¿Qué no hace una fanática por su ídolo para poder verlo, fotografiarlo o simplemente disfrutar de su concierto? Sepa que Zulma Sosa y Beth G. Degnan son fieles seguidoras, desde niñas, del cantautor Wilkins, tanto así que a través de los años se mantienen al día de todos los pasos del artista.

Esta lealtad y admiración lo enorgullecen a él, quien ha valorado la entrega de sus fanáticas, con quienes tuvo un reencuentro en la Sala Sinfónica del Centro de Bellas Artes de San Juan, donde el 14 de febrero ofrecerá el concierto Wilkins íntimo.

El vocalista mayagüezano, de 60 años de edad, quien se mantiene en comunicación con ellas, describe este casual encuentro para esta entrevista como “una reunión de amigos. Y la gente puede pensar que la fanática te mira por el lado físico o por una sola canción, porque puede ser así, pero la vida te acerca para que las cosas duren”.

Beth G. Degnan, de 43 años de edad, revela en entrevista con Primera Hora que es seguidora de Wilkins desde que tenía siete años, cuando se aprendió el tema Yo quiero un día.

“Yo cantaba todos los días esa canción y le pedía a Dios con todo mi corazón conocerlo, y me dio la dicha. A los 19 años, fui a su concierto en la inauguración del coliseo Rubén Rodríguez, en Bayamón; fui con mi hermana y fue en febrero 10 de 1989. Él llegó en avión (al estacionamiento), nos vio y preguntó si estábamos bien. Yo tenía una cámara 110 y le pregunté si podíamos tomarnos una foto, y luego nos pasó al concierto”, narra emocionada quien se desempeña como maestra.

Al escucharla, Wilkins sonrió y comentó que “me han traído tantos recuerdos y detalles que uno va perdiendo de cada concierto. Nosotros, los artistas, recordamos con cariño muchos gestos que a veces se nos escapan”.

El cantante quiso aprovechar este encuentro con sus fans para demostrarle a Beth G. Degnan que atesora un regalo que ella le hizo en 1995. Se trata de una vela con una foto de él y un escrito que lee: “Que Dios te devuelva en paz espiritual todas las emociones positivas que a tanta gente das”.

Ella no pudo disimular su asombro y lo tongoneó con un nuevo detalle al regalarle un marco con una foto de él y una figura de coquí.

Mientras, Zulma Sosa, de 54 años y natural de Cayey, es admiradora de Wilkins desde 1974, cuando lanzó la canción La tristeza de mi mujer. Recuerda con emoción que “yo iba (al programa) Parejo, doble y triple y cortaba la clase de los lunes y miércoles para estar allí y verlo, y saqué A en la clase. El profesor nos mandó a hacer un trabajo de poesía y cogí las canciones de él y saqué A. Además, yo guardaba mis chavitos que me sobraban de la beca para ir a los conciertos y de ahí para allá se abrió una amistad”.

Agregó que “Wilkins es como mi hermano; yo lo adoro y si tengo que dar la vida por él, la doy. Hemos pasado momentos buenos y difíciles. Tengo una hermana que murió en sus brazos, si se puede decir; que quería que él le cantara Tú eres mi sustento en el hospital y él le cantó y luego murió”.

Tan sólida es su amistad que Zulma Sosa celebró sus 50 años en Argentina junto con Wilkins y su esposa, Patricia Chessel.

La voz de Sopa de caracol y Sereno dice que “yo recuerdo a Zulma en casi todas las fiestas patronales de los 70, Santa Isabel, Ponce, Cayey...”.

“Ellas me dan fuerza y aceptación con su cariño. Me siento contento de que no las he defraudado con mis actos a través del tiempo. Uno hace loqueras y ha habido una revolución en mí; por eso, he podido cambiar de look, mi ropa y lo que canto. Me gusta sentirme libre, aunque la revolución vaya por dentro. Y de alguna forma, me ha impactado lo de ellas (su fidelidad)”, sostiene Wilkins.