Yomo Toro se despidió del mundo físico ayer, luego de sufrir un cáncer del que se enteró  hace apenas unas semanas. Pero su presencia está intacta en el mundo musical como consecuencia de 78 años de vida dedicados casi todos a la exaltación de uno de los instrumentos más representativos de la puertorriqueñidad: el cuatro.

Amante de la disciplina y amigo de las fusiones,  Víctor Guillermo Toro Vega, su nombre real, fue pionero en presentar el distintivo sonido de esas cuerdas en el ritmo de la salsa y en  países como Japón, Sudáfrica y Rusia, no sin antes abrazar la música típica y de trío  en su natal Puerto Rico y su entrañable Nueva York.

El germen de este bagaje empezó cuando apenas tenías seis años de edad y se desarrolló en los años 40 cuando aceptó la posición de requintista en el trío Los Cuatro Ases, según reseña el historiador Enrique Feliciano Díaz en la Fundación Nacional para la Cultura Popular (FNCP). Esta experiencia lo motivó a unirse más tarde a los grupos  Los Universitarios, Los Indianos,   Rey Arroyo, Felipe Rodríguez y Tito Lara.

Su brinco  al candombe sucedió en los años 50, cuando la orquesta Estrellas de la Fania lo incorporó a sus filas justo en el momento histórico en el que estaba naciendo la salsa. La llegada a Nueva York, entonces, era inminente. Y con ella la comunicación directa con el son cubano.


Así las cosas, mientras estuvo en el condado del Bronx tocó el tres cubano con la orquesta de  Larry Harlow y luego con el Tumbao de Pacheco, destaca Feliciano Díaz.  Asimismo, matuvo durante siete años “El Show de Yomo Toro”, por el canal 41 de Nueva York.

No en balde el nombre de este boricua nacido en Guánica está en el Paseo de la Fama del Bronx, donde se ganó la admiración y cariño de colegas como Rubén Blades, Tito Puentes y Gloria Estefan, a  quien orientó en la grabación del álbum “Caribean Cool”.

De aquí pa’l mundo

El siguiente paso en la carrera de Yomo Toro fue gigante. Justo cuando empezó a picarle la necesidad de regresar al cuatro, el trombonista Willie Colón lo contrató para hacer con él y el cantante Héctor Lavoe una de las fusiones más exitosas entre la música típica puertorriqueña y la salsa, consignada en los discos de la serie “Asalto navideño” (1971-73).

Este álbum lo hizo famoso al punto de ser solicitado en Alemania, Inglaterra y España. En Londres tuvo la oportunidad de unirse en aclamados solos al  guitarrista Steve Winwood, y en España sorprendió al también guitarrista  Paco de Lucía, quien lo fue a ver a uno de sus conciertos e inmediatamente quiso tocar con él, acota el historiador de la FNCP.

Desde ese entonces, fue cuestión de meses para que se regara la voz de su virtuosismo y lograra contrataciones en África y Oceanía, sin olvidar su compromiso con su patria, de manera que su cuatro se dejó notar en las producciones navideñas, como las de Santo y su Tuna,  y festivales típicos, como el  del Mundillo y el Cuatro en Moca, el de Trovadores de mi Tierra y las fiestas patronales del pueblo de Guánica.

  Siempre con las cuerdas en la  mano, dejó su huella también en Latinoamérica, siendo figura recurrente en el Festival de Música del Caribe de Colombia, donde compartió tarima con figuras como Freddy Mac Gregor y Celia Cruz.

Músico Prolífico

Díaz Feliciano apunta que Yomo toro tiene en su haber 10 discos como solista y más de 150 colaboraciones con otros artistas. Resalta entre sus propuestas a  “Gracias”, descrita por la revista Hispanic como una de las más sobresalientes del siglo XX.

También sobresalen  “Música para el mundo entero”, con el   intérprete Edwin Rivera; y “Funky Jíbaro”, una joya de la década de 1980.

En esas producciones queda registrado el talento de un músico que siempre prefirió su cuatro antes que las palabras para expresar su amor patrio en  un lenguaje inmortal.