En lo que va de 2023, la industria musical ya tuvo tres fenómenos de éxito mundial. Todo empezó con Shakira y sus dos canciones dedicadas a Gerard Piqué (”Bzrp Music Sessions, Vol. 53″ y “TQG”) y siguió con “Flowers”, el hitazo de Miley Cyrus que acumula 962 millones de reproducciones en Spotify. La tríada se completó con el sorpresivo ascenso de la música regional mexicana.

Spotify.
Spotify. (Captura)

Ya van semanas desde que el estilo ocupa los tres primeros puestos de las canciones más escuchadas del mundo en Spotify. Hace unas semanas, la lista estaba conformada por “Un x100to”, de Grupo Frontera y Bad Bunny; “Ella baila sola”, de Eslabón Armado y Peso Pluma y “La Bebé - Remix”, de Yng Lucas y Peso Pluma. Todas generan más de cinco millones de reproducciones al día.

Ese éxito es un buen resumen de un movimiento que, por lo menos hoy, supera a los exorbitantes números del reggaetón. Además de ese Top 3, la lista de las 50 más escuchadas de la plataforma incluye a otras cinco canciones del género. Lo llamativo es que todas cuentan con la participación de Peso Pluma, un cantante de 23 años nacido en Jalisco.

“Hemos llegado para quedarnos”, le dijo Hassan Kabande Laija —su verdadero nombre— a El País español en medio de su vertiginoso ascenso. “Estamos poniendo el nombre de México en alto”. Anoche lo demostró en el programa de Jimmy Fallon, cuando se unió a la selecta lista de artistas latinos en presentarse en uno de los ciclos más vistos de la televisión estadounidense.

Es todo un hito para el cantante con nombre de origen palestino que, hasta hace unos meses, era un desconocido en la industria musical. Su seudónimo se inspira en la categoría de boxeo y empezó a escribir como una forma de catarsis. “De adolescente uno vive muchos cambios y uno se siente solo, uno se siente triste. Siempre he sido una persona muy depresiva y creo que la música para mi es mi terapia. Yo cuando escribo, cuando canto, cuando bailo, cuando doy mis pasitos, es mi forma de sacar mis sentimientos y creo que es mi terapia”, le contó a CNN.

Lanzó su carrera en 2020 con Ah y qué?, un disco que pasó desapercibido pero que dejó en claro que los corridos eran su lenguaje principal. Le siguieron dos álbumes en vivo y otro de estudio titulado Efectos secundarios (2021), pero fue con “AMG”, que grabó junto a Natanael Cano y Gabito Ballesteros y publicó el año pasado, que su nombre se hizo conocido.

“De todo ya pasé, claro que le batallé, lo saben dos o tres, no soy el mismo que era ayer”, canta Cano junto a una banda de dos trombones, una trompa, una guitarra de doce cuerdas y contrabajo. “Muy bueno para las cuentas, todo apunto en mi libreta, / Ahí traigo la lista negra, pa’l que se pase de verga”, amenaza Laija.

Esa canción, editada por el sello Rancho Humilde, deja en claro el interés de los tres cantantes por abrazar las raíces musicales y los modismos mexicanos. Sigue siendo un éxito (ya acumula 293 millones de reproducciones en Spotify), y demostró que no es necesario acercarse al reggaetón para sonar fuera de fronteras. Alcanza con ver el videoclip de la canción para toparse con cientos de mensajes de usuarios de Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, España y Perú, que aseguran que descubrieron los corridos gracias a “AMG”.

La historia siguió en enero de este año con “PRC”, que reencontró a Natanael Cano y Peso Pluma. Sobre los característicos arreglos de un corrido, la letra describe el día a día de un narco. “Me levanto, un baño y luego me pongo a forjar, / Es veneno, da pa’ arriba, de muy buena calidad, (...) / Polvo, ruedas y también cristal, / Aquí el papelito viene y va (...), / Disfrutamos esté bien o mal, / De esta vida no me vo’a quejar”, cantan.

“PRC”, con un punteo de guitarra cercano a la bachata, despertó numerosas críticas por su contenido pero no alcanzó para opacar su éxito: ayer era la 12° canción más escuchada del mundo. Eso sí, hizo revivir la polémica por su actuación del año pasado en Culiacán donde se proyectó una imagen gigante de “El Chapo” Guzmán mientras cantaba “Siempre pendientes”. El ayuntamiento publicó un comunicado repudiando la acción y el cantante trató de desligarse del asunto. “Me trataron de embarrar ahí”, dijo en una entrevista.

Tiempo después, en diálogo con El País de Madrid, quiso ser más claro: “Lo que hacemos es música, queremos compartir vibras buenas, no queremos influenciar a nadie, no queremos que hagan malas cosas. Simplemente, queremos que pongan la canción en el carro, que se tomen un trago, que se tomen un gallo y que disfruten la canción. Siempre va a haber polémica y creo que ya estamos acostumbrados”.

Su siguiente lanzamiento, “El azul” —grabado junto a Junior H—, volvió a abordar la temática narco: “Cuernos del diablo junto a mi seguridad, / Viejo lobo en verguiza para el polvo traficar (...) / A Dios le pido perdón por los pecados, / Pero así es esto”. Pero en “Ella baila sola”, una colaboración con Eslabón Armado, decidió hacer un cambio de foco. En ese corrido le relata a un amigo cómo se propone conquistar a una chica en la pista de baile.

Esa canción, que salió el 16 de marzo y ayer era la segunda más escuchada del mundo en Spotify, marcó su flamante dominio en la escena musical. Luego se animó al reggaetón con la pegadiza “La Bebé (Remix)”, junto a Yng Lucas; grabó “Chanel”, un corrido cercano a la balada que canta con Becky G; y publicó “Rosa Pastel” junto a Jasiel Núñez, el primer lanzamiento de su sello independiente Double P Records.

En esta última, hace un balance del camino recorrido: “De poca edad, pero bien listo porque la verdad, / Siempre persisto pa’ grande llegar, / En mi cabeza siempre mi papá (...) Y con paciencia, con mucha fuerza, / Pues ya las detoné, pues ya las coroné”.