Chucho Valdés y Albita Rodríguez enamoran al público en el Centro de Bellas Artes de Caguas
Hicieron un despliegue de talento el pasado sábado en la noche en la Sala de Conciertos Felipe ‘La Voz’ Rodríguez.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
No todas las noches el público puertorriqueño amante del Jazz Latino puede darse el lujo de ver tocar, escuchar, aplaudir, deleitarse, entre otros asuntos, a un músico de fama mundial ganador de siete Premios Grammy y otros cuatro premios Latin Grammy, en ‘la sala’ de la casa.
Y si a eso se le suma el complemento de ver tocar a ese icónico músico acompañando a una cantante y compositora, también ganadora de varios premios Grammy, pues entonces todo se convierte en un lujo de primer orden.
Esa dupla, de paso, compuesta por el pianista cubano Jesús Valdés Rodríguez, mejor conocido como Chucho Valdés, y la también cantante cubana Albita Rodríguez, hicieron un despliegue de talento el pasado sábado en la noche en la Sala de Conciertos Felipe ‘La Voz’ Rodríguez en el Centro de Bellas Artes de Caguas, cada cual en lo suyo, que dejó al público presente en la velada con ‘ganas de repetir’. Fue un concierto corto, para el gusto de muchos, pero intenso, sin duda. Plan B incorporado fue la promotora del evento.
En agenda hubo un total de 12 números, cinco de ellos interpretados por Chucho Valdés y su cuarteto, y el restante, con el grupo acompañando a la cantante y especialista en la guajira cubana, Albita.
En ese primer espacio de la velada, Valdés, hijo del otrora gran maestro, músico y pianista cubano y uno de los precursores del Afro Jazz Latino, Ramón ‘Bebo’ Valdés, lució a las mil maravillas ejecutando su piano en compañía de los maestros músicos, el bajita José A. Gola, el baterista Dafnis Prieto y el conguero y percusionista Roberto ‘Junior’ Vizcaíno, quienes fueron actores secundarios musicales cosa que el piano del maestro Valdés se luciera en grande, pero a su vez el repertorio escogido por el director musical, le dio espacio y oportunidades para que cada uno de sus músicos luciera con solos especiales, que fueron del agrado del soberano.
“Muy buenas noches Caguas”, saludó de entrada Valdés, antes del tocar el primer número, Congadanza, en donde Vizcaíno puso a la gente a gozar con su despliegue de talento en las congas e instrumentos percutivos.
Valdés, quien en mayo del 2011 recibió un grado doctoral en música Honoris Causa, por parte del Berklee College of Music en Boston, señaló estar muy emocionado y complacido por tocar en Puerto Rico ante “un público gozador”. “¿Pa’ que vinimos?”, preguntó… “pa’gozar”, contestó el propio Valdés, de 81 años. Y entonces siguió el espectáculo.
El segundo tema de la noche fue Son XXI y tanto el bajista Gola como el propio Valdés se adueñaron del escenario. Chucho casi rompe el teclado con su energía y no tocó más teclas altas por que se habían acabado en el piano, de lo contrario, olvídense.
La esposa de Valdés, Lorena Salcedo, es argentina, pero vale destacar que toca las congas con sabor cubano, “como Giovanni (Hidalgo)”, dijo Valdés, quien presentó el tercer tema de la noche titulado Lorena’s Tango (2015), el cual compuso en honor a su esposa. Es una especie de Tango timba son o Tango salsa, como lo destacó Valdés. El público se gozó el número de principio a fin. Y Valdés tiró un recital en el piano con este tema.
Mozart a la cubana es otro número que compuso Valdés, tipo danzón, pero con variantes de grandes piezas musicales escritas por el talentoso músico vienés. Mozart a la cubana fue el cuarto tema de la noche por parte del cuarteto. Valdés se imaginó a un Mozart criado en el entorno caribeño, entre Cuba y Puerto Rico, fumando cigarro, bebiendo ron o cerveza, acompañado de hermosas mujeres, en la playa, entre palmeras, con un sombrero grande para cubrirse del sol. Esa fue su inspiración…”Mozart hubiera gozado mucho en el Caribe, tal vez hubiese escrito menos, pero de que hubiese gozado, eso es seguro”, dijo Valdés, y dejó escapar una sonrisa.
La primera vez que grabó, Mozart a la cubana, Valdés se unió a su amigo el saxofonista cubano Paquito D’ Rivera, para dejar este tema para la historia. Es un paseo musical que va desde el jazz clásico, tradicional, al danzón, al cha-cha, bajo el estilo único de lo que fue el grupo cubando Irakere, que bien tuvo a dirigir Valdés, hace décadas atrás.
Finalmente, Valdés y su cuarteto tocaron un medley que incluyó el tema Capullito de Alelí, del boricua Rafael Hernández, en donde el público tuvo interacción directa con los músicos al cantar parte del tema. Luego Valdés cerró con el tema Son a Quivicán (Mayabeque, Cuba), lugar en donde nació Valdés. Aquí el público compartió en el solo de piano del músico con palmadas.
Entonces Chucho Valdés, declarado Embajador de Buena Voluntad de Alimentos y Agricultura de la Organización de Naciones Unidas, (FAO), presentó a la artista invitada, Albita Rodríguez, con quien de paso trabaja un disco que incluirá diez temas, el cual está ya a la vuelta de la esquina.
“Una voz, una edición única. Que parece tiene un amplificador en la garganta”, dijo Valdés sobre Albita, quien de paso agradeció al veterano músico la oportunidad de trabajar juntos. “Chucho es un músico universal, es del mundo”, señaló Albita.
Tras saludar y agradecer al público por estar en sala, Albita entonces abrió la boca para interpretar el tema La Negra Tomasa (Bilongo), del compositor cubando Guillermo Rodríguez Fiffe. Albita lució como pez en el agua. Se le da fácil versar, sonear, cantar en tempo de guajira. El público le hizo coro y ella desplegó su potente voz.
El siguiente tema de Albita fue Tabú (de la compositora cubana Margarita Lecuana), canción que presenta altos y bajos en registros, que Albita los hizo parecer fáciles de cantar.
La Sitiera, (del compositor cubano Rafael López), hizo que tanto Valdés como Albita se lucieran en su taller. La décima guajira es el fuerte de Albita.
Cuando fueron a interpretar el tema Obsesión, del compositor naguabeño Pedro Flores, hubo un ‘upsss’ entre pianista y cantante, pero los que tienen tablas saben cómo salir orgánicamente de estos asuntos intangibles. Valdés empezó el tema en un tono muy alto para Albita, quien tras un falso arranque, pareció decir “caballero, Chucho, por Dios, ese tono está alto…”, y magistralmente Valdés le dio la vuelta al asunto y entonces entraron de lleno a la canción.
Con el tema Qué manera de quererte, de la autoría de Albita y que pegara a nivel internacional el boricua Gilberto Santa Rosa, la cantante cubana se echó al público en un bolsillo. Nuevamente se destacó por sus soneos e improvisaciones.
La velada terminó con los temas Mi rumba echando candela y Lágrimas Negras (composición del cubano Miguel Matamoros).
Tanto Valdés y su cuarteto como Albita tienen en agenda hacer varios conciertos por distintas ciudades de Estados Unidos en los que resta del 2023.