En la redacción, cada vez que surgía algún tema, situación o idea que involucrara a Maripily Rivera, casi todo el mundo (por no decir todos) cambiaba la mirada, se hacía el sordo o la sorda, o paría de momento una asignación que confligiera con lo que venía.

Maripily debe tener decenas de portadas de Primera Hora. Desde que hizo “El bombón de Así”, en tiempos de “No te duermas”, hacia acá, su vida personal y pública ha sido altamente reseñada en este diario como en otros medios, al igual que lo está siendo en la actualidad con su participación en “La casa de los famosos”.

Lo distinto son las perspectivas. Antes Maripily era tema de conversación por ser entonces la mamisonga del momento y por sus comentarios erráticos, convirtiéndose en el chiste, la burla o el meme perfecto, tanto de hombres como mujeres. Ella, mientras tanto, iba levantando su castillo, y no de arena.

El drama de la separación del padre de su hijo y sus posteriores relaciones de pareja la mantuvieron en el spot. Ya no tanto para alabarle el físico, sino para juzgarla por cuántos novios tenía o dejaba de tener, y si era un hombre de dinero, entonces la llamaban trepadora. Ella, mientras tanto, dejaba de ser la modelo o coanimadora de algún show de televisión para ganar el título de empresaria (y lo mantiene).

Se mudó a Miami, Florida, dejando ver un estilo de vida a todo lujo, que igualmente le fue cuestionado, porque no se le reconocía que pudiera estar levantando una empresa así como sus mahones levantan las pompis.

¿Qué talento tiene ella? Esa ha sido y es la pregunta que se hace quien conoce de su existencia y todavía no entiende el fervor que se ha virado a su favor -cual virazón de huracán- a partir de su participación en el “reality show” de Telemundo.

Era lo mismo que se cuestionaba en la redacción cada vez que salía su nombre: ¿Maripily otra vez? ¿Qué hizo ahora?

Maripily no es artista, pero se codea entre muchos de ellos. No es modelo, pero tiene una línea de ropa y hasta ha pisado alguna pasarela. Es tan explosiva que se le zafan dos o tres o cuatro o un montón de palabras mal dichas y poco le importa.

Su talento, o mejor digámosle habilidad, ha sido ser ella: una mujer que tira pa’lante, que va a todas por su hijo, que no se deja fastidiar por nadie, sea hombre o mujer, y se las canta a cualquiera, unas veces con más respeto que otras, pero se las canta.

A la vez, durante los pasados cuatro meses se ha mostrado empática, solidaria, disciplinada, madre comprometida e independiente, sin dejar atrás el lado sexy que la dio a conocer.

Maripily ha sabido jugar, no solo dentro de la casa, sino en lo que proyecta hacia afuera. Ha apelado al sentimiento patrio; al empoderamiento de las mujeres, sobre todo de las madres solteras; al amor maternal, hasta el punto de dejar de ser el meme de una mayoría para autoproclamarse la nueva superhéroe: el “Huracán boricua categoría 10″, una mujer que supo reírse del “bullying” en su contra sin dejar de caminar a su favor.

Esta semana volverá a ser tema de portada.