No importa la frecuencia con que el cantante Marc Anthony suba al escenario del Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot ni cuántas veces presente un repertorio similar, la conexión que logra con el público en cada cita parece superar la anterior.

Apenas el cantante apareció esta noche en la tarima, cerca de las 9:10 p.m., la euforia del público se hizo sentir. Él se encargó de agitarla con su voz, intensos movimientos y el orgullo patrio que exhibe en cada visita a la isla.

Un grito de ¡Puerto Rico!, avivó aún más a la audiencia que lo recibió de pie y con los celulares prestos a grabar el momento.

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El clásico salsero “Valió la pena”, así como “Y hubo alguien” marcaron la clave para otro encuentro musicalmente bravo. La banda que lo acompaña es superior, o lo que comúnmente se le conoce como un bandón. 

El artista igualmente fascinó a sus seguidores con sus interpretaciones, aunque no siempre desplegó su voz con el poderío a la que los tiene acostumbrados.

Marc Anthony volvió a ofrecer un condensado repertorio de 13 títulos de sus temas más populares, mayormente salseros, y otros dos de su más reciente álbum Opus, título que comparte la gira que esta noche tuvo el último concierto del año. 

“¡Boricua, ay, ay, ay!”, exclamó. “Ustedes entienden que este es el último concierto de esta década, después de 30 años de hacer esto y terminamos en Puerto Rico”, dijo sin dejar de gesticular.

“Estoy superconsciente de que este es mi último concierto. Estar parado aquí, en mi patria, no creo que tengo que decirles tanto para que entiendan lo que esto significa para mí”, continuó antes de dar paso a una de sus canciones favoritas, “Flor pálida”.

El público lo siguió de inicio a fin, como es costumbre, pero en esta ocasión se notó aún más porque fueron muchas las ocasiones en que el artista giró el micrófono para escucharlo. Lo siguieron en temas recientes, como “Lo que te di”, y en otros viejos que no dejan de complacer a la gente, como “Yo trato” y “Palabras del alma”, incluido en el medley. 

La sincronía entre artista y público se perdía un poco en cada transición, pues entre un tema y otro, había una pausa marcada por unos segundos de oscuridad.

Marc Anthony descargó su rabia escénica en “Qué precio tiene el cielo” e invitó a sus seguidores a pararse a bailar. “Puñe... Puerto Rico”, gritó con esa fuerza que lo invade y lo hace caminar de extremo a extremo del escenario.

La monoestrellada apareció con el más reciente éxito, “Parecen viernes”, y esa fue la antesala al tema que no puede faltar, “Preciosa”.

La cantó con la pasión que siempre le inyecta a su interpretación. “Muchas gracias y que viva Puerto Rico, puñe...”, expresó antes de despedirse por primera vez. 

Con el coliseo alumbrado por los celulares y la multitud coreando el “oeh, oeh, oeh, oeh”, el salsero regresó para cantar otros dos temas, “Tu amor me hace bien” y “Vivir mi vida”.

La despedida fue otra reafirmación del orgullo por sus raíces puertorriqueñas con esa palabra que tantas emociones carga para los boricuas.

La apertura

Contrario a conciertos previos, en esta ocasión hubo un acto de apertura a cargo de la banda San Luis, originaria de Venezuela. 

“Estamos aquí esta noche porque, gracias a Dios Marc Anthony así lo quiso”, dijo uno de los tres integrantes. Dos de ellos, San y Luis, son autores de siete de las 10 canciones contenidas en el más reciente álbum del cantante.