Victoria Beckham, que se hizo conocida por su carrera musical y ahora por su influencia en el mundo de la moda, compartió finalmente el motivo detrás de su característica falta de sonrisa en las fotografías.

En una reciente entrevista con el medio británico The Telegraph, donde fue galardonada con el premio inaugural a la ‘Marca de belleza del año’, Beckham reveló que su seriedad ante las cámaras se debía a inseguridades personales originadas en su juventud.

“Probablemente aparecía seria en muchas fotografías, pero me sentía muy incómoda”, confesó la diseñadora de moda de 50 años, aludiendo a los problemas de acné que enfrentó en la juventud.

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Esta condición no solo impactó su autoestima, sino que también la llevó a adoptar una rigurosa rutina de cuidado de la piel y alimentación.

Según Beckham, su estricta dieta, que ha mantenido consistentemente y excluye carne y gluten, fue inicialmente una medida para mejorar la salud de su piel.

Su esposo, el exfutbolista David Beckham, incluso mencionó que el menú de Victoria ha sido el mismo durante los últimos 25 años, consistiendo principalmente en pescado a la parrilla y verduras al vapor.

A medida que ha envejecido, la empresaria experimentó un cambio en su percepción de sí misma y de cómo se presenta ante el público.

“Envejecer ha sido realmente liberador”, indicó, destacando un distanciamiento de las críticas y comentarios externos que antes solía revisar meticulosamente.

Esta evolución personal también se reflejó en su apariencia pública, atreviéndose a usar menos maquillaje y adoptando una actitud más relajada frente a las cámaras.

“Si me hubieran dicho hace unos años que pisaría una alfombra roja para recoger un premio usando solo un poco de corrector y sin base, habría pensado que estaba loca, pero eso fue lo que hice la semana pasada”, compartió con el periódico británico.

Esta revelación no solo muestra un lado más humano y vulnerable de Victoria Beckham, sino que también subraya su proceso de autoaceptación y la confianza ganada con los años, desafiando las expectativas de perfección que a menudo se imponen.