Una explosión de salsa en su expresión más pura, feliz y desbordante, a cargo de una orquesta que indudablemente se encuentra en uno de sus mejores momentos de su larga trayectoria, fue lo que ocurrió anoche en el concierto “This Is It”, con el que El Gran Combo de Puerto Rico celebró su aniversario 55.

Si la expresión “This Is It” se traduce como “ahora es que es”, o algo así como “el momento de la verdad”, entonces hay que decir que El Gran Combo le hizo honor a ese título. A lo largo de poco más de tres horas, enardeció al público reunido en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot con un tema memorable tras otro, enfocándose más bien en su repertorio clásico y no tanto en sus éxitos más recientes.

No faltó prácticamente nada de ese repertorio que, en muchas ocasiones, ha estado vinculado a momentos de la historia de Puerto Rico y que se ha vuelto histórico por sus propios méritos: “Acángana”, “Ojos chinos”, “El caballo pelotero”, “Julia”, “Vagabundo”, “Un verano en Nueva York”, “Don Goyo”, “El menú”, “Y no hago más na’”, “No hay cama pa’ tanta gente”, “Goyito Sabater”, “Las hojas blancas”, “La clave”, “La reina”… hablar de lo mejor que ha dado El Gran Combo es lo mismo que hablar de lo mejor que ha dado la salsa en toda su historia.

Las sorpresas de la noche, curiosamente, no vinieron gracias a cantantes o músicos estrellas citados para la ocasión, sino por el agradable gesto de invitar a varios querendones del público puertorriqueño a presentar algunas de las canciones. Los “presentadores sorpresa” fueron Alfred D. Herger, Carlos Delgado y Tito Trinidad –quienes arrancaron fuertes aplausos- el ex Menudo Johnny Lozada, Luisito Vigoreaux y Denisse Quiñones, ataviada en un deslumbrante vestido negro transparente.

Los dos cantantes invitados, La India y Gilberto Santa Rosa, deleitaron a los presentes en “Un verano en Nueva York” y “Guaguancó de El Gran Combo” (La India) y “Goyito Sabater”, “Las hojas blancas” y “La clave” (Santa Rosa, quien una vez más dio cátedra de buen soneo).

Por su parte, los cantantes del Combo demostraron que son piezas claves dentro de esta mítica formación. El relativamente recién llegado Anthony García se mostró perfectamente integrado a la orquesta. Papo Rosario dio lo mejor de sí en “Carbonerito”. Y Jerry Rivas, el más veterano de los tres, tuvo una gran noche, con una combinación de soneos y dominio escénico que lo califican como uno de los grandes soneros de la salsa por derecho propio.

Uno de los rasgos que distinguen a las mejores orquestas, como El Gran Combo, es que suenan en vivo exactamente igual que en sus grabaciones –y en ocasiones hasta mejor. Así sucedió en este concierto, por dos razones. La primera es que contó, en términos generales, con un buen sonido que permitía apreciar con bastante claridad el bajo y los instrumentos de percusión. En segundo lugar, porque, para las presentaciones en vivo las orquestas de salsa suelen agregar una segunda “moña” o “mambo” (parte instrumental) que eleva aún más los niveles de excitación y alegría del oyente; puede decirse que en esos momentos es que las orquestas de salsa alcanzan su mayor esplendor. Esto se dio varias veces en el concierto, especialmente en “El caballo pelotero”, “El menú” y “La clave”.

La noche concluyó con una espectacular “Timbalero”, en la que no solo se lució Domingo “Cuqui” Santos, el timbalero del Combo, sino también otros dos jóvenes intérpretes del instrumento, quienes no fueron identificados pero que entregaron poderosas descargas, inicialmente en una tarima colocada en medio de las sección de Arena y luego en el escenario junto a Santos.

Fue una noche de memorable gozo salsero, que demostró una vez más que El Gran Combo es una propuesta única e irrepetible en el vasto panorama de la salsa.