El actor Miguelángel Suárez interpretó por primera vez el monólogo La noche que volvimos a ser gente, de José Luis González, a finales de la década de 1970. Desde ese momento, el fenecido artista se apropió de este texto y lo representó en muchas ocasiones.

Con el fin de recordar el trabajo artístico, pero desde una perspectiva distinta, el actor Carlos Esteban Fonseca le rendirá un homenaje a su amigo y colega con la interpretación de este monólogo desde el 18 al 21 de julio en la sala experimental del Centro de Bellas Artes de Juan. La función del 18 de julio será a beneficio de la fundación Cabecitas Rapadas.

Fonseca conoce muy bien esta pieza, que vio por primera vez en 1981 en el desaparecido local La Tea –ahora el restaurante El Jibarito– en el Viejo San Juan. Este lugar es recordado por muchos porque allí convergían la música, el teatro, la poesía y las reflexiones sociopolíticas sobre el país y el mundo.

“En el 81, en este lugar se hizo una reinauguración, él hacía el monólogo y yo cantaba. Desde ahí, nos hermanamos y lo vi muchas veces. Este trabajo está dedicado a la memoria de Miguel. Si algún homenaje puedo hacerle, es haciendo un trabajo totalmente distinto”, indicó el intérprete en referencia a la pieza que está enmarcada en el apagón que ocurrió en la ciudad de Nueva York, en 1965, y en la que se aborda el tema de la identidad puertorriqueña.

“Lo único que estoy haciendo exactamente igual a Miguel es que me estoy almorzando este libreto para sacarle hasta la última punta para reconocerme ahí dentro para convertirme en ese ser humano”, dijo.

El actor revivirá la experiencia del espacio La Tea –cuna de artistas boricuas– en la sala teatral. Anticipó que en el escenario se contará con unas mesas, que permitirán que los espectadores formen parte de la acción.

“Él tenía unas capacidades histriónicas extraordinarias que le permitían estar parado sin apenas moverse, yo voy a hacer una dinámica teatral”, comunicó.

La noche que volvimos a ser gente relata las experiencias de un obrero puertorriqueño que intenta llegar a su hogar en una ciudad a oscuras.

“De manera sublime, José Luis González expresa el amor por Puerto Rico de aquellos puertorriqueños que estaban en Nueva York. Muestra cómo lo más sencillo te puede conectar con tu esencia y te puede producir mucha nostalgia”, expresó el artista, quien vislumbra presentar el monólogo en Nueva York.

Este trabajo de Producciones Acrópolis y El Taller de los Gatos se nutre de la dirección de Carlos Miranda. Para boletos, llame al 787-620-4444 y 787-792-5000.