LAKE EOLA, Orlando – La temperatura está a 50 grados, pero la brisa hace que se siente más frío. Andrés Jiménez, guitarra en mano, produce unos acordes y frente al emblemático lago del parque Eola, en el centro de Orlando, suelta varias estrofas a voz en cuello.

“Mamá, Borinquen me llama; este país no es el mío. Borinquen es pura flama y aquí me muero de frío”. Deja de cantar, pero sigue acariciando con sus dedos las cuerdas de la guitarra que, de vuelta entrega, tonos y semitonos. “No hace tanto frío como en el norte, en Nueva York y más arriba, pero hace frío”, comenta.

No es el mediodía. Por el parque se atraviesan algunos corredores, otros con atuendo de negocios pasna a toda prisa. Nadie se detiene, pero Andrés sigue cantando desde el alma.

Su concierto, que será la noche del 2 de marzo, en el teatro de la escuela Freedom High School -en el 2500 West Taft Vineland Road en Orlando, es parte de una gira que él llama “conciertos de autogestión”, pues no hay productores ni coordinadores externos. Todo lo hace él, con la ayuda de amigos cercanos y sus músicos, desde el alquiler del teatro, el manejo de la taquilla... todo. 

“Quisimos tomar el riesgo y ahora hasta más dinero hacemos”, comentó.

Lo hace porque, según dijo, los productores y promotores no siempre hacen las cosas pensando en la calidad musical y esta vez, Andrés decidió la ruta artesanal.

“En Orlando, mi última presentación fue hace dos años para unas fiestas de San Sebastián aquí”, explica al indicar que ha recibido muchos mensajes de puertorriqueños que viven en Florida pidiéndole que regrese con su música a estas planicies.

Para el artista orocoveño, Puerto Rico es hoy un país de casi 9 millones de habitantes, donde la mayoría tiene su casa fuera de Borinquen pero que están unidos por su identidad. “Todos necesitamos pertenecer a algo mayor que nosotros, y ese sentido de pertenencia a la patria nunca se pierde”, contó con la emoción que solamente puede manifestar el puertorriqueño que, sea cual fuera la razón, ha tenido que vivir fuera del terruño.

Y a Jiménez le pasó. Hace 54, cuando se graduó de escuela superior, y tuvo que emigrar a Nueva York como hicieron miles de puertorriqueños que tuvieron que “brincar el charco” para salir a buscar trabajo. 

“Fue muy duro. Pero es cuando estás acá, cuando has tenido que dejar la tierra, que te brota ese sentimiento, ese valor por tu país pues, en la distancia, lo añoras, y por esa melancolía empiezas a buscar esas cosas que antes ni buscabas cuando vivías en la Isla. Pero es la música el elemento principal que nos une”, afirmó.

Se estima que en Estados Unidos viven 5 millones de puertorriqueños, mientras que en la Isla la población es de 3.3 millones. En Florida, se calcula que residen 1.2 millones de boricuas, la mayoría en la zona central, particularmente en ciudades en los condados de Osceola (donde está Kissimmee), Hillsborough (donde ubica Tampa) y Orange (en donde está Orlando).

En este concierto titulado “Así canta Puerto Rico… ¡en Orlando!”, el público escuchará los éxitos de Andrés Jiménez, pero podrá disfrutar nuevas canciones, como “Después de la tempestad”, que escribió tras el huracán María, y otra que cuenta el lamento del emigrante. 

Más que un evento musical, “Él jíbaro”, dice que este concierto se encamina a convertirse en una asamblea de puertorriqueños que validarán su identidad borincana por voto unánime.

Los boletos se consiguen a través de ticketerapr.com