Saudy Rivera agradece tener de nuevo a su familia unida tras la emergencia del esposo
Iván Rivera, padre de las dos hijas de la comunicadora, muestra una gran recuperación después del derrame cerebral que le comprometió la vida en abril.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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“Estamos bien”, afirma Iván Rivera, esposo de la comunicadora Saudy Rivera, mientras ella y sus hijas Valeria y Valentina lo escuchan y observan con una alegría nerviosa reflejada en los rostros.
“¿Verdad?”, les preguntó él, ahora mirándolas a ellas. Saudy quiso darle espacio para que fuera él y sus hijas quienes se expresaron, porque mayormente es ella quien lleva la voz cantante.
“Estamos bien, gracias a Dios, con vida y con salud, que es lo importante, y felices”, agregó Valeria, de 20 años, quien, de un momento a otro, asumió con mayor reponsabilidad el rol de hija, hermana mayor y administradora de negocio.
Fue ese uno de tantos cambios repentinos en este núcleo familiar, que el pasado 19 de abril se estremeció con el derrame cerebral que sufrió la figura paterna del hogar. Fue una emergencia de salud que le comprometió la vida y con la misma rapidez, les cambiaba la vida a todos.
Es una realidad que les acompaña, pero desde que pasó no se habían tomado el tiempo de dialogarlo en conjunto hasta que este diario les convocó en el marco de este Día de Acción de Gracias. Las emociones fueron muchas, desde la alegría hasta el llanto que por cerca de siete meses se habían contenido.
“Tenemos más de mil razones para dar gracias, pero la más importante es la de que Papá Dios nos regaló el milagro que tanto le suplicamos; en medio de la crisis, en medio de lo difícil que nos tocó como familia ante la situación de Iván, y tenemos que dar gracias de rodillas, de la forma que sea, pero gracias, gracias, porque escuchó nuestras plegarias, escuchó mis súplicas todas las noches en aquel hospital, en aquel pasillo frío donde lo único que le pedía era que me regalara el milagro de poder regresar a casa con el padre de mis hijas y que mis hijas pudieran disfrutar de él un día como hoy, una Navidad como la que vamos a vivir y el resto de vida que sabemos Dios tiene planes para nosotros”, agradeció la presentadora de radio y televisión.
Iván llegó al estudio de fotografía caminando sin asistencia, saludó y reaccionaba coherentemente a todo lo que se decía.
“Estoy bien, tengo a mi familia”, afirmó sobre su estado actual. “Iván nunca ha sido muy conversador”, advirtió la esposa. “A raíz de la situación, hay una serie de limitaciones de lo que es el habla, desarrollar tal vez unas oraciones completas, la retentiva corta está un poco complicada, pero como él dice, está vivo, está de pie, está caminando. En el lado derecho tiene algunas dificultades, pero nada se compara con los pronósticos que se daban en aquel entonces, así que hay que dar gracias porque está vivo y está poniendo mucho de su parte; hay mucho empeño, hay mucho deseo, creo que es el factor más importante detrás de toda esta recuperación.
Mientras Saudy se aislaba con su esposo en el hospital, Valeria manejó sus emociones y preocupaciones, tratando de no afectar a su hermana. “Esto fue algo que nos cambió la vida en un abrir y cerrar de ojos; un domingo estábamos paseando por San Juan y ya un martes estábamos en un hospital sin saber qué iba a pasar”, compartió la recién graduada de la Escuela Hotelera de San Juan con especialidad en panadería y repostería, preparación que le permitió asumir la dirección del negocio Sweets Gallery by Saudy. “Pero aprendí un montón; a ser agradecida, esos siempre han sido los valores en casa, dar las gracias siempre, pero fue un proceso duro, de mucho, mucho crecimiento”.
La integrante de “Lo sé todo” (Wapa) escucha a su primogénita y las lágrimas comienzan a brotarle. “No ha habido tiempo de parar”, dijo. “Desde que esto pasó, creo que este es el primer momento en que me detengo a escuchar; escucharlo a él fuera de lo que es el entorno de la salud; escuchar a Valeria tan madura y recalcar los valores, que es lo que uno como madre y padre aspira, que esos valores estén ahí y que cuando se necesiten funcionen, y es ahora que me estoy deteniendo a escuchar esto y es emocionante. Tengo que seguir dando gracias a Dios por las hijas que tengo, por la familia que tengo”.
Verbalizar el impacto de esta experiencia a nivel individual y familiar no debe ser fácil, sin embargo Iván no tardó en responder cuáles son las nuevas prioridades a partir de la crisis que se les presentó: “Ser feliz y que mis hijas sean felices y mi esposa, lo demás (no es importante)”.
Durante este proceso familiar, Valentina, de 12 años, se encargó de mantener el humor y la alegría en la casa. “Les hacía bromas para que se divirtieran conmigo, los grababa, ayudaba y sí, los hacía reír, porque era la chiquita y hago reír a todo el mundo”, contó. Esta memoria la pudo compartir después de tener un momento de desahogo a través del llanto, en el que soltó la preocupación y tristeza que una niña como ella puede cargar al ver a su familia inmersa en el dolor.
Lloró Valentina y con ella lloraron todos.
“No sabía que esto iba a ser así”, reaccionó Saudy, a la vez que lo agradecía. “A veces la gente se crea una imagen de una y nosotros somos tan humanos como todos, sufrimos y padecemos las mismas cosas que todos los que vivimos en esta Isla bendita; las mismas frustraciones, las mismas preocupaciones, los mismos dolores. Mantener una familia unida hoy en día es bien difícil, mantener los valores en los hijos es bien difícil. Somos bendecidos”, puntualizó para seguido reconocer que aún les quedan retos por enfrentar.
“Hay mucho dolor todavía, hay mucho miedo, hay muchas preocupaciones, esto es un reflejo de cómo se descomprime la presión que se guarda, (y) me fascina ver la naturalidad con que mi familia es. Iván es un hombre de no llorar. Verlo llorar valida mucho el cambio que ha habido en su vida y lo que Dios ha hecho en él y lo que tiene guardado para él. Sus hijas son su todo, son su motor y por eso lo que quería era que Papá Dios me regalara ese milagro de que esto se volviera a dar, de que este encuentro se diera y poderlo contar”, expresó la presentadora.
Saudy ha asumido nuevas responsabilidades y oportunidades de trabajo para mantener el lado económico del hogar, algo que le resta tiempo con los suyos, no obstante, trata de hacerse presente en lo que ahora es importante.
“Siempre estamos al teléfono, siempre estamos muy pendientes de la coordinación de citas de Iván, los ajustes para no fallar a las citas, e igual que con las nenas, no perderme los momentos especiales e importantes de cada una de ellas. Se avecinan cosas muy buenas para ambas, porque Papá Dios está tan pasao’ que, dentro de lo difícil, se siguen viendo cosas realizarse que estaban pendientes antes de eso y no han sido obstrucción para que se den, y cuando empiezan a pasar estas cosas, nos detenemos, celebramos, pero hay que seguir y queda esperar que las cosas buenas lleguen y agradecerlas”, manifestó.
Dos logros familiares que están próximos a realizarse son la participación de Valentina en un certamen de belleza que se realizará en España y el internado de Valeria junto con un experimentado chef en el estado de Florida.