El éxitoso autor Stephen King se sentó cautelosamente en el banquillo de los testigos en un juicio federal antimonopolio el martes. Recordando su propia historia, presentó un retrato de una industria editorial que se ha vuelto cada vez más concentrada a lo largo de los años, mientras recompensa generosamente sus esfuerzos creativos.

“Mi nombre es Stephen King. Soy un escritor independiente”, dijo al comenzar su declaración como testigo del Departamento de Justicia de Estados Unidos. El gobierno intenta convencer a un juez federal de que la fusión propuesta de Penguin Random House y su rival Simon & Schuster, dos de las editoriales más grandes del mundo, frustraría la competencia y afectaría las carreras de algunos de los escritores más populares.

King ha sido publicado durante años por Simon & Schuster. Algunas de sus antiguas editoriales fueron adquiridas por otras más grandes. La fusión de 2,200 millones de dólares de Penguin Random House, la editorial más grande del país, y Simon & Schuster, la cuarta, reduciría las llamadas “Cinco Grandes” (Pengin Random House, Simon & Schuster, HarperCollins Publishing, Macmillan y Hachette) a cuatro.

La aparición de King en el Tribunal Federal de Distrito en Washington, muy inusual para un juicio antimonopolio, trajo una narrativa de la evolución de la publicación de libros hacia el dominio de las cinco grandes empresas. Mientras el abogado del gobierno Mel Schwarz guiaba a King a través de su historia comenzando como un autor debutante y desconocido en la década de 1970 y sus relaciones con agentes y editores, King se centró en una crítica de la industria tal como es ahora.

Vestido completamente de gris — traje, corbata y zapatos — King respondió con firmeza las preguntas de Schwarz, con algunos momentos de humor y breves destellos de suave indignación, mientras testificaba durante el segundo día del juicio que se espera que dure de dos a tres semanas.

El descontento de King con la fusión propuesta lo llevó a testificar voluntariamente para el gobierno.

“Vine porque creo que la consolidación es mala para la competencia”, dijo King. Del modo en que ha evolucionado la industria, señaló, “se vuelve cada vez más difícil para los escritores encontrar dinero para vivir”.

“Las Cinco Grandes están bastante arraigadas”, dijo.

King expresó su escepticismo sobre el compromiso de las dos editoriales de continuar apostando por libros por separado y de manera competitiva después de una fusión.

“Bien podrían también decir que van a tener un esposo y una esposa pujando uno contra el otro por la misma casa”, dijo en broma. “Sería algo muy caballeroso y algo así como ‘después de ti’, y ‘después de ti’”, dijo, gesticulando con un movimiento cortés del brazo.

En otra movida sorprendente, el abogado Daniel Petrocelli, que representa a las empresas, dijo a King que no tenía preguntas para él y objetó en un contrainterrogatorio.

Con unos 60 éxitos literarios desde que publicó su primer libro en 1974, King ha prosperado como pocos otros escritores.

El autor de “Carrie”, “The Shining” (“El resplandor”) y muchos otros títulos conocidos se ha prestado voluntariamente, incluso con entusiasmo, a declarar en contra de Simon & Schuster, su editorial desde hace años. No fue elegido por el gobierno solo por su fama, sino por sus críticas públicas al acuerdo de 2.200 millones de dólares anunciado a fines de 2021 para unir a dos de las editoriales más grandes del mundo en lo que el director ejecutivo rival, Michael Pietsch, de Hachette Book Group, denominó una entidad “enormemente prominente”.

“Cuanto más se consoliden las editoriales, más difícil será para los editores independientes sobrevivir”, tuiteó King el año pasado.

Puede que no tenga el conocimiento empresarial de Pietsch, el primer testigo del Departamento de Justicia, pero es un novelista reconocido desde hace casi 50 años y sabe bien cuánto ha cambiado la industria: algunas de sus antiguas editoriales fueron adquiridas por empresas más grandes. “Carrie”, por ejemplo, fue publicada por Doubleday, que en 2009 se fusionó con Knopf Publishing Group y ahora es parte de Penguin Random House. Otro antiguo editor de King, Viking Press, era un sello de Penguin que se unió a Penguin Random House cuando Penguin y Random House se fusionaron en 2013.

King siente una afinidad personal por las editoriales más pequeñas. Incluso mientras continúa publicando con el sello Scribner de Simon & Schuster, ha escrito novelas de suspenso para la independiente Hard Case Crime. Hace años, la editora le pidió que contribuyera con una nota publicitaria, pero King se ofreció a escribir una novela para ellos, “Colorado Kid”, publicada en 2005.

“Yo estaba saltando de alegría por dentro”, recordó el cofundador de Hard Case, Charles Ardai, cuando King lo contactó.

El propio King probablemente se beneficiaría del acuerdo Penguin Random House-Simon & Schuster, pero tiene un historial de favorecer otras prioridades más allá de su bienestar material. Durante mucho tiempo ha sido un crítico de los recortes de impuestos para los ricos, incluso cuando “los ricos” seguramente incluyen a Stephen King, y ha pedido abiertamente al gobierno que aumente sus impuestos.

“En Estados Unidos, todos deberíamos tener que pagar lo que nos corresponde”, escribió para The Daily Beast en 2012.

El lunes, los abogados de ambas partes presentaron puntos de vista contrastantes sobre la industria editorial. El abogado del gobierno, John Read, invocó un mercado peligrosamente estrecho, gobernado estrictamente por las Cinco Grandes, que deja a las editoriales nuevas o más pequeñas escaso margen para abrirse paso.

Petrocelli argumentó a favor de la defensa que la industria era en realidad diversa, rentable y abierta a debutantes. La publicación no solo se refiere a las Cinco Grandes, sino también a empresas medianas como W.W. Norton & Co. y Grove Atlantic. La fusión, sostuvo, de ninguna manera cambiaría las ambiciones que tantos tienen por el éxito literario.

“Cada libro comienza como un éxito de ventas anticipado en el brillo de los ojos de un autor o editor”, declaró.