Con mucho son y sentimiento, se presentó esta noche la leyenda de la salsa Andy Montañez en una Sala de Festivales Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de Santurce repleta de fieles seguidores y fanáticos para dar un repaso musical por su ilustre carrera profesional.

Justo a las 6:15 p.m. comenzó el concierto con los clásicos “Cantares” y “Payaso”, que fueron entonadas en su totalidad por un público mixto pero bien salsero. En todo momento, la voz del intérprete se mantuvo fuerte y potente, como “en los viejos tiempos”.

“Que alegría sentir que la gente me tiene cariño. Me siento orgulloso de haber nacido en esta tierra a la cual amo tanto. Como dice la canción ‘Si yo no hubiera nacido en la tierra en que nací, estaría arrepentido de no haber nacido allí’”, fueron las primeras palabras de un emotivo Montañez, de 79 años, ante el aplauso del público.

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La velada continuó con el éxito “Me gusta”, que Montañez popularizó en la década de 1980. Durante el concierto, el intérprete estuvo acompañado por 11 músicos, incluyendo a su hermano Reinaldo Montañez en los coros, y en todo momento, el “Niño de Trastalleres” se mantuvo de pie y bailó en muchas ocasiones, lo que provocó el alarido del público.

“Gracias por estar aquí y acompañar a este niño. Porque siempre voy a ser un niño. Me siento súper honrado de contar con ustedes. Hay muchos amigos y parte de mi familia allá abajo. Está hasta la madre que me parió”, exclamó el músico ante las risas de los presentes al referirse a su madre Celina Rodríguez, quien estaba sentada entre las primeras filas.

El espectáculo de salsa contó con una Sala de Festivales prácticamente llena. A modo de narrativa histórica, apareció en tarima en varias ocasiones Edwin González, quien mediante narraciones llevó al público por diferentes momentos de la vida profesional de Montañez. En su primera intervención, habló sobre la importancia de los boleros en la vida del cantante.

Acto seguido, Montañez interpretó el bolero clásico “Querube”, momento en Pedro de Jesús, director musical y pianista de la orquesta, aprovechó para mostrar su talento con un solo de piano.

Luego, el cantante puertorriqueño interpretó uno de los éxitos que grabó mientras formaba parte El Gran Combo de Puerto Rico, “El Swing”, que puso a bailar en sus asientos a buena parte de la audiencia. “Fueron muchos años los que trabajé en el Gran Combo y compartí con una persona a quien le decía Popeye, Pellín Rodríguez. Con Pellín compartí mucho y hay un tema que lo recuerdo bien”, mencionó el cantante antes de interpretar “Amor por ti”, donde su potencia vocal dio rienda suelta al puro sentimiento.

El intérprete continuó el concierto con el tema “El eco de un tambor”, que grabó en su tiempo como vocalista principal de la agrupación venezolana Dimensión Latina. Luego de eso, apareció en tarima la cuatrista Fabiola Muñoz Ortiz, del barrio de Trastalleres, quien acompañó a la orquesta con el tema “Desenfunda”, que Montañez grabó con El Gran Combo de Puerto Rico.

El vértice del espectáculo vino al momento de interpretar uno de sus grandes éxitos, “Casi te envidio”, del álbum “El eterno enamorado” de 1988, donde el público se animó y lo acompañó con el coro. Una vez finalizado el tema, llegó uno de los momentos de mayor energía, cuando apareció en tarima el “Caballero de la Salsa”, Gilberto Santa Rosa, para acompañar a Montañez en la canción “A mi manera”.

“Todo quien me conoce, sabe que aprendí a cantar con Pellín y con este señor que está aquí”, mencionó Santa Rosa, en referencia al “Niño de Trastalleres”. “Yo pude haber sido un buen carpintero, o un buen abogado o médico, pero me metí a cantar salsa por culpa tuya. Con el tiempo, mi ídolo se convirtió en mi gran amigo y yo en parte de la familia Montañez”, continúo Santa Rosa entre el aplauso del público.

La salsa dura continuó más adelante con el tema “Dulce veneno”, del disco Andy Montañez de 1985. Al finalizar la canción, Montañez sacó las carcajadas del público al indicar que “me siento como un nene de 15″.

Otro momento donde el público reaccionó positivamente fue cuando sonaron los acordes de la pieza “Hojas blancas”, de El Gran Combo. El coro “las hojas blancas siguen cayendo” fue entonado insistentemente por el público. Seguido de esto, el cantante interpretó otro clásico, “Julia”, momento en que la mayor parte del público se levantó de sus asientos y comenzó a bailar y a mover sus caderas. Esta canción sirvió para rendirle un pequeño homenaje al músico Roberto Roena, quien falleció la semana pasada. En una pantalla al fondo del escenario apareció una imagen del músico, mientas el público aplaudió fuertemente.

Un momento gracioso ocurrió cuando Montañez apareció con una bufanda roja, mientras lo seguía por detrás Danny Rivera. Entre risas, le devolvió la bufanda a Rivera y entonaron juntos el tema “El que canta”. La interpretación estuvo llena de momentos graciosos, mientras se notaba que ambos disfrutaron grandemente del momento. Incluso, Rivera se atrevió a dar varios pasos de salsa, lo que provocó el aplauso de los asistentes.

Otro momento muy emotivo de la velada ocurrió cuando se le rindió un sentido homenaje a Andicito, hijo de Montañez, quien falleció en 2019. En ese momento, se proyectaron varias fotografías en la pantalla del escenario. El cantante pidió que subiera a la tarima su nieto Andicitín para que lo acompañara. Ambos se fundieron en un abrazo y el hijo de Andicito lo acompañó en los coros del tema “Vagabundo”. Antes de comenzar la canción, el nieto de Montañez se dirigió a los presentes. “Gracias a todo por estar aquí en esta gran celebración. Papi está con nosotros desde el cielo y queremos que sepas que te amamos mucho”, expresó el joven.

Luego de dos horas de música, Montañez tomó asiento en una banqueta, desde donde cantó el tema “Guitarra mía”, escrita por su padre Andrés Montañez. En esta ocasión cantó junto al guitarrista Rafael Taboa, en un momento íntimo, que le dio un aire de bohemia a la velada.

El concierto concluyó con los clásicos, “Puerto Rico patria mía” y “Un verano en Nueva York”. El escenario contó con la presencia de varios bailarines vestidos con trajes típicos con los colores de la bandera de Puerto Rico, así como varios muñecos vestidos como vejigantes. Algo que ayudó a tener un cierre festivo por todo lo alto.

Al final, los aplausos y gritos del público demostraron que no sólo quedaron conformes con el espectáculo que duró casi dos horas y 15 minutos, sino que sintieron el deseo de darle al cantante un merecido homenaje por todas las décadas de alegría que ha regalado con su arte.

El concierto fue una producción de Angie García para Producciones Tropical.