Brincar, gritar, reír, cantar, empujar, vacilar, usar la ropa y los accesorios que les dé la gana, hacer gestos sin que nadie se burle porque sean demasiado femeninos, demasiado masculinos o simplemente “charros”…

Éstas son algunas de las expresiones que permite la música electrónica cuando se ofrece en un evento de la magnitud del Coors Light Electric Daisy Carnival, según varios espectadores entrevistados por Primera Hora en el espacio entre el coliseíto Pedrín Zorrilla y el estadio Hiram Bithorn, en Hato Rey, San Juan, donde se llevó a cabo el evento.

“El ambiente es mágico. Esta música te eleva, hace que salga lo que tienes encerrado dentro de ti, de tu espíritu, de tu mente. Te revelas, te rebelas”, expresó Angélica Torres Román, de 21 años de edad, absorta en el juego de palabras al tiempo que resonaba el beat.

La residente de Isabela llegó a las 5:00 de la tarde, pero desde una hora antes se encontraba entre el gentío que esperaba a que abrieran el acceso al festival. En esta edición, el evento contó con tres tarimas y, además, con machinas incluidas en el costo de los boletos.

Este elemento adicional fue el atractivo más interesante para Kenneth Mercado, toabajeño de 21 años, quien se identificó como fanático del trance y el resto de fusiones electrónicas que se expondrían en el carnaval. “Le añade a lo que es la experiencia de estar aquí”, especificó entre otros espectadores ataviados con distintos colores y estilizados con pelucas, accesorios de púas, collares fluorescentes y botas impermeables.

El por qué de este último detalle se explica en que los más de 25 Dj’s, mezcladores y bandas internacionales y nacionales que se presentarían hasta las 4:00 de la mañana tocarían encima de diversos terrenos. Por ejemplo, en una de las tarimas el pasto era frondoso, mientras que en otra había fango, y en la tercera abundaban las piedras.

Los hace felices

Kenneth, asimismo, aseguró que el escogido de artistas estuvo “muy bien hecho”. Hacía referencia a Crookers (Italia), Dirtyphonics (Francia), Claude Vonstroke, Z-trip, TRIP (USA), 12TH Planet, Porter Robinson (Estados Unidos), Dragonette (Canadá), Sander Kleinberg (Inglaterra) y DJ Marky (Brasil), entre otros artistas de otros países, y los boricuas Foglia, La Frecuencia, Kleptik, Lohi Stereo y Dj Xtasys. Este último llegó temprano a las 3:30 de la tarde con guirnaldas blancas y maquillaje colorido.

“Me hace feliz. No sé, es como que esta música de DJ te da un ánimo brutal. La música suave te pone en depresión”, manifestó Ángel M. Torres, de 18 años de edad y proveniente de Isabela.

En el caso del matrimonio compuesto por Francys y Erving Camacho, de Guayanilla, los géneros del rave y el techno tienen un efecto liberador porque les proveen la plataforma ideal para vestirse como sus animés (dibujos animados japoneses) favoritos.

“Éramos militares y cuando estábamos en la Fuerza Aérea escuchamos de este evento en Las Vegas y otros estados (de Estados Unidos), pero nunca pudimos ir. Cuando nos enteramos de que venía a Puerto Rico, no podíamos perder esta oportunidad”, contó Francys, quien llevaba dos moñitos y lentes de contacto verde fluorescente.

Apta para todos

Mientras diferentes beats empezaban a juntarse en las tres tarimas a las 5:00 de la tarde, Yaritza García y Joel López, ambos de 25 años, se acercaban al festival por primera vez.

“Nos gusta de todo tipo de música y vamos a ver cómo es este evento. Supimos de él por las promociones y los DJ’s están pegao’s”, indicó Joel, de Toa Baja. “No tienes que odiar el reguetón para que te guste el dance”, añadió Angélica Torres por su parte.

Neneshka Batista y Haward Barreto, de 22 y 23 años respectivamente, fueron por segunda vez y celebraron el hecho de que este año se programara en un área más espaciosa.

Se estima que al Coors Light Electric Daisy Carnival asistieran 18,000 personas, según indicó a Primera Hora uno de los productores, Arnaud Cahen, quien aseguró que el año que viene se realizará la tercera edición del evento.

“Ya esto es un evento fijo en Puerto Rico”, consignó Cahen, gerente de marca para MillerCoors en Puerto Rico.