegría que le han provocado a mi corazón. Llevaba mucho tiempo queriendo hacer esto. Cuando yo hablé de este proyecto quería que todas (las que lo integraran) fueran mujeres, tuve distintas reacciones. Todas estas mujeres poderosas y talentosas son de aquí, y las tenemos, y lo logramos, así que este ‘show’ se llama ‘Entre tacas y canciones’ no solo por mi calzado, sino para demostrar que las mujeres, cuando soñamos, y lo podemos visualizar, lo podemos lograr. Mujeres al poder”, expuso en el mensaje de bienvenida que fue aplaudido por hombres y féminas de igual forma.
“Pesadilla” y una versión bachata de “Perfume de mujer”, antecedieron el segundo cambio de vestuario de seis que luciría la integrante de los desaparecidos grupos Kaviar y Punto G. Esta vez, la cantautora lució un vestido corto color champán repleto de plumas.
“Señores, estoy como que sofocá”, se le escuchó decir a la anfitriona mientras se preparaba para entonar “Amar a dos”. Esta sensación extrema de calor tenía su razón. Gisselle no se mantuvo quieta ni un minuto, ella se arrastró.
“Solo se vive una vez”, al estilo carnaval y un popurrí con los éxitos “Atada”, “De qué nos vale” y “Voy a quitarme el anillo”, le añadieron fuego al espectáculo.
El público, donde más de una ya se mostraba sin los tacones altos con los que llegó, no pudo contener tanta emoción al ver a la “reina del merengue”, Milly Quezada, arrimar al escenario para deleitar con el casi himno “A que vuelve”. El dueto también se creció con “Dame un beso”.
Cuando llegó el turno de “Te amo, idiota”, Gisselle contó que durante la pandemia “todos estábamos comiéndonos un cable”. Por eso llamo a su grupo de amigas para que la ayudaran en la creación del video.
De esta manera, personalidades como Alexandra Fuentes, Tita Guerrero y la comisionada residente en Washington, Jenniffer González Colón, la más aplaudida, se quedaron con la pantalla grande al retransmitirse el proyecto audiovisual casero.
Al concluir, la inconfundible voz de Elvis Crespo se escuchó. Junto al merenguero, quien también lució tacones altos, Ortiz cantó “Te veo triste”. Luego, invitaron a Quezada para, juntos, conquistar al público con “Para darte mi vida”.
“El negro” provocó que los que ya se habían sentado por el cansancio, se pusieran de pie. Todo volvió a ser el mismo ambiente de fiesta que se percibió al principio.
“Júrame” y “Quién te hace el amor”, también fueron incluidas en el repertorio. Para entonces, las sorpresas no habían acabado.
El escenario se volvió a engalanar para recibir a Yolandita Monge. Las cantantes boricuas ofrecieron una magistral interpretación de “El amor”.
“La quiero a morir”, “Boca” y “Quiero estar contigo”, sirvieron para dejar claro que lo bueno, por más años que pasen, no se cambia. Aunque la industria ha visto el nacimiento de grandes estrellas durante los últimos tiempos, las pasadas generaciones continúan dando sorpresas como el extraordinario “show” que Gisselle ofreció esta noche.