Como muestra de respeto y admiración, fueron muchos los puertorriqueños que hicieron fila hoy para asistir al velatorio del cantante Cheo Feliciano.

Entre el gentío destacado mayormente por boricuas de Yauco, San Juan, Cayey, Caguas, Bayamón y Toa Alta, se encontraba Alberto Concepción, quien confesó a Primera Hora que la música de Cheo Feliciano lo salvó del suicidio.

"Gracias a Cheo Feliciano yo no me ahorqué. Cuando Cheo murió me corté el afro, que lo que tenía era un comejen", dijo.

Debido a que padeció de una depresión provocada por las presiones de su trabajo en 1977, es que Concepción, oriundo de Santurce, estuvo al borde de privarse de la vida.

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Las canciones "Si por mí llueve" y "La escalera" le sirvieron de aliciente para entonces aferrarse a la vida.

Lamenta como murió su ídolo al decir que "Cheo pudo con las drogas, pudo con el cáncer, pero no pudo con el sueño".

"Cheo era pueblo", acota el hombre de 69 años en compañía de sus amigos Miguel Ángel Roldán, Sigfredo Pellot y Julio Colondrés, quienes se describieron como "Salseros de la mata".

Por cierto, mostró para el lente fotográfico de este diario una fotografía junto con Cheo Feliciano en la placita de Santurce.

Otro fanático de Cheo que se dio cita en el coliseo Roberto Clemente lo fue José Luis Bonilla, quien viajó desde Cayey y cargaba con discos de 1973 y 1976.

"De Cheo me gustaba mucho su forma de interpretar y el carisma en tarima. Su carisma es de emular. Era excelente ser humano", dice Bonilla.

Pese a su condición de salud, tiene pulmonía y usa tanque de oxígeno, Nereida Laguer quiso despedirse del vocalista. "Mi hijo me trajo. Soy salsera y me gustaba todo de Cheo. Mi bolero favorito era Amiga", precisa.

Desde Yauco Carlos Semidei junto con su hijo Carlos, describieron al intérprete como excelente en lo que le distinguía en la música que era cantar.

"Era un gran ser humano y puertorriqueño. Él llevó nuestra salsa a otro nivel, a un nivel mundial, ese es su legado", detalló Semidei.