Una estructura criolla de la época colonial española ubicada en el casco urbano de Cayey alberga el tesoro musical producido por los hijos de esta gran ciudad y que podrá ser escuchado por las próximas generaciones.

Se trata de la Casa Histórica de la Música Cayeyana, un proyecto que pretende hacer justicia a decenas de virtuosos nacidos en la “capital cultural”, mediante la digitalización de entrevistas, biografías, fotografías y presentaciones, de aquellos héroes y heroínas que brillaron en el pentagrama nacional e internacional.

Patio interior de la edificación que data de 1825.
Patio interior de la edificación que data de 1825. (Wanda Liz Vega Dávila)

Allí se plasma la historia del laureado trompetista, arreglista y compositor, César Concepción; al igual que el polifacético Perín Vázquez, quien escribió más de 30 éxitos popularizados por El Gran Combo, y de otros artistas cayeyanos, cuyas fotos revisten las paredes del primer nivel.

La edificación que data de 1825 fue rescatada por el Municipio de Cayey y concedida a una organización sin fines de lucro que en el 2013 buscaba un espacio para documentar la historia de los músicos cayeyanos.

De acuerdo con Andrés Yambó Febus, presidente de la Casa Histórica de la Música Cayeyana, “nuestra misión como tal es rescatar la música, fotografías antiguas, la historia musical de Cayey. Creemos fielmente que todos los pueblos deben tener una casa de la música porque hay muchos héroes anónimos”.

“Aquí presentamos a nuestros artistas cayeyanos como don César Concepción, que además de escribir más de 200 boleros, se dedicaba a tomar la plena rustica y hacerle arreglos musicales de orquesta y llevarla a otro público que no conocía la plena. También se dedicó a escribirle plenas a diferentes pueblos, entre ellas, la Plena de Ponce, que se la debemos a don César Concepción”, explicó.

Una de las salas de La Casa Histórica de la Música Cayeyana.
Una de las salas de La Casa Histórica de la Música Cayeyana. (Wanda Liz Vega Dávila)

“También presentamos a Perín Vázquez que fue uno de los más que nos impactó porque es uno de los músicos más polifacéticos. Perín Vázquez era comediante, actor, compositor, guitarrista, pero Perín escribió para el Gran Combo más de 30 éxitos: El Menú, Azuquita Pa’l Café, Patria… la crema de los 80 la escribió ese caballero. Mucha gente no sabía eso”, expuso el músico quien se especializa cuatro, guitarra, güiro y bongó.

En otra sala se exalta la gesta de la Tuna de Cayey, con cada una de las producciones musicales que acompañaron a una de las agrupaciones que más representa a “la ciudad de las brumas”.

“La Tuna de Cayey que nació en 1964, su fundador se llamaba Juan Ángel Nogueras que escribió diferentes canciones como El Sopón, Canta mi pueblo. Y resaltamos la figura de don Herminio de Jesús, que su primera experiencia musical fue con la Tuna de Cayey en 1964. Herminio es una institución”, dijo sobre el escritor y autor de innumerables piezas navideñas.

“En el área de la música urbana tenemos a Wisin y Yandel que son de Cayey. También Alex y Fido, siendo también reguetoneros. Alex es del barrio Rincón de Cidra que queda en la frontera y Fido es de Cayey”, manifestó.

Pero la cantera de talento musical es tanta que “los músicos que no podemos tener en la sala, quisimos hacer como la casa de una abuelita que tiene las fotos de la familia, va creando ese efecto, los que no caben los ponemos en pantalla”.

Según Yambó Febus, el proyecto de documentación comienza realizando una entrevista a cada artista quien cuenta su propia historia.

Andrés Yambó Febus
Andrés Yambó Febus (Wanda Liz Vega Dávila)

“Desde que comenzó este proyecto ya hay más de ocho músicos que fallecieron y su historia está aquí, en la casa. Pero su historia queda narrada por voz del propio músico para beneficio de las nuevas generaciones. Es la persona que está relatando su propia historia”, apuntó.

“Mirando de aquí a 100 años, las personas van a tener la oportunidad de escuchar al propio artista narrando su historia. Quizá escuchar ejecutando su instrumento; esa es la intención, es el corazón del proyecto”, confesó.

De hecho, la organización cuenta con un voluntariado aproximado de 50 personas que se interesaron en el proyecto luego del paso del huracán María y se mantienen ayudando a mantener vivo el legado musical de su pueblo.

No solo eso, sino que el lugar es un salón de clases de música a donde se enseña cuatro, guitarra, güiro, bongó y barriles de bomba.

“Le damos clases a niños con Síndrome Down, las clases son gratuitas. Instrumentos como el cuatro, guitarra y güiro las doy yo, pero estoy contratado por la Escuela de Bellas Artes del Municipio de Cayey, las otras clases son ofrecidas por la Casa, también de manera gratuita”, acotó.

Igualmente, los viernes y sábados se hacen bohemias para el disfrute de la ciudadanía.

Detalles en Facebook: Casa de la Música en Cayey o llamando al 787-595-8900.