Andrés Jiménez recorre su vida desde la canción
Ofreció un ameno concierto, marcando en el reinicio de la actividad artística en el Centro de Bellas Artes en Caguas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La sala de conciertos Felipe “La Voz” Rodríguez del Centro de Bellas Artes en Caguas volvió a subir el telón para reiniciar la actividad artística con un recorrido musical por la trayectoria de cinco décadas del cantante Andrés Jiménez.
“El Jíbaro vuelve a cantar” fue uno de los varios conciertos que se pospusieron desde la temporada navideña por motivos del aumento de casos de COVID-19, mayormente a causa de la variante Ómicron. El encuentro del artista con el público, finalmente, sucedió este sábado y domingo, resultando en una agradable revisita por la vida musical del cantautor orocoveño.
El trovador Arturito Santiago inició el programa en la función del domingo con un homenaje al cantor, haciendo referencia a momentos y cualidades que definen a “El Jíbaro”, desde su nacimiento el 3 de julio de 1947, hasta el presente, cuando tiene oportunidad de regresar a los escenarios para reafirmar el amor romántico, el amor materno, el amor a la patria y el amor a la libertad, desde la canción.
Andrés Jiménez apareció en escena cerca de las 5:30 p.m., y por casi dos horas transportó a la audiencia a un recorrido por su experiencia en la música tradicional puertorriqueña, sin ignorar lo que ha representado para él y para los demás artistas, la ausencia en los escenarios debido a la pandemia. Comenzó con el tema inédito “Vuelve el Jíbaro a cantar”, cuya letra hilvana la actualidad con el concepto del concierto, y así continuó hasta sumar 20 canciones, incluyendo un popurrí de plenas románticas.
“Muchas gracias, al fin estamos aquí”, manifestó en el saludo. “Les agradezco mucho que estén aquí porque ustedes son nuestra inspiración”, continuó.
A través del repertorio reafirmó la identidad con “A mí me gusta mi pueblo”, recordó a su madre con “Madre solo hay una”, volvió al inicio de sus composiciones en la década de 1970 con “Barlovento” -tema que revistió de elegancia con la bailarina Amarilys Rodríguez- y llamó a la urgencia por defender nuestra flora y flauna -“Tenemos que rescatar nuestras playas para nuestra gente, dijo”- con “Canción del loco”. En este tema lo acompañó en los timbales el preadolescente Frederick Morales, nieto del cantante Charlie Aponte, quien se encontraba entre el público. Reconoció la lucha de los maestros y maestras con “Yo no protesté”, hizo sentir el valor de la libertad con “Yo creo en la libertad” y no faltó el amor del trovador por los gallos con “El gallo del Jíbaro”.
El concierto tuvo varios momentos emotivos, como fue el homenaje por parte de los excelentes músicos y coristas que lo acompañaron, el estreno del tema “Por amor”, que interpretó junto con su hijo Omar en la guitarra, y el mensaje sorpresa de su hija Andrea, quien esta vez no pudo estar presente. La emoción de escucharla le cortó las palabras y le soltó las lágrimas. De inmediato pasó a la alegría con “Café con pan”. En ese mismo ánimo cerró esta vuelta al escenario con uno de sus clásicos, “Fiesta en la montaña”.
Andrés Jiménez tuvo una presentación en la que complació por la variedad de canciones, la interpretación diáfana y la bravura de unos músicos y coristas que elevaron la calidad del repertorio de música jíbara con matices de amor, sentimiento patrio e identidad. El público lo celebró con entusiasmo, al igual que a la oportunidad de volver a la “salir a la calle”, en este caso, para disfrutar de un espectáculo aunque fuera con mascarillas y distanciamiento.
El cuerpo de músicos que acompañó al cantante lo conformaron: Omar A. Jiménez (guitarra), José Eduardo Santana (cuatro), José M. Alvarado (bajo), Moisés Ramos (congas), Richard Ríos (timbal y bongó), Amor de Jesús (coro), Neftalí Ortiz (güiro), Eddie Lebrón (coro), y como invitados, Daliz Marie y Noel Vargas.