“Lo llevo en la sangre”, manifiesta sobre Bella, local que abrió sus puertas en agosto en las instalaciones del Wyndham Candelero Beach Resort, en Humacao.

Jennifer Funguenzi (gerald.lopez@gfrmedia.com)
Jennifer Funguenzi (gerald.lopez@gfrmedia.com)

El local, que abre los siete días a la semana, cuenta con un inventario de vestimenta y accesorios, incluyendo de playa, tanto para adultas como para las más chicas.

Al abordar la razón para el nombre, Funguenzi responde convencida que “todas somos diferentes, pero todas tenemos nuestros encantos”. Su finalidad principal es resaltar los atributos en cada cliente a través de su inventario.

“Me gusta que las mujeres se sientan bonitas. Me gusta también que las que se sienten con baja autoestima, inseguras, lleguen aquí y yo poder hacerlas sentir bonitas, bellas. Para mí eso es algo bien importante”, resaltó.

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“Mi tienda es yo”, describió. “Todo lo que hay aquí es mi gusto, es lo que yo uso. Es como venir aquí a mi clóset”, aseguró. “Compro pensando en mí”.

Como parte de su compromiso por echar hacia adelante el proyecto, dedica numerosas horas para el funcionamiento de la tienda.

“Pongo precios, paso plancha, lo hago todo. Tengo una muchacha que me ayuda, pero nadie maneja su trabajo mejor que uno mismo. Uno sabe lo que quiere y lo que no le gusta, y soy así”. 

La también esposa del intérprete urbano Cosculluela resalta la complicidad del artista en su sueño. “Él me apoya en todo lo que yo quiera”.

Y aclaró que, en la práctica, “de esto no sabe nada. Me dice ‘¿cuál es el plan?’, y le digo ‘voy a hacer esto’, ‘voy a hacer lo otro’. Y confía mucho en mí”.

Cuando surge la oportunidad, la pareja aprovecha los viajes de trabajo para cada uno adelantar gestiones.

“Ir conmigo a hacer todas las cosas es imposible, porque él tiene su trabajo, pero por ejemplo, fuimos juntos a Los Ángeles y mientras él trabajaba en el estudio, yo trabajaba en lo mío”, señaló. “Tratamos de aprovechar el tiempo los dos en los mismos países”.

La también madre de Paolo José, hijo en común de la pareja, que nació en marzo, y de Mía, de 11 años, producto de una relación anterior, resaltó su interés en mantenerse ocupada a nivel profesional.

“Me gusta trabajar. No soy de estar tranquila mirando televisión”, dijo “Tengo que producir, sentirme útil”, agregó la empresaria, quien se describe como “muy perfeccionista” y cuyo lema es “el que no se arriesga, no gana, porque para mí, con miedo o sin miedo, hay que arriesgarse”.