Myraida Chaves no tiene idea de dónde sacó tanta fortaleza para convertirse en la “cuidadora informal” de su madre, la actriz Awilda Carbia, cuando la salud de esta artista se quebrantó.

Pero sí está segura de que cumplió con su deber porque tenía conciencia de la situación que enfrentaría. Le preocupa, en ese sentido, que no todos los hijos en Puerto Rico tengan esa percatación, teniendo en cuenta que, dentro de poco, la mayor parte de la población de este país será envejeciente.

“Es bien duro. Rebajé 10 libras en ese año y medio. Fue natural; lo hice con todo el amor del mundo y estoy satisfecha, pero no puedo negar que me descuidé mucho, en términos emocionales y físicos, tratando de ser esa fortaleza para que ella no decayera”, narra la presentadora televisiva.

Awilda Carbia falleció el 22 de enero de 2009 luego de varias complicaciones médicas a raíz de una caída que le fracturó las caderas. Myraida cuenta que esta situación sumió a su progenitora en una depresión profunda porque era una persona muy activa que detestaba estar recostada.

“Yo no sé delegar, salgo corriendo y resuelvo todo yo. Entonces, mi día se convertía en un trajín inmenso. A veces, por la noche, me sentaba a llorar nada más de agotamiento físico”, relata.

La animadora tenía que levantarse al amanecer; ir desde su casa en Cupey, Río Piedras, hasta la de su madre, en Miramar, a verificar que todo estuviera en orden; llevar a su hija Myriana Ortiz (16) a la escuela; grabar el cancelado programa Contigo (Puerto Rico TV); buscar a la nena y atenderla, para luego regresar a la residencia de Awilda y permanecer allí hasta la noche.

En ese periodo buscaba miles de maneras para levantarle el ánimo a su madre, quien dedicó su vida a hacer reír al público en la pantalla chica. Y entonces entraban los conflictos: el económico, el familiar, el emocional; y el saldo de éstos. “Logré ayudar a mamá, pero dejé de cuidarme a mí misma”, resalta.

Ésta es la realidad que pretende presentar al asumir su rol de portavoz de la compañía Caregivers de Puerto Rico, la que, junto con la Asociación Americana de Personas Retiradas (AARP), celebra noviembre como el mes de los cuidadores con campañas y esfuerzos de concienciación y búsqueda de legislación favorable para los cuidadores informales. Con este término se designa a los familiares o amigos que asumen la responsabilidad sobre las personas cuidadas, mientras que los formales son los que hacen estas tareas como empleo.

“Tenía que estar pendiente de la cuidadora formal, Dominga Castro Céspedes, que fue un ángel guardián para mi mamá, y por otro lado, entraba el conflicto de que los papeles se invierten y uno se convierte en la madre, en la que ‘regaña’, por decirlo así”, describe al aclarar que Awilda Carbia siempre se dejó cuidar.

Sin embargo, la comediante le contaba cosas a Dominga que le ocultaba a Myraida porque no deseaba agobiar a su hija más de lo que ya estaba. “Y en esta parte emocional ves la importancia del rol en conjunto del cuidador formal y el informal”, destaca la locutora.

Existen grupos de apoyo y muchos otros recursos para los cuidadores informales, indica. “En un periodo, compartí con Ángela Mari nuestro dolor. Eso es bien importante para no volverse loca”, cuenta en referencia a esa actriz, quien actualmente es cuidadora informal de su madre y colega Esther Mari, delicada de salud.