Todavía no se cumplen tres años del momento en que Benito Antonio Martínez Ocasio entregó la carta de renuncia en el supermercado donde trabajó. Fue entonces que comenzó a filtrarse su personalidad musical bajo el nombre Bad Bunny. Lo que ha pasado desde entonces ha sido “bendición”, que agradece aún sin creerlo.

Sus cuentas en las redes sociales tienen millones de seguidores. Su nombre aparece en créditos junto a figuras de talla mundial: Drake, Jennifer López, Will Smith, Daddy Yankee y Marc Anthony. Su primera gira de conciertos iniciará “brutal” el 8 y 9 de marzo de 2019 en el Coliseo de Puerto Rico, y tan reciente como esta madrugada lanzó su primer álbum inédito.

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“No me quejo de nada”, dijo ayer antes de llegar a la primera de 12 mesas donde se entregaban los juguetes e instrumentos musicales que su Fundación Good Bunny regaló por primera vez. “Es una bendición poder cumplir un sueño, poder hacer feliz a otras personas”.

“Hay días que me levanto sin ánimo, que voy de camino a la tarima sin ánimo, y cuando entro, veo la reacción del público, contento de verme, contento de estar ahí, me cambia todo el mood, me da energía, me da felicidad. Creo que para esto fue que nací, para darle al mundo, y un día como hoy eso es lo que trato de hacer, darle felicidad a la gente, a los niños, a los jóvenes, a sus padres, a Puerto Rico, y quizás ese sea el propósito mío en la tierra”.

Vestido casualmente llamativo, fiel a su estilo, el Conejo Malo reconoció que la fama todavía no le da tiempo para digerirla. “Han sido tantos sentimientos, tantas emociones, ha sido de aprendizaje, de crecimiento, he pisado tantos países que jamás pensé”, manifestó el artista de 24 años.

Compartió que los viajes constantes han sido uno de los retos que ha tenido que sobrellevar. “Yo odio los aviones. Recuerdo la primera vez que mami sacó unos pasajes para ir para Estados Unidos, tenía como unos 12 años, y empecé a llorar, porque no quería ir para Estados Unidos, yo no quería salir de Puerto Rico, y quien diría que ahora estoy más en el cielo que en Puerto Rico”.

Pero esta Navidad nada lo saca de este terruño. “Llevaba dos años trabajando en Navidad y despidiendo el año fuera de aquí. No me quejo, bendiciones de estos dos años que me han cambiado a la vida. Pero este año decidí pasarlas aquí”.

Bad Bunny dio muestra ayer de cómo utiliza el poder de convocatoria que tiene (14.2 millones lo siguen en Instagram), y lo que conoce y está a su alcance para llevar alegría de la misma forma que intenta concienciar sobre tragedias sociales como la violencia machista. Cerca de las 10:30 a.m. llegó al Coliseo Roberto Clemente para la primera actividad de su naciente fundación, que con una organización loable comenzó a entregar regalos a niños y adolescentes desde las 8:00 a.m.

El primer niño que recibió de manos del trapero un regalo fue Ricardo Colón, quien estalló en emoción. Lo abrazó mientras exclamaba, “¡Te amo, te amo!”. El menor con necesidades especiales recibió uno de los muchos teclados que estaban listos para ser entregados. El intérprete urbano quería sentir de cerca el abrazo, por lo que pidió a la producción que retirara la mesa que lo separaba de los asistentes.

Son la niñez y la juventud los dos grupos que más lo inquietan, aunque no necesariamente sean su audiencia primaria.

“Nunca he dicho que mi música es para los niños, o para la juventud, pero soy joven y fui niño, entonces sé cómo es que brega, los niños y los jóvenes siempre van a buscar las canciones”, expresó el vegabajeño.

“De igual manera yo quería darle algo a la juventud de Puerto Rico, y a los niños, que sé que muchos me siguen, y me sigan a o no, esto no es para mis fanáticos. Aquí pueden venir personas que ni tan siquiera apoyan mi música, gente que ni siquiera escuchan reguetón. Esto es simplemente algo para el pueblo, para que vengan, compartan, disfruten; niños que quizás puede ser que esta Navidad no reciban un regalo, puedan encontrar uno aquí”.

El trapero comenzó a repartir regalos rondando a las 11:00 a.m., cuando eran pocas las personas que esperaban en fila. No obstante, la producción indicó que se habían entregado “sobre 5,000 regalos”. 

La organización de “La Nueva Tradición” fluyó tan bien, que los asistentes no pasaban mucho tiempo en la espera, y mientras lo hacían, recibían refrigerios, ventilación, disfrutaban de música folclórica puertorriqueña y recibían el boleto con el número asignado para el recogido de los regalos. Había instrumentos musicales, juegos de mesa, bolas de distintas deportes y juguetes de armar, entre otros.

Sobre la moderada asistencia bromeó con que quizás se quedaron “pega’os”, o estaban en la iglesia por ser domingo.

La Fundación Good Bunny está comenzando a organizarse, pero está establecido que dirigirá los esfuerzos hacia iniciativas relacionadas a las disciplinas artísticas y deportivas para los menores de edad, porque “siempre he creído en esa combinación de la música y el deporte”. 

Este primer evento de la Fundación Good Bunny proyecta entregar 30,000 regalos entre las 8:00 am y 12:00 del mediodía.

“Creo que es fundamental, o es una gran vía para los jóvenes escapar de las calles, de los problemas del hogar…”.

“No quiero sonar negativo, pero obviamente es más fácil empezar a educar a los niños desde ahora, orientar a los jóvenes, qué se yo, encaminarlos, darles los consejos, herramientas. Es más difícil cambiar a un adulto que a un niño”.

Bad Bunny igualmente expresó su preocupación sobre la violencia de género, una realidad que abordó en su reciente sencillo Solo de mí.

“Con esa canción no busco cambiar el mundo ni detener la violencia de género, porque sé que es un trabajo más grande, un esfuerzo mayor. Yo solamente quería dejar mi granito de arena, concienciar más que a la sociedad, a mis seguidores, porque yo no busco ganarme ningún público”, subrayó.

Antes que ser feminista, dijo, “yo soy puertorriqueño”. “No me estoy uniendo a ninguna asociación ni a ningún grupo feminista, yo solamente llevo el grano de arena, y trato de sembrar lo que pueda en mis seguidores, en mis fanáticos, que son muchos, y hacer lo que pueda, y lo hago como ciudadano, como persona, no lo hago como artista ni con ninguna otra intención”.

La entrega, con la participación de las hermanas tenimesistas Adriana, Gabriela, Fabiola y Melanie Díaz, se extendió pasado el mediodía, cuando debía terminar, pues una vez el artista dejó saber que se encontraba en el lugar la fila volvió a tomar fuerza. Los juguetes sin entregar serán donados a las organizaciones Salvation Army y Toys For Tots, y los instrumentos musicales a las escuelas libres de música. 

Luego del Clemente, Bad Bunny visitó a los pacientes del Hospital Pediátrico Universitario, a los que igualmente sorprendió con regalos.